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Almacenar la carne en el congelador permite conservarla más tiempo, garantizándonos además el suministro para cuando queramos llevarla a la mesa. Sin embargo, puede ocurrir que nos olvidemos de sacar a tiempo la cantidad deseada y, por tanto, nos encontremos con unos minutos disponibles antes de una comida, en la que quizás también participen familiares o amigos. ¿Qué hacer en esta situación? No te preocupes, hay algunas formas rápidas y fáciles de descongelar carne en minutos. De hecho tenemos un truco que contarte que consiste en el uso de usar dos ollas y con el que podrás descongelar la carne en cinco minutos.

El truco para descongelar la carne en cinco minutos

El truco que os queremos revelar se conoce como el método de la olla doble invertida y requiere, como su nombre indica, dos ollas y una bolsa. Una vez sacada del congelador la carne a servir, hay que introducirla en una bolsa de plástico, una de las que usas precisamente para el congelador son perfecta, sellándola bien con el cierre zip que suelen tener este tipo de bolsas. Llegados a este punto, pasamos al fregadero, en el que se coloca una olla vacía boca abajo, es decir, con el fondo hacia arriba.

Sobre este fondo se colocará nuestra carne previamente metida en la bolsa y sobre ella se colocará una segunda olla llena de agua caliente. La presión de esta segunda olla combinada con el calor que produce el agua que la recubre logrará lo imposible: en tan solo cinco minutos, la carne estará perfectamente descongelada y lista para ser cocinada.

El otro método para descongelar la carne

El agua caliente que acabamos de usar también se puede utilizar en un segundo método de descongelación, especialmente útil cuando trabajamos con carne contada en filetes, lonchas finas o cortes en trozos pequeños. También en este caso, la carne debe embolsarse de manera hermética y luego colocarse en una olla con agua precalentada, revolviendo ocasionalmente. Si es necesario, también puedes rellenar con agua caliente nueva: tardará diez minutos en completar la descongelación. O si lo prefieres puedes rellenar un táper con agua caliente lo pones en el fregadero, y metes dentro la bolsa. En otros diez minutos nuestra carne loncheada o por ejemplo, una pechuga de pollo, estará completamente descongelada.

Evidentemente, quienes dispongan de microondas también pueden utilizar la función específica de descongelación que permite tener los alimentos descongelados ad hoc normalmente en unos diez minutos. Sencillo, ¿no?

Fuente: Okdiario

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Cuando se manipulan alimentos, una de las claves, además de la higiene, es el control de las temperaturas. Mantenerlos y conservarlos en las condiciones de frío adecuadas, así como establecer las mejores temperaturas de cocción y controlarlas, resulta fundamental para reducir el riesgo de proliferación de bacterias patógenas. Una de las condiciones en seguridad alimentaria y temperatura es “mantener fríos los alimentos fríos y calientes, los calientes”. Y es que la temperatura actúa como barrera para impedir la multiplicación microbiana y la producción de toxinas. El artículo explica cuál es la mejor temperatura para conservar y la mejor para cocinar y así evitar el riesgo alimentario.

El efecto de la temperatura en los alimentos y en el desarrollo de bacterias patógenas varía en función de los grados que se aplican: a más de 65 ºC, se destruyen; entre 5-10 ºC y 65 ºC, se evita la multiplicación; y de 8 ºC a -18 ºC, los patógenos se mantienen en estado latente, no se eliminan. No se entiende la seguridad alimentaria sin la temperatura (refrigeración, cocción o almacenamiento), ya que el refrigeración, entre 4 ºC y 7 ºC, que inhiben el crecimiento de microorganismos patógenos. Debe tenerse en cuenta que, a medida que la temperatura disminuye, se reduce también la velocidad de crecimiento de muchos de los microorganismos hasta el punto que se detiene. De ahí que se consiga alargar la vida útil del producto y baje el riesgo microbiológico.

A medida que la temperatura disminuye, se reduce también la velocidad de crecimiento de microorganismos patógenos
El tiempo de conservación de los frescos varía en función del alimento. El pescado fresco se mantiene en buenas condiciones a temperaturas de refrigeración durante unos dos días; la carne cruda, unos tres días; la carne y pescado cocidos, unos tres días; la leche abierta, los postres caseros y la verdura cocida, cuatro días; las verduras crudas y las conservas abiertas, cinco días; y los huevos, de dos a tres semanas.

A temperaturas de congelación (-18 ºC), que es la que se fija como la estándar, se inhiben las reacciones responsables del pardeamiento de los alimentos. Cuanto más baja es la temperatura, más lejos quedan las condiciones idóneas para que los microorganismos se multipliquen. Al solidificarse el agua del alimento, este se deseca y, por tanto, se facilita una mejor y más segura conservación. Se considera que a -18 ºC el nivel de proliferación de bacterias queda prácticamente inutilizado, de ahí que no se altere el alimento y se reduzcan los riesgos. Como la refrigeración, la congelación produce pocas modificaciones en el producto.

Algunos alimentos, sin embargo, no necesitan que se conserven en frío ni congelados. Con almacenarlos en la despensa de manera correcta es suficiente, ya que basta con mantenerlos a temperatura ambiente, en lugares secos y, en algunos casos, alejados de la luz. Son los aceites, productos de bollería, patatas, envases de leche cerrados o alimentos secos como el arroz, la pasta o los frutos secos.

La mejor temperatura para cocinar
Alimentos crudos como carne o verduras pueden contener bacterias patógenas como consecuencia de la contaminación del suelo o debido al proceso de preparación. Una de las medidas más efectivas es fritura, se produce una gradación de la temperatura, es decir, que esta disminuye cuando se introduce el alimento. Así, es importante asegurar que todo el volumen del alimento llegue a la temperatura mínima, y esto costará más o menos en función del grosor.

La cocción al baño María es una forma de conservación que consiste en someter a los alimentos a temperaturas de entre 70 ºC y 90 ºC. La particularidad está en que el proceso se produce por sumersión de botes de cristal con el alimento dentro y tapado de forma hermética en agua hirviendo durante un mínimo de 20 minutos. Si es importante garantizar que este proceso se realiza de manera adecuada, no lo es menos el momento de enfriamiento, ya que algunos microorganismos tienen su punto óptimo de desarrollo entre 40 ºC y 70 ºC.

La zona de peligro
Entre 5 ºC y 65 ºC es la zona considerada de peligro para los alimentos. Se considera que en este rango se cumplen las condiciones favorables para que virus, bacterias y hongos se desarrollen con facilidad en los alimentos. Por debajo de 5 ºC, su crecimiento es más lento; por encima de 65 ºC, las bacterias se eliminan. Debe tenerse en cuenta que bacterias como Salmonella, E. coli O157:H7 y Campylobacter tienen una temperatura óptima de crecimiento de unos 37 ºC. Se calcula que si un alimento se mantiene en esta zona de dos a cuatro horas, el riesgo de intoxicación aumenta.

Fuente: consumereroski.com
Imagen: Steve Wilde

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