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Vamos a explicar la diferencia entre un concepto y otro que debemos tener muy en cuenta a la hora de elaborar el plan de abonado, así conseguiremos una fertilización eficiente y una nutrición óptima para la planta.

La FERTILIZACIÓN consiste en proporcionar a la planta los fertilizantes (sólidos o líquidos) que se han seleccionado y preparado previamente.

La NUTRICIÓN es el proceso para obtener los nutrientes que hay en los fertilizantes una vez que han sido aplicados al medio donde se desarrolla las plantas, para que una vez absorbidos, puedan crecer y producir adecuadamente.

fertilización

Fertilización y Nutrición vegetal son dos conceptos muy relacionados pero distintos:

Una planta puede estar sobradamente fertilizada si se ha aportado suficiente cantidad de fertilizante, pero puede estar mal nutrida si con esos fertilizantes no puede tomar los nutrientes que necesita para poder desarrollarse y producir correctamente.

Por tanto, a la hora de planificar el abonado no debemos pensar en qué producto vamos a aplicar al suelo, sino en los nutrientes que queremos aportar a nuestros cultivos. Si las plantas reciben los nutrientes necesarios mediante el aporte de fertilizantes, estarán sanas y en condiciones de producir.

Utilizaremos una analogía entre el cuerpo humano y las plantas. La alimentación (al igual que fertilización) sería el acto de comer (alimentarse). A pesar de estar muy bien comidos o alimentados, en caso de utilizar alimentos de mala calidad o no ingerirlos en el momento adecuado, podríamos estar mal nutridos. En el caso de la fertilización de los cultivos, podemos fertilizar mucho (en exceso) pero si estos fertilizantes no se aportan en el momento oportuno, o el tipo de suelo interfiere con los fertilizantes aportados de forma inapropiada o interactúan otros factores exógenos, la planta puede tener una mala nutrición.

nutrición vegetal

La fertilización es una práctica que conlleva el aporte de fertilizantes para una correcta nutrición del cultivo, es decir, una herramienta de la nutrición vegetal. Un cultivo puede fertilizarse con altas cantidades de fertilizantes y sin embargo no estar bien nutrido (de hecho, es lo que sucede en muchos casos). La fertilización es la acción de aplicar fertilizantes, en cambio la nutrición es un concepto más amplio, que abarca al anterior, pero que tiene en cuenta todos los factores que influyen sobre el balance de nutrientes minerales que realmente necesita la planta para su crecimiento, desarrollo y producción de granos. Por lo tanto, se usa a la fertilización, entre otras prácticas, para nutrir a los cultivos.

Una correcta fertilización es el aporte correcto de fertilizantes en el momento oportuno, que tiene como consecuencia una buena nutrición de los cultivos. Para realizar una correcta fertilización y en consecuencia una buena nutrición, es necesario conocer la demanda de nutrientes de los cultivos, el momento de aportar los fertilizantes y conocer los parámetros exógenos, es decir, aquellos que influyen en la correcta asimilación de los fertilizantes (tipo de suelo, sistema de riego, características del agua de riego, etc).

Si quieres fertilizar correctamente y que tus cultivos tengan una nutrición óptima te recomendamos que utilices ORCELIS FITOCONTROL, donde podrás conocer las necesidades nutritivas de tus cultivos y cómo planificar una fertilización adecuada de una manera rápida y sencilla.

Por:

Marco A. Oltra Cámara, Doctor Ingeniero Agrónomo, profesor en la Universidad de Alicante y experto en fertirrigación.

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La fertilización de las plantas siempre resulta algo complejo si nunca se ha hecho. Existen muchas formulaciones y cada cultivo requiere de un fertilizante o fertilizantes específicos si se quieren hacer bien las cosas. Además, en cada estado fenológico del cultivo, los aportes de nutrientes van a ser diferentes.

¿Hay un mejor fertilizante para todo? Lo cierto es que no. La especificidad de cada cultivo, sustrato y situación, exige diferentes tipos de fertilizantes que luego veremos pero sí es cierto que los hay muy específicos en sus formulaciones para según que cultivos y usos.

Pero antes, sentemos unas bases sobre la nutrición vegetal a grandes rasgos por si eres nuevo en esto de alimentar a la flora.

Los macronutrientes esenciales para casi cualquier planta.
Son 3 y los conocerás de sobra si ya te has paseado más veces por este blog. El famoso NPK. Nitrato, fósforo y potasio.

¿Y no te preguntas por qué el carbono no está incluido? Al fin y al cabo, los seres vivos de este planeta estamos basados en la química del carbono.

Lo obtienen principalmente del CO2 que metabolizan con la fotosíntesis. Este carbono es el pilar fundamental de la glucosa y de muchas otras moléculas que las plantas metabolizan.

Los 3 macronutrientes NPK no se encuentran en el aire en las cantidades suficientes como para que una planta pueda abastecerse. Es cierto que el aire tiene nitrógeno en un 79% aproximadamente pero se considera inerte por ser nitrógeno gas N2. Esta molécula contiene un triple enlace que la hace treméndamente estable y es complicado que reaccione con la planta de forma directa. Hay algunas plantas que pueden nutrirse de N2 atmosférico, contadas excepciones. Lo más habitual es que el nitrógeno atmosférico sufra un ciclo, en el que se va fijando al suelo convirtiéndose a medio y largo plazo en nitrógeno mineral, la forma que tiene planta de absorberlo para sus procesos metabólicos.

Cualquier cultivo necesita de estos 3 elementos para crecer correctamente
Estos tres macronutrientes pueden venir de diferentes orígenes, orgánico o mineral que luego veremos. Ahora vamos a centrarnos en cuál es la función de cada uno de ellos. Tiene muchas funciones pero las más destacables son:

Nitrógeno: Importantísimo en las primeras fases del cultivo y en el crecimiento de la parte vegetativa de planta. Se suele decir que el nitrógeno es importante para las «partes verdes» de la planta.

Fósforo: Importante para la implantación del cultivo en su fase vegetatativa (estimula el desarrollo radicular). Además, debemos tener un buen contenido en fósforo para asegurar una buena floración y cuajado.

Potasio: Importante en la formación de frutos y maduración. Es un elemento muy importante en frutales por ejemplo para conseguir frutos grandes y de calidad.

Las proporciones de cada uno de ellos en una formulación, depende del cultivo, del momento en el que se encuentre el propio cultivo (primeras fases, floración, cuajado…) y de la calidad nutricional del suelo que tengamos que suplir. Algunos ejemplos de formulaciones comunes son:

NPK 13-40-13
NPK 15-15-15
NPK 15-5-30
NPK 14-40-5
NPK 23-5-5
NPK 15-10-15
NPK 17-6-18
NPK 20-20-20
NPK 20-5-20
NPK 7-12-38
Hay muchas, muchas más.

Fertilizante compuesto de mezcla
Y si hay macro, es porque también hay micronutrientes
Prácticamente el 99% de los minerales que la planta necesita son estos tres. Y aunque los micronutrientes en cantidad no supongan nada en comparación con NPK, su importancia en pequeñas dosis es vital para muchas funciones metabólicas de las plantas.

Son principalmente el hierro, el manganeso, zinc, cobre, boro y molibdeno.

El déficit de alguno de estos nutrientes también acarrea serios perjuicios para el crecimiento de las plantas que muchas veces son confundidos con enfermedades producidas por virosis, bacterias hongos o nematodos. La clorosis férrica es un ejemplo típico de carencia de hierro.

Los planes de abonado deben incluir en sus fórmulas también ciertas dosis muy controladas de estos micronutrientes. Normalmente, una buena fertilización orgánica en forma de humus, compost, estiércol madurado, abonos verdes etc. suele suplir estos micronutrientes esenciales y otros que no hemos mencionado.

Los mejores fertilizantes se dan en cultivos muy tecnificados.
Ya está demostrado que un exceso de fertilización es muy perjudicial para el medio. Una fertilización mal ejecutada por exceso puede afectar a la planta negativamente, puede alterar el equilibrio del suelo, tanto a nivel fisicoquímico como biológico. También puede contaminar acuíferos, haciendo totalmente inservible el agua para consumo humano.

Por eso, cada vez más se optimizan al máximo las dosis y se hacen mejores y mejores fertilizantes, cada vez más específicos y tecnificados.

Aquellos cultivos de altas inversiones como los invernaderos con o sin suelo (hidropónicos) la dosificación de macro y micronutrientes es de una precisión asombrosa. El retorno de inversión también es algo que condiciona la elección de los fertilizantes y nos podemos permitir ese nivel de tecnificación. Cultivos de invernadero por ejemplo (tomate, pimiento, fresa…) son cultivos típicamente tecnificados.

Y si nos vamos a hidropónicos donde la fertilización líquida hace su acto de presencia, entonces ya los niveles de tecnificación en la fertilización se nos disparan.

Fertilizantes según su formulación:
Abonos simples: Aquellos que aportan un solo nutriente a la planta. Son cada vez menos utilizados, en favor de los abonos complejos. De todas formas, para correcciones puntuales o necesidades muy especiales se siguen usando.

Abonos Compuestos: Tiene dos o tres de los macronutrientes esenciales. Se llaman binarios (2 de los 3 nutrientes) o ternarios (los 3 nutrientes) según su formulación . Pueden ser complejos (reaccionados químicamente NPK en un mismo gránulo) o mezclas (gránulos de cada nutriente por separado y mezclados).

Fertilizantes según su estado:
Sólidos: Suelen presentarse en forma granulada. Son muy habituales en monocultivos de gran extensión (secano y regadío) como cereal, leguminosas etc. Procedentes de la industria de fertilizantes. Son sintetizados de forma que se asegura que cada gránulo tenga la misma composición y equilibrio de cada nutriente. Este tipo son los mayoritarios en la agricultura convencional.

Líquidos: Son los mejores fertilizantes en cultivos de alta tecnificación donde el abonado va junto con el agua de riego. En cultivos de alto rendimiento como la marihuana se suelen dar este tipo de productos tan específicos. Y además son abonos totalmente de composición orgánica con su proporción concreta de NPK y contenidos variables y equilibrados de los antes llamados micronutrientes. Productos como Fertilizantes Biological Activated Cocktail BAC o Fertilizantes Advanced Nutrients son un ejemplo de la amplia variedad de fórmulas, mezclas y formas de aplicación.

Fertilizantes según su modo de aplicación
Otra clasificación habitual se produce en el modo de aplicación aunque esta clasificación es más abierta.

Abonos de fondo: Son aquellos que se aplican al suelo antes de la implantación del cultivo o en el momento de sembrar y suelen ser de liberación controlada.

Abonos de cobertera: Abono que se aplica durante el alguna fase concreta del cultivo para apoyar nutricionalmente en algún estado fenológico crucial para el cultivo como la floración o el cuajado.

Fertilizantes de aplicación foliares: Aquellos que se aplican pulverizados sobre las hojas como fertilización de apoyo

Fertilizantes para fertirrigación: Son aquellos que se mezclan con el agua de riego. Utilizados en cultivos de regadío tecnificados donde se controla al milímetro la dosis de riego (invernaderos, hidroponia).

Ninguna de estas clasificaciones son excluyentes. Es decir, cuanta más información tengamos o podamos dar de un fertilizante, más seguros estaremos de cómo usarlo. Un ejemplo puede ser un Abono compuesto ternario líquido para aplicación foliar 10-20-10. Con esto estamos dando una gran cantidad de cómo es ese fertilizante.

