Compartir:

A menudo nos encontramos con que alguno de nuestros cultivos o plantas, ya sea de interior o dispuestas en el jardín, tiene algún problema que de primera mano no sabemos diagnosticar. ¿Será una plaga o una enfermedad? Pues no, a veces se debe a errores que podemos cometer a la hora de mantener el cultivo. Se conocen como fisiopatías. ¿Quieres conocerlas?

No es ni plaga ni enfermedad, ¿entonces qué le pasa a mi planta?

fisiopatías

El rajado del fruto
Esta es una fisiopatía que ocurre en bastantes frutos como el tomate o el pimiento. Sucede que cuando el fruto está en proceso de maduración aparecen una especie de cicatriz o rajadura que nacen del cáliz y se extienden a lo largo de la hortaliza.

Esto es un problema de cara a su comercialización (tenemos la capacidad automática de desechar algún producto imperfecto en el supermercado a través de la vista aunque luego su sabor sea extraordinario).

Causas: la piel del fruto crece a la misma velocidad que su interior, lo que se conoce como la pulpa, y como en el caso de la piel humana tiene un límite de elasticidad. Un fruto que recibe un estímulo extra como el aumento de la temperatura o riego extra provoca un crecimiento del fruto por encima de las posibilidades de la piel, por lo que se forma el rajado del fruto, similar a las estrías en la piel humana.

fisiopatía
Necrosis apical o blossom-end rot
Este es un problema de carácter grave que se puede dar en plantas como la berenjena, el tomate o el pimiento. Durante el crecimiento del fruto y su maduración aparece una lesión que se vuelve negra y necrosa. Esta podredumbre apical muchas veces es confundida con algún tipo de enfermedad de tipo fúngica aunque los orígenes son distintos.

Causas: es un trastorno fisiológico asociado a una baja concentración de calcio en el fruto. Cuando una planta sustenta varios frutos y no es capaz de aportar el suficiente calcio a cada una, se produce una lesión en los tejidos, normalmente debido a una estructura del suelo que no permite la movilización de este mineral, a una estrés por sequía, o a variaciones frecuentes en la humedad del suelo.

Todos estos ejemplos no son el origen del problema de forma directa si no que causan el déficit de calcio en la planta. Es decir, aunque haya un estrés por sequía no se originará la necrosis apical si los niveles de calcio son los adecuados.

Asfixia radicular, una de las fisiopatías más comunes

La asfixia radicular está íntimamente ligada con el exceso de humedad a la hora de regar nuestros cultivos en el huerto. Con ello favorecemos la podredumbre de las raíces y la muerte de la planta. Hay una serie de pautas para descubrir este tipo de fisiopatías, como una parada generalizada del crecimiento, una clorosis de las hojas o bien su defoliación y una futura caída de frutos.

Causas: no existe ningún factor externo más que la acumulación de agua en el suelo. La cantidad de agua con la que reguemos influye pero no es determinante, ya que se puede dar el caso de que reguemos con normalidad pero nuestro suelo, al tener un drenaje pésimo, no es capaz de infiltrar el agua y por ello causa la podredumbre.

Por tanto la principal causa es un mal drenaje de suelo y la solución es simple, mejorarlo. Estas fisopatías relacionadas con el manejo del huerto son fáciles de solucionar si tenemos cuidado.

Aborto de los frutos (abscisión)
El aborto o abscisión de los frutos es una fisiopatía que origina, en mayor o menor grado, la caída de flores y frutos.

Causas: puede tener varios orígenes. Uno de ellos es el mecanismo propio de aclareo del árbol cuando está demasiado cargado de frutos. Otro origen es debido a una mala compensación de los nutrientes en el cultivo debido a un mal abonado o bien una mal actuación en el riego.

Golpe de sol o asoleado
Cuando el fruto llega a su madurez justo antes de recolectarse se encuentra en el punto más vulnerable. Es una fisiopatía muy visible en la piel del fruto, en el que aparece una mancha de color marrón que evoluciona desfavorablemente con el tiempo, aunque haya sido cosechado.

Causas: Cuando se encuentra expuesta a la radiación solar directa o por altas temperaturas justo antes de su recolección, cuando la carne del fruto está más tierna. Existen algunos manejos para intentar paliar el problema, uno de ellos sería control la densidad foliar en el caso del árbol evitando podas excesivas o el estrés hídrico, que agranda el problema.

Malformación del fruto
Esta fisiopatía tiene carácter específico en algunos cultivos, como el chupado del calabacín, y aunque anteriormente se ha achacado el problema al tratamiento mediante hormonas que se realiza sobre el cultivo para su fecundación, también existe un componente ambiental relacionado con el estrés hídrico.

Causas: uede deberse a dos factores, o bien falta de humedad en el suelo y por lo tanto estrés hídrico; o bien por todo lo contrario, un exceso de humedad ambiental. A demás también hay situaciones que puede provocar la malformación del fruto, como el viento. Un viento seco provoca un problema en el desarrollo del cultivo que se refleja en los frutos. Todos estos problemas hacen que la planta cierre sus estomas y evita realizar de forma completa su actividad fotosintética.

Nos quedan muchos más por poner
Hay muchísimos más problemas que podemos achacar a enfermedades virus o plagas; que luego realmente, no tiene nada que ver, y se tratan de este tipo de fisiopatías.

Fuente: agromatica.es

Compartir:
Compartir:

Hoy toca la remolacha roja o remolacha de mesa. Dependiendo de lugares, ya podemos pensar en sembrarla en nuestro huerto. El cultivo de remolacha es agradecido, no da problemas y las propiedades nutritivas son muy reconocidas.

Te ponemos en antecedentes antes de cultivar

Lo primero decir que la remolacha es la acelga. ¿Te lo imaginabas? La acelga es una subespecie de la remolacha que interesa más por sus hojas que por sus raíces. Pero las dos son Beta vulgaris. Es una Quenopodiácea. Hay diversas variedades destinadas para fines concretos. Ya conocemos la famosa remolacha azucarera y existe la forrajera para el ganado. La que nos interesa hoy para nuestro huerto es la remolacha de mesa. La que solemos comer cocida en ensalada. Tiene una importante cantidad de flavonoides (son antimicrobianos, anticancerígenos y disminuyen la hipertiensión arterial. Sus dos pigmentos (betacianina y betaxantina) indigeribles para nuestro organismo (lo veréis si la coméis ;-)) son utilizados en la industria como colorante alimentario.

Empecemos con el cultivo de remolacha. Clima

En el aspecto climático tiene un aguante ejemplar. Prefiere climas templados y húmedos pero aguanta bien el calor, el frío, las heladas (hasta cierