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Si alguna vez soñaste con vivir de forma independiente y ser dueño de la comida que consumes, un invernadero casero puede ser un gran paso hacia ese objetivo. Tener tus propias verduras y hortalizas, de cosecha propia, es sin duda la mejor forma de controlar lo que comes, de saber que la comida en tu casa es lo natural que tu quieres que sea.

Invernadero casero
Y pensando que tu puedes hacer tu propio invernadero para cultivar tus propios alimentos invirtiendo solo 50$ lo hace increíble.

Pero para ello tendrás que reciclar y reutilizar muchos de los materiales a utilizar.

Si esta opción no te convence, te proponemos otra que es construir un invernadero con estructura de madera.

Aquí vas a descubrir como hacer un invernadero de forma sencilla.

Como hacer un invernadero
El diseño que os proponemos nos lo ofrece gratuitamente este sitio web, donde podréis encontrar unas instrucciones muy completas para poder hacer un invernadero paso a paso de unos 15 metros cuadrados, pero que se puede adaptar para hacerlo mas grande dependiendo del espacio que permita tu jardín.

Los materiales principales para construir tu propio invernadero será madera de Palets, tendrás que empezar a guardar palets con tiempo, cañas de bambú, clavos y plástico de invernadero.

Cómo hacer un Invernadero Casero por 45$
Tendrás que empezar limpiando la zona donde vayas a instalarlo. Haremos una zanja a lo largo de todo el contorno del terreno que hayamos elegido. Debe ser de unos 40 cm ya que debe aguantar un palet en vertical.

Debemos unir palet con palet para darle robustez a la estructura. Podemos usar unas tablas de palet y unos clavos adecuados.

Una vez conseguida la estructura de palets, la idea es tener una «viga» de madera central donde pasarán las cañas que sacaremos de los laterales.

Después ya sólo quedará colocar el plástico y asegurar el conjunto.

Ventajas de los invernaderos
Intensifica la producción: establecen buenas condiciones para el desarrollo de nuestras plantas, por el aislamiento del exterior.

Aumenta el rendimiento: se aumenta de 2 a 3 veces en comparación con el campo abierto, en cultivos hidropónicos pueden llegar a ser 10 veces.

Menos problemas: al proteger los cultivos se minimiza el daño climático.
Ahorro de agua: en los invernaderos normalmente se usa el riego por goteo, lo que constituye un gran ahorro en el riego.

Mejor control de plagas y enfermedades: su hermeticidad es clave para un buen control de plagas y enfermedades.

Podemos cultivar todo el año: El control climático dentro del invernadero nos permite poder cultivar todo el año sin problemas.

Fuente: ecoinventos.com

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Por: Natalie Devenin. Diseñadora Industrial y Master en Nuevos Hábitos Alimentarios

¿Puede haber algo más onírico y placentero que un manto multicolor de flores frescas y aromáticas, cual desierto florido? ¿Pues qué tal un delicado pétalo, de la más delicada flor, dejándose caer sobre su boca? Y si a esto ¿le agregamos una copa de espumante?

Pues sí, esta experiencia sensorial poco común para la mayoría, es algo que podemos experimentar en distintos contextos. Lentamente, las flores comestibles han ganado un espacio dentro del mercado chileno, y al parecer, llegaron para quedarse y marcar una huella visual, tan llamativa como esa escena de “American Beauty”.

Desde antaño, las plantas y flores han cumplido distintos roles, en diversas culturas. Desde una función meramente ornamental, a ser utilizadas como medicina natural, e incluso como veneno, según sea su dosis y preparación. La mayoría de nosotros está acostumbrado al consumo de hierbas medicinales, plantas silvestres que podemos encontrar en el campo, e incluso en nuestros jardines, pero comer flores, es otra cosa. El preparar e ingerir infusiones en base a diversas hierbas es algo que forma parte de la cultura, con una connotación de sanación y cuidado natural. Podemos encontrar hierbas envasadas y diversos productos fitoterapéuticos en farmacias. Pero, ¿y las flores?

Las flores tienen una connotación diferente, más asociada al lujo, placer y cosmética. Su principal uso es en un contexto de alta gastronomía, apelando a una experiencia sutil y única, sin dejar de lado sus funciones benéficas.

En el año 2009, el Ministerio de Salud de Chile lanzó un catastro de plantas medicinales, llamado “Medicamentos Herbarios Tradicionales, 103 especies vegetales” (éste puede encontrarse fácilmente en internet, y descargarse como pdf), el que busca difundir información y “revalorizar el acervo cultural autóctono” sobre el consumo de plantas con propiedades para la salud. En éste  se pueden encontrar sus características descriptivas, su uso doméstico medicinal e información sobre sus orígenes y una ficha técnica.

Este catastro cuenta con 103 plantas validadas por el MinSal, entregando indicaciones de uso, las cuales incluyen ocasionalmente la incorporación de sus flores para preparar infusiones, compresas y en algunos casos, su uso gastronómico, como es el caso de la Borraja (Borago Officinalis), una flor muy atractiva tanto en su forma y color, cuyo origen proviene de la zona mediterránea europea y Asia menor. Esta flor, que puede ser utilizada en ensaladas, tortillas u otras preparaciones, tiene propiedades diuréticas, sudoríficas, depurativas y anti-inflamatorias. Esta flor puede ser conseguida en formato fresco, a través de “Toronjil Cuyano”, un proyecto apoyado por INDAP, en la zona de Limache, V Región de Chile.

Otro ejemplo de emprendimiento chileno relacionado a flores comestibles, es un proyecto apoyado por la Fundación para la Innovación Agraria, bastante destacado y novedoso, fácil de encontrar en ferias gastronómicas y mercados gourmet. Este es el caso de Alupra, una Pyme de la zona de La Araucanía, cuyo equipo emprendedor decidió revalorizar la exótica flor nacional, el copihue. Sin embargo, Alupra ofrece una propuesta de consumo diferente, pues su oferta consiste en pétalos de copihue en formato de conserva, con una versión salada, a modo de carpaccio, para acompañar y decorar platos, y otra versión dulce, para innovar en postres y cócteles.

Otro ejemplo que podemos encontrar en el mercado nacional es el caso de un producto australiano, Wild Hibiscus, también una flor en conserva utilizada principalmente para cócteles, con una impresionante presentación, un Hibiscus sumergido en una copa de espumante, añadiendo un toque de color audaz y vibrante. Aparte de estos ejemplos poco convencionales, se pueden encontrar también otros productos un poco más tradicionales, como la mermelada de pétalos de rosa, de producción artesanal.

En base a esto, podemos ver que poco a poco, las flores se van ganando un nuevo espacio en nuestros paladares curiosos. Ahora las flores son un bien multisensorial por descubrir, que entretienen nuestra vista, olfato, gusto y tacto.

¿Podrían las flores cultivadas convertirse en un ítem gastronómico deseado como experiencia de consumo para los chilenos? Aún hay mucho por explorar y mucha materia prima para experimentar… Bienvenidos sean los valientes innovadores que nos provean de nuevas experiencias con las flores comestibles.

Fotografía: Inao

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