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Los fertilizantes orgánicos son una opción ecológica, sostenible y económica para mantener saludables tus plantas. Hay muchas formas de hacerlo y usarlo, con unos resultados excelentes.

La cáscara de plátano o banana tiene múltiples beneficios para nuestras plantas. Su importancia estriba en las cantidades de potasio que contiene. Precisamente este mineral transporta los nutrientes por las plantas y fortalece la formación de flores y frutos.

Normalmente se puede identificar de forma sencilla cuando la planta tiene falta de potasio. Si las hojas se ponen amarillentas o rizadas es el momento adecuado para usar este abono.

La cáscara de banana tiene un inconveniente y está relacionado con su facilidad para estropearse. Por eso se sugiere guardar en una bolsa y preservar en el congelador.

Fertilizante con cascara de plátanos o bananas.
Te de cáscaras de banana.
Puedes usarla como infusión. Para ello necesitarás cinco cáscaras, 1,5 litro de agua, una botella de agua y una cacerola. Corta las cascaras en trozos pequeños, ponlas en la olla con el agua. Colócala al fuego durante quince minutos y ponla a reposar.

Cuando revises la cacerola, observarás que el agua adquirió un color marrón gracias a las cáscaras. Una vez que esté fría, guárdalo en una botella.

Cuando necesites usar el fertilizante, usa la siguiente proporción: una parte de fertilizante por cinco partes de agua. Aplica una vez a la semana. Cuando la plantas se encuentren en época de floración, riega directamente con este fertilizante cada 15 días.

Si quieres profundizar más, te recomiendo este videotutorial.

Trozos de cáscara de platanos.
Puedes cortarlas en pequeños trozos y enterradas en las macetas de las plantas una vez al mes. Así liberarán magnesio, potasio, fósforo y otros minerales.

Cáscaras de bananas fermentadas.
Colócalas en un frasco y sumérgelas con suficiente agua para que queden totalmente cubiertas. Tapa con un paño y una banda elástica.

La mezcla debe reposar una semana para que las bacterias hagan su trabajo. Si llegas a ver moho negro deberás tirarlo pues ya note sirve. Pasada la semana, se coloca en la licuadora y se hace un puré.

Diluye con un poquito de agua e incorpóralo poco a poco a la tierra de las macetas.

Regando rosal con fertilizante orgánico de cáscara de platano

Imagen: LDprod Shutterstock
En caso de contar con una compostadora, la cascara de plátano o banana siempre es bien recibida en el proceso de compostaje.

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En el mercado podemos encontrar una gran cartera de abonos y fertilizantes para aplicar mediante riego o por vía foliar. Sin embargo, no nos debemos olvidar que estamos «jugando» con productos químicos y, por tanto, existen ciertas incompatibilidades.

fertilizantes

Cogemos un poco de ácido nítrico, lo mezclamos con urea, algo de calcio que le va bien a las plantas y, cómo no, un poquito de ácido fosfórico que también le irá bien. Lo mezclamos y nos encontramos con una precipitación de los líquidos que nos costará siglos quitar. Y, también, con una obstrucción de nuestros goteros que tendremos que solucionar manualmente o con estos métodos.

La importancia de saber qué fertilizantes añadimos al suelo

Aunque ya es un tema trillado en Agromática, no está de más volver a recordarlo. En los sacos de los abonos y fertilizantes que podemos comprar en almacenes agrícolas podemos ver números que no todo el mundo sabe interpretar.

Además, en el mercado podemos encontrar muchas formas de llegar al mismo sitio, pero por distintos caminos.

Pongamos por ejemplo que necesitamos aportar 100 U.F. (unidades fertilizantes) de nitrógeno a un cultivo, con lo cuál, podemos hacerlo de varias formas:

– Nitrato amónico

– N-32

– Sulfato amónico

– Ácido nítrico

Todas estas formas, con su distinta composición, son formas de aportar nitrógeno. Y eso que hemos puesto este ejemplo concreto, pues también lo podríamos haber realizado con fósforo y potasio, por ser los macronutrientes principales.

fertilizantes
Ahora bien, ¿qué diferencias puede existir entre uno y otro?
Con el nitrato amónico (33,5% – 34,5%), aportamos una parte como nitrógeno amoniacal y otra parte como nitrógeno nítrico. Es decir, el nítrico es la forma más simple y asimilable, y la que más rápido efecto va a hacer en el cultivo. El amoniacal necesita nitrificarse, es decir, oxidar el amonio a nitrito.

Tranquilo, eso no lo haremos nosotros, sino la temperatura, los microorganismos silenciosos, etc.

Con el sulfato amónico aportamos todo el contenido en nitrógeno (21%) en forma amoniacal, por lo que no actuará tan rápidamente en el cultivo. Además, aportaremos azufre (60%) al suelo, interesante para suelos alcalinos (¡pero no para suelos ácidos!).

Ya hemos podido distinguir entre dos abonos que aportan nitrógeno al suelo. Ahora bien, para llegar a las 100 U.F. de nitrógeno habrá que aportar diferentes kilos de estos abonos:

– Nitrato amónico (33,5%): 298 kg

– Sulfato amónico (21%): 476 kg

Las incompatibilidades entre los abonos
Ahora bien, el ejemplo anterior de saber distinguir y elegir entre distintos fertilizantes que aportan el mismo nutriente (nitrógeno en este caso) no termina aquí, pues ahora vamos a lo que queríamos hablar en el artículo: las incompatibilidades.

Pongamos el caso que queremos añadir a nuestra abonadora un NPK con el fin de poder aportar al cultivo los nutrientes principales que necesita.

