Para abordar un programa de mejoramiento genético es fundamental definir cuál es el biotipo requerido en cada producción y ecosistema y así escoger adecuadamente las razas, las líneas genéticas y los reproductores.
El biotipo requerido depende de la línea de producción, el ecosistema y el mercado en el cual se quiere participar, señaló Ricardo Arenas, médico veterinario especialista, en un nuevo capítulo del Manual Práctico Ganadero elaborado por la Federación Colombiana de Ganaderos (Fedegán).
En tal sentido indicó el profesional amigo, que es importante tener clara la diferencia entre genotipo y fenotipo. El primero es la información genética que posee un individuo en relación con una característica dada como la producción de leche, la ganancia de peso, etc., por lo tanto no se puede observar fácilmente a simple vista.
En cambio, el fenotipo es la manifestación externa o visible de una característica que puede relacionarse con las anteriores como tamaño de la ubre, capacidad abdominal o profundidad, entre otras, o no relacionarse como la presencia de cuernos y su forma.
Tanto el diseño del programa como la ejecución y evaluación deben ser el producto de un trabajo en equipo en el cual aunque el ganadero como gerente toma las decisiones debe participar el médico veterinario o zootecnista asesor, el administrador, los trabajadores y hasta el industrial que compra los productos o al menos tener claro hacia qué mercados apunta la producción. (Lea: Conozca cómo debe ser la selección por biotipo y aptitud funcional).
En la implementación de un programa de mejoramiento genético se debe tener en cuenta varios puntos fundamentales como las condiciones generales entre las que se encuentran la heredabilidad mayor a 0,10 en las características que se buscan mejorar para que el proceso genético sea más rápido.
Características medibles
Otra condición indispensable es que las características que se quieren mejorar deben ser medibles con exactitud y que tengan incidencia económica en la producción ganadera.
Las características que se deben tener en cuenta en los programas de mejoramiento son la producción de leche por lactancia, la calidad de la leche en porcentaje de grasa y proteína, la ganancia de peso diario, y la calidad de la canal, entre otras.
También es preciso considerar los rasgos de tipo que, aunque no inciden directamente sobre la producción sí permiten que el animal tenga una mejor y más larga vida productiva tales como la línea del corazón y la cruz que deben ser amplias; la ubre con una adecuada composición y buenos soportes; los aplomos y pezuñas en cuanto a tamaño, posición y resistencia al medio; la pelvis que debe ser amplia y ligeramente inclinada hacia la parte posterior.
Igualmente se deben mirar los rasgos de resistencia ya que para zonas donde las condiciones son adversas hay que tener en cuenta la resistencia al calor y a las enfermedades, lo cual puede evaluarse directamente observando animal por animal o de manera indirecta a través de su comportamiento productivo y reproductivo. (Lea: Lo primero que se debe hacer al iniciar un programa de mejoramiento genético).
Desde el punto de vista genético la alternativa disponible en este caso es la de razas adaptadas que deben mantenerse cruzadas con las más especializadas en producción por lo menos en una proporción de un cuarto de sangre.
Características como el largo del pelo, el color de la piel y mucosas, son algunas de las que tienen cierto grado de relación con la adaptabilidad y resistencia de los animales al entorno.
Es bueno conocer las experiencias de otros ganaderos de la región y de la misma línea productiva las cuales hay que someter a una evaluación técnica y económica antes de asumirlas como válidas.
Igualmente, las diferentes razas productivas y sus cruces han sufrido cambios en el biotipo ideal en el curso del tiempo. Al abordar este análisis es necesario tener en cuenta algunos conceptos que hasta hace algunos años fueron considerados paradigmas o verdades absolutas y hoy están siendo revaluados.
El primero tiene que ver con que es más productiva una vaca de alta producción de leche que varias de baja, lo cual es válido hasta cierto punto, sobre todo en un clima cálido o medio donde el animal tiene que producir en condiciones adversas. (Lea: Conozca el biotipo funcional de la raza Brahman).
Allí es más recomendable tener animales de producción media, de 2.000 a 3.000 kilogramos por lactancia que no son tan delicados y en cambio aumentar la capacidad de carga teniendo en cuenta que la rentabilidad de la explotación está en relación con el volumen de leche producida por hectárea y no tanto por el volumen producido por vaca.
El segundo es el de las catedrales, es decir, aquellos animales que impresionan por su gran tamaño. Hoy día está comprobado que los animales de talla media son los más productivos pues comen menos, tienen intervalos más cortos entre partos y pueden producir tanto como los granes.
Lo anterior es válido para animales productores de leche como de carne, en este último caso la rentabilidad no está dada por el tamaño que pueda llegar a tener un animal adulto sino por la ganancia diaria de peso y la calidad de su canal.
Fuente: contextoganadero.com
Foto: Captura de pantalla de video