En este caso, habría que estudiar qué fertilizantes son o no compatibles, para no tener problemas de mezclas.

Veamos la siguiente imagen

fertilizantes
Primero, aclarar una cosa:

I: incompatible.
X: compatibililidad limitada. Eso quiere decir que se pueden mezclar en el momento de abonar, pero no dejar mucho tiempo mezclados.

C: compatibles. ¡Todo Ok!

Si queremos abonar con sulfato amónico porque queremos descomponer la materia orgánica que tenemos y, además, aumentar el pH del suelo para liberar ciertos microelementos, debemos tener en cuenta que no podemos mezclarlo con nitrato cálcico (un abono muy común) ni con fosfato monoamónico. Este último, lo podríamos hacer con el nitrato amónico.

El calcio puede ser un fertilizante complicado
El calcio siempre ha sido muy puñetero. Hay veces que por mucho que aportemos Ca al suelo, nos salen problemas y deficiencias en el cultivo porque la planta no es capaz de movilizarlo. Incluso en los humanos pasa lo mismo y cuesta fijarlo, por lo que a menudo añaden vitaminas para ayudar en su asimilación. En la agricultura pasa lo mismo, solo que añaden elementos quelantes o citoquininas para facilitar su absorción radicular (o foliar).

Con el resto de fertilizantes también da problemas. Es muy puñetero. A menudo, obliga al agricultor a tener una segunda abonadora o bien, a abonar primero con una mezcla y luego otra sola para el calcio.

Como ves en la tabla, es incompatible casi con todo, exceptuando el ácido nítrico, el sulfato potásico y la urea, donde estos dos últimos hay que hacerlo en el momento de abonar.

Imagínate que mezclamos sulfato amónico con nitrato cálcico. ¿Qué obtenemos en nuestra cuba? ¡Yeso!

¡Y nada más! Sólo queríamos ofrecer esta tabla interesante que debe estar impresa en todo cabezal de riego.

Fuente: agromatica

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El compost es un material orgánico que se obtiene a partir del proceso de descomposición y maduración de restos de alimentos y plantas. Los usos del compost son diversos, se utiliza en jardinería y agricultura para mejorar la calidad del suelo y aumentar la producción de plantas. ¡Puedes aprovechar sus superpoderes en tu huerto o jardín!

El compost es un buen abono para la mayoría de los jardines y huertos, porque aporta nutrientes al suelo y mejora su estructura y su capacidad de retener agua. También es útil para reducir la cantidad de residuos orgánicos que se envían a los vertederos y para reducir la necesidad de utilizar fertilizantes químicos. Además, el compost ayuda a controlar las plagas y las enfermedades de las plantas y a crear un hábitat saludable para los organismos beneficiosos del suelo.

Algunos de los usos del compost en el huerto o jardín son:

1. Mejorar la calidad del suelo: El compost aporta nutrientes al suelo, como nitrógeno, fósforo y potasio, que son esenciales para el crecimiento y desarrollo de las plantas. Además, el compost también aporta micronutrientes, como hierro, zinc y cobre, que son necesarios en pequeñas cantidades.

2. Aumentar la producción de plantas: El compost ayuda a mejorar la estructura del suelo y aumenta su capacidad de retener agua y nutrientes, lo que favorece el crecimiento y la producción de las plantas.

3. Controlar las plagas y las enfermedades: El compost contiene una gran cantidad de microorganismos beneficiosos que pueden ayudar a controlar las plagas y las enfermedades de las plantas.

4. Reducir la necesidad de utilizar fertilizantes químicos: El compost proporciona nutrientes naturales al suelo, lo que puede reducir la necesidad de utilizar fertilizantes químicos.

5. Reducir la cantidad de residuos orgánicos: El compostaje permite reducir la cantidad de residuos orgánicos que se envían a los vertederos y, de esta manera, contribuir a la conservación del medio ambiente.

6. Crear un hábitat saludable para los organismos beneficiosos del suelo: El compost proporciona un ambiente ideal para que los microorganismos beneficiosos del suelo se desarrollen y prosperen, lo que puede mejorar la salud del suelo y del jardín en general.

usos del compost
¿Cuánto compost se necesita por metro cuadrado?
La cantidad de compost que se necesita por metro cuadrado depende de la calidad del suelo y del tipo de plantas que se vayan a cultivar.

En general, se recomienda aplicar entre 5 y 10 cm de compost por metro cuadrado de suelo. Sin embargo, si el suelo es muy pobre o tiene una estructura muy compacta, puede ser necesario aplicar una mayor cantidad de compost.

Antes de aplicar el compost, es importante analizar el suelo para determinar sus necesidades nutricionales y elegir el tipo de compost más adecuado. También es importante tener en cuenta que el compost no es un fertilizante completo y que es necesario aplicar otros nutrientes para obtener una buena producción de plantas.

Es importante recordar que el compost es un abono y no una sustitución del suelo. Es decir, se debe utilizar para mejorar la calidad del suelo y no como sustituto del suelo. Además, el compost debe aplicarse en la superficie del suelo y no enterrado, ya que los microorganismos que lo forman necesitan oxígeno para sobrevivir.

¿Cómo se aplica el compost al suelo? Usos del compost en el huerto o jardín

Para aplicar el compost al suelo, se pueden seguir los siguientes pasos:

1. Preparar el suelo: Antes de aplicar el compost, es importante preparar el suelo para que pueda absorber los nutrientes del abono. Para ello, se puede rastrillar el suelo para romper la capa superior y mezclar el compost con el suelo.

2. Añadir el compost: Una vez preparado el suelo, se puede añadir el compost en una capa de entre 5 y 10 cm de grosor. Se puede añadir el compost a mano o con una pala, extendiéndolo uniformemente por toda la superficie del suelo.

3. Mezclar el compost con el suelo: Una vez añadido el compost, es importante mezclarlo bien con el suelo para que se distribuya de forma homogénea. Se puede utilizar un rastrillo o una pala para mezclar el compost con el suelo.

4. Regar el suelo: Después de aplicar el compost, es importante regar el suelo para asegurar que los nutrientes del abono sean absorbidos por las plantas. Se recomienda regar el suelo de forma moderada y evitar encharcarlo para evitar que el compost se deshaga.

usos del compost
¿Se puede plantar directamente en compost?
Es posible plantar directamente en compost, pero es importante tener en cuenta algunos factores para garantizar el éxito de las plantas.

En primer lugar, es importante utilizar un compost maduro y bien descompuesto, ya que un compost recién hecho puede tener altos niveles de nitrógeno que pueden dañar las plantas. Además, el compost recién hecho puede contener semillas de malezas que pueden germinar y competir con las plantas.

En segundo lugar, es importante tener en cuenta que el compost no es un suelo completo y que no proporciona todos los nutrientes necesarios para el crecimiento y desarrollo de las plantas. Por tanto, es necesario añadir otros fertilizantes para complementar los nutrientes que proporciona el compost.

En tercer lugar, es importante tener en cuenta que el compost tiende a compactarse y a retener el agua, lo que puede dificultar el crecimiento de las raíces de las plantas. Por tanto, es necesario mezclar el compost con arena o perlita para mejorar la estructura del suelo y facilitar el crecimiento de las raíces.

Resumiendo los usos del compost en el huerto o jardín
En resumen, es posible plantar directamente en compost, pero es importante utilizar un compost maduro y bien descompuesto, añadir otros fertilizantes para complementar los nutrientes del compost y mezclar el compost con arena o perlita para mejorar la estructura del suelo.

Cómo se genera el compost
El proceso de hacer compost consiste en juntar y mezclar diferentes tipos de materiales orgánicos, como hojas, ramas, restos de comida, cáscaras de frutas y verduras, y estiércol de animales.

Estos materiales se dejan en un lugar cálido y húmedo para que se descompongan y se conviertan en una sustancia semejante a la tierra.

El proceso de descomposición se lleva a cabo por microorganismos, como bacterias y hongos, que se alimentan de los materiales orgánicos y los convierten en compost.

Fuente: ecoinventos.com

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La siembra en el aire permite una mayor producción y un menor consumo de agua y fertilizantes

Las patatas ya no necesitan tierra para crecer

Siembra en el aire: La tierra ya no es necesaria para el cultivo de patatas. Al menos, para el cultivo de patatas de siembra. Newco –Sociedad para la Transferencia de Tecnología en Patata–, en colaboración con el Instituto Vasco de Investigación y Desarrollo Agrario, Neiker-Tecnalia, está llevando a cabo un proyecto para la producción de tubérculos en el aire, mediante un novedoso sistema conocido como aeroponía.

Esta técnica consigue aumentar la productividad, ya que se pueden obtener unos 20 tubérculos por planta en lugar de los 3 ó 4 que se consiguen por los métodos convencionales. Además, evita la incidencia de las enfermedades que existen en el suelo y supone un gran ahorro de agua y fertilizantes. Se trata de la primera experiencia en España de producción a gran escala de la primera generación de patata de siembra mediante el sistema aeropónico.

siembra en el aireSiembra en el aire o aeroponía
El sistema de cultivo aeropónico para la producción de la primera generación de patata de siembra se desarrolla en invernaderos y consiste, básicamente, en mantener las raíces de la planta al aire y en condiciones de total oscuridad. Para que la planta y los tubérculos puedan desarrollarse, se aplican nutrientes en las raíces mediante un sistema de nebulización; que pulveriza de forma periódica agua enriquecida con nutrientes.

El hecho de que los tubérculos se desarrollen al aire, permite una gran aireación de las raíces, y que no estén afectados por los patógenos existentes en la tierra, por lo que se aumenta considerablemente la producción por planta. Este incremento abarata sustancialmente el precio del tubérculo.

La novedosa forma de cultivo permite reducir considerablemente la cantidad de agua y fertilizantes necesaria para la producción. Además, la aeroponía permite aportar de forma precisa la cantidad de ambos elementos que necesita la planta en cada fase de su desarrollo; con lo que se consigue una producción más sostenible desde el punto de vista medioambiental.

siembra en el aire

Detalles de la siembra en el aire de papas (patatas)
Un aspecto muy destacable de este sistema es que se puede controlar en cada momento el desarrollo del tubérculo; lo que permite recogerlos en su momento de crecimiento óptimo. En el caso de los tubérculos de primera generación para siembra se considera que el tamaño más apropiado es de entre 20 y 25 milímetros de diámetro. De este modo, puede conseguirse una producción homogénea, algo que no puede lograrse con el cultivo tradicional, ya que con éste se recogen de la tierra todos los tubérculos al mismo tiempo pero no todos presentan el mismo desarrollo y tamaño.

El método convencional de producción de la primera generación de patata para siembra se basa en plantaciones a elevada densidad en bancadas con sustrato-turba y en invernadero. Este tipo de producción es muy laborioso y tiene un coste de producción muy elevado debido al bajo número de tubérculos producidos por planta, entre tres y cuatro tubérculos-semilla.

El proyecto de Newco y Neiker-Tecnalia tiene como finalidad última la implantación del sistema aeropónico para la producción a gran escala de la primera generación de patata de siembra. Esta manera de producción es pionera en España; si bien a nivel internacional se va optando por los sistemas de producción sin suelo (aeroponía e hidroponía); ya que son más sostenibles y presentan mayores rendimientos.

siembra en el aire

Ciclo completo del proceso productivo
Estas investigaciones de Newco y Neiker-Tecnalia están encaminadas a desarrollar la producción de semilla de patata en todo su proceso. Esta producción sigue un desarrollo específico cuyo inicio es la multiplicación ‘in vitro’ de plantas libres de enfermedades. Posteriormente, se cultivan estas plantas para la obtención de tubérculos-semilla o minitubérculos; los cuales presentan una elevada calidad sanitaria y constituyen la primera generación de semilla.

Estos minitubérculos obtenidos, bien mediante el sistema convencional o bien mediante aeroponía, son el material de partida para obtener la semilla base; categorías Super Elite y Elite. A partir de la semilla base se puede obtener la semilla Certificada A, que es la empleada habitualmente para producir la patata de consumo.
La producción de minitubérculos es un proceso que requiere una alta capacitación tecnológica.

Actualmente, la producción en España de minitubérculos es casi nula, por lo que no existe prácticamente producción de semilla base de patata. Esto implica que los productores de patata de siembra españoles deban importarla de países como Francia, Holanda y Escocia, principalmente.

Interempresas.net

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¿Existe el mejor fertilizante para todo?

La fertilización de las plantas siempre resulta algo complejo si nunca se ha hecho. Existen muchas formulaciones y cada cultivo requiere de un fertilizante o fertilizantes específicos si se quieren hacer bien las cosas. Además, en cada estado fenológico del cultivo, los aportes de nutrientes van a ser diferentes.

¿Hay un mejor fertilizante para todo? Lo cierto es que no. La especificidad de cada cultivo, sustrato y situación, exige diferentes tipos de fertilizantes que luego veremos pero sí es cierto que los hay muy específicos en sus formulaciones para según que cultivos y usos.

Pero antes, sentemos unas bases sobre la nutrición vegetal a grandes rasgos por si eres nuevo en esto de alimentar a la flora.

Los macronutrientes esenciales para casi cualquier planta

Son 3 y los conocerás de sobra si ya te has paseado más veces por este blog. El famoso NPK. Nitrato, fósforo y potasio.

¿Y no te preguntas por qué el carbono no está incluido? Al fin y al cabo, los seres vivos de este planeta estamos basados en la química del carbono.

Lo obtienen principalmente del CO2 que metabolizan con la fotosíntesis. Este carbono es el pilar fundamental de la glucosa y de muchas otras moléculas que las plantas metabolizan.

Los 3 macronutrientes NPK no se encuentran en el aire en las cantidades suficientes como para que una planta pueda abastecerse. Es cierto que el aire tiene nitrógeno en un 79% aproximadamente pero se considera inerte por ser nitrógeno gas N2. Esta molécula contiene un triple enlace que la hace tremendamente estable y es complicado que reaccione con la planta de forma directa. Hay algunas plantas que pueden nutrirse de N2 atmosférico, contadas excepciones. Lo más habitual es que el nitrógeno atmosférico sufra un ciclo, en el que se va fijando al suelo convirtiéndose a medio y largo plazo en nitrógeno mineral, la forma que tiene planta de absorberlo para sus procesos metabólicos.

Cualquier cultivo necesita de estos 3 elementos para crecer correctamente

Estos tres macronutrientes pueden venir de diferentes orígenes, orgánico o mineral que luego veremos. Ahora vamos a centrarnos en cuál es la función de cada uno de ellos. Tiene muchas funciones pero las más destacables son:

Nitrógeno: Importantísimo en las primeras fases del cultivo y en el crecimiento de la parte vegetativa de planta. Se suele decir que el nitrógeno es importante para las «partes verdes» de la planta.

Fósforo: Importante para la implantación del cultivo en su fase vegetativa (estimula el desarrollo radicular). Además, debemos tener un buen contenido en fósforo para asegurar una buena floración y cuajado.

Potasio: Importante en la formación de frutos y maduración. Es un elemento muy importante en frutales por ejemplo para conseguir frutos grandes y de calidad.

Las proporciones de cada uno de ellos en una formulación, depende del cultivo, del momento en el que se encuentre el propio cultivo (primeras fases, floración, cuajado…) y de la calidad nutricional del suelo que tengamos que suplir. Algunos ejemplos de formulaciones comunes son:

– NPK 13-40-13

– NPK 15-15-15

– NPK 15-5-30

– NPK 14-40-5

– NPK 23-5-5

– NPK 15-10-15

– NPK 17-6-18

– NPK 20-20-20

– NPK 20-5-20

– NPK 7-12-38

Hay muchas, muchas más.

Y si hay macro, es porque también hay micronutrientes

Prácticamente el 99% de los minerales que la planta necesita son estos tres. Y aunque los micronutrientes en cantidad no supongan nada en comparación con NPK, su importancia en pequeñas dosis es vital para muchas funciones metabólicas de las plantas.

Son principalmente el hierro, el manganeso, zinc, cobre, boro y molibdeno.

El déficit de alguno de estos nutrientes también acarrea serios perjuicios para el crecimiento de las plantas que muchas veces son confundidos con enfermedades producidas por virosis, bacterias hongos o nematodos. La clorosis férrica es un ejemplo típico de carencia de hierro.

Los planes de abonado deben incluir en sus fórmulas también ciertas dosis muy controladas de estos micronutrientes. Normalmente, una buena fertilización orgánica en forma de humus, compost, estiércol madurado, abonos verdes etc. suele suplir estos micronutrientes esenciales y otros que no hemos mencionado.

Los mejores fertilizantes se dan en cultivos muy tecnificados

Ya está demostrado que un exceso de fertilización es muy perjudicial para el medio. Una fertilización mal ejecutada por exceso puede afectar a la planta negativamente, puede alterar el equilibrio del suelo, tanto a nivel fisicoquímico como biológico. También puede contaminar acuíferos, haciendo totalmente inservible el agua para consumo humano.

Por eso, cada vez más se optimizan al máximo las dosis y se hacen mejores y mejores fertilizantes, cada vez más específicos y tecnificados.

Aquellos cultivos de altas inversiones como los invernaderos con o sin suelo (hidropónicos) la dosificación de macro y micronutrientes es de una precisión asombrosa. El retorno de inversión también es algo que condiciona la elección de los fertilizantes y nos podemos permitir ese nivel de tecnificación. Cultivos de invernadero por ejemplo (tomate, pimiento, fresa…) son cultivos típicamente tecnificados.

Y si nos vamos a hidropónicos donde la fertilización líquida hace su acto de presencia, entonces ya los niveles de tecnificación en la fertilización se nos disparan.

Fertilizantes según su formulación:

Abonos simples: Aquellos que aportan un solo nutriente a la planta. Son cada vez menos utilizados, en favor de los abonos complejos. De todas formas, para correcciones puntuales o necesidades muy especiales se siguen usando.

Abonos Compuestos: Tiene dos o tres de los macronutrientes esenciales. Se llaman binarios (2 de los 3 nutrientes) o ternarios (los 3 nutrientes) según su formulación . Pueden ser complejos (reaccionados químicamente NPK en un mismo gránulo) o mezclas (gránulos de cada nutriente por separado y mezclados).

Fertilizantes según su estado:

Sólidos: Suelen presentarse en forma granulada. Son muy habituales en monocultivos de gran extensión (secano y regadío) como cereal, leguminosas etc. Procedentes de la industria de fertilizantes. Son sintetizados de forma que se asegura que cada gránulo tenga la misma composición y equilibrio de cada nutriente. Este tipo son los mayoritarios en la agricultura convencional.

Líquidos: Son los mejores fertilizantes en cultivos de alta tecnificación donde el abonado va junto con el agua de riego. En cultivos de alto rendimiento como la marihuana se suelen dar este tipo de productos tan específicos. Y además son abonos totalmente de composición orgánica con su proporción concreta de NPK y contenidos variables y equilibrados de los antes llamados micronutrientes. Productos como Fertilizantes Biological Activated Cocktail BAC o Fertilizantes Advanced Nutrients son un ejemplo de la amplia variedad de fórmulas, mezclas y formas de aplicación.

Fertilizantes según su modo de aplicación

Otra clasificación habitual se produce en el modo de aplicación aunque esta clasificación es más abierta.

Abonos de fondo: Son aquellos que se aplican al suelo antes de la implantación del cultivo o en el momento de sembrar y suelen ser de liberación controlada.

Abonos de cobertera: Abono que se aplica durante el alguna fase concreta del cultivo para apoyar nutricionalmente en algún estado fenológico crucial para el cultivo como la floración o el cuajado.

Fertilizantes de aplicación foliares: Aquellos que se aplican pulverizados sobre las hojas como fertilización de apoyo

Fertilizantes para fertirrigación: Son aquellos que se mezclan con el agua de riego. Utilizados en cultivos de regadío tecnificados donde se controla al milímetro la dosis de riego (invernaderos, hidroponía).

Ninguna de estas clasificaciones son excluyentes. Es decir, cuanta más información tengamos o podamos dar de un fertilizante, más seguros estaremos de cómo usarlo. Un ejemplo puede ser un Abono compuesto ternario líquido para aplicación foliar 10-20-10. Con esto estamos dando una gran cantidad de cómo es ese fertilizante.

Fuente: agromatica.es

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Hay muchos condicionantes que pueden restar rendimiento a las aplicaciones foliares, como la temperatura, el tamaño de la hoja, su estado fenológico, etc.

aplicaciones foliaresLas aplicaciones foliares de nutrientes no son algo moderno…

 

Ni mucho menos. Hay documentación que constata que se aplicaba en 1.844 sulfato de hierro para corregir clorosis férrica en vides destinadas a producir vino en Francia.

Lo que sí se ha modernizado es la eficiencia de los nutrientes que aportamos foliarmente, ya que actualmente podemos aprovechar las ventajas que nos ofrecen los últimos quelatos o complejos que se absorben rápidamente y reducen las pérdidas en su aplicación.

Aunque comúnmente se piensa que es así, hay una vertiente científica que rechaza que la absorción de nutrientes foliares se haga a través de los estomas. Reivindican que los estomas sólo tienen la función de absorber elementos gaseosos (intercambio gaseoso) y que las gotas de agua suelen ser varias veces mayor al tamaño de la apertura estomática.

Contando con la tensión superficial del agua, es difícil que se pueda introducir a través de los estamos.

Por el contrario, se defiende que los nutrientes se absorben a través de los poros de la hoja (no son estomas) mediante el gradiente de concentración, atravesando distintas capas de la hoja por varias rutas de absorción.

Las etapas de las aplicaciones foliares de nutrientes

 

Cuando aplicamos un producto nutricional o incluso un fitosanitario para combatir alguna plaga o enfermedad, el proceso de absorción pasa por varias etapas. Concretamente 3 etapas.

Etapa 1: retención de los nutrientes o materias activas en la hoja

 

Cuando aplicamos de forma foliar un nutriente o una materia activa (fitosanitario), parte de estas sustancias quedan retenidas en la hoja, otras se pierden.

De hecho, una condición importante es que el producto que apliquemos tenga la propiedad química de quedar retenido en la hoja al menos unas cuantas horas (lo mejor es más de 3 horas).

Esto garantiza la máxima absorción del producto, por lo que es muy conveniente mirar la predicción del tiempo y observar que no va a llover o hacer viento en las siguientes horas.

Un consejo: cuanta más humedad ambiental haya (medida en % de humedad relativa), mejor permeabilidad tendrá la cutícula de las hojas y mayor absorción habrá. Al contrario de lo que podamos pensar de que por estar seca va a absorber más, como si estuviese sedienta.

También es aconsejable el uso de tensioactivos o productos que aumentan la solubilidad, miscibilidad y reducen el tamaño de gota de los nutrientes. Con ello se consigue que la aplicación foliar sea más efectiva, medida en mayor porcentaje de producto absorbido por la hoja.

aplicaciones foliares

Etapa 2: transporte de la sustancia al interior de la hoja (células)

 

En esta etapa, los nutrientes se han absorbido de la superficie de la hoja al interior de las capas, desplazándose hacia el interior de forma progresiva.

Las células epidermales actúan como barreras naturales que impiden que determinadas sustancias sean absorbidas o no y pasen el “filtro natural” impuesto por las plantas. La velocidad de absorción dependerá de las condiciones de la planta y de la concentración del soluto. Es decir, de la concentración de sales en el medio acuoso.

Etapa 3: movimiento del nutriente hacia los órganos (como los frutos)

 

Los nutrientes o compuestos se desplazan a través de las células a través de 2 movimientos. Entre los espacios de las células (espacios intercelulares), conocido como apoplasto, o bien a través del interior de las céluas (espacios intracelulares), conocido como simplasto.

Las sustancias aplicadas foliarmente se dirigen a los órganos donde mayor demanda haya del nutriente. Por ejemplo, en el caso de que hagamos una aplicación foliar de hierro, se desplazará lentamente hasta las hojas jóvenes que presentan un estado clorótico por carencia de este elemento.

En el caso de que hagamos una aplicación en fertirrigación para corregir una carencia, tiene el inconveniente de que el desplazamiento es mayor (desde las raíces hasta la parte aérea, en el caso de una carencia de hierro). Por eso, muchas veces se recurre a las aplicaciones foliares, aunque habrá que tener en cuenta condicionantes especiales según el producto.

La rapidez en la absorción foliar depende del nutriente elegido

 

No todos los nutrientes tienen las mismas propiedades químicas ni el mismo tamaño molecular. Por tanto, es de esperar que su tasa de absorción sea distinta.

De los nutrientes conocidos, ésta sería la clasificación de mayor  a menor absorción del 50% de la aplicación.

– Nitrógeno: de 30 minutos a 2 horas

– Fosforo: de 5 a 10 días

– Potasio: de 10 a 24 horas

– Calcio: 1 a 2 días

– Magnesio: 2 a 5 horas

Igualmente también depende, dentro de cada uno de estos nutrientes, la distinta naturaleza de ellas. Por ejemplo, el caso del potasio, cuyo aporte puede hacerse con nitrato potásico, fosfato monopotásicosulfato potásico, etc.

En esta imagen vemos el ejemplo de la tasa de absorción a las 24 horas de aplicación. Vemos que el nitrato potásico tiene una eficiencia inferior al 50%, pero mucho mayor que el resto de soluciones ricas en potasio aplicadas de forma foliar.

En el caso del sulfato potásico, menos del 20% de las sales aplicadas por pulverización foliar han conseguido ser absorbidas. Además, de ese 19,4%, aún siguen habiendo pérdidas, puesto que sólo el 13,2% se transloca desde la hoja hacia los órganos como los frutos.

Esta imagen representa la diferencia en la distribución del ión de hierro sobre la hoja en distintas condiciones. En el caso A, con una hoja sana y de color verde, y en el caso B, con una hoja estresada con problemas de transporte y crecimiento restringido.

aplicaciones foliares

¿Cuándo es recomendable realizar aplicaciones foliares?

 

Por norma, las aplicaciones foliares no tienen ningún tipo de restricción siempre que sean aptas para aplicar.

El mejor uso de los tratamientos aéreos se hará cuando tengamos problemas en suelo y una baja tasa de asimilación radicular.

Esto puede deberse a problemas con el pH, suelos bloqueados por antagonismos de nutrientes, bajo porcentaje de materia orgánica, encharcamientos, sequía extrema etc.

También hay que contar con que la fertilización foliar es más eficiente que la fertirrigación, por lo que está totalmente recomendada en situaciones de carencia de algún nutriente. Esto se debe a que al aplicar el nutriente requerido a través de las hojas se dirige con mucha más facilidad a las partes donde se necesita, y no tiene que recorrer el largo camino desde las raíces hasta los órganos.

Los tratamientos foliares son recomendables en momentos de máxima necesidad, cuando las raíces no tienen la suficiente energía para asimilar todos los nutrientes que necesita.

Ten en cuenta que la absorción de nutrientes por parte de las raíces no se hace a coste cero y tiene que gastar energía para tomar otra. En el caso de los cationes, libera H+ para compensar la asimilación de iones de carga positiva y estar siempre en equilibrio iónico.

Algo a tener en cuenta es que los nutrientes tienen distintas formas de desplazarse, por lo que se puede diferenciar entre los nutrientes de alta movilidad y los de baja movilidad.

aplicaciones foliares

Nutrientes de alta movilidad

 

Lo son el nitrógeno, fósforo, potasio, magnesio, etc. Las aplicaciones tanto en fertirrigación como en los tratamientos foliares se transportan bien dentro de la planta y las correcciones de los estados carenciales suelen llevar poco tiempo (varios días como mucho).

Nutrientes de baja movilidad

 

Sin embargo, tenemos muchos micronutrientes (hierro, manganeso, zinc, cobre, etc.) con baja movilidad que dependen de muchos condicionantes para ser transportados. El movimiento es lento y la corrección de las clorosis suele llevar algunos días más.

Un claro ejemplo es el de la clorosis férrica y la corrección, que puede llevar más de una semana con repeticiones en las aplicaciones.

Fuente: agromatica.es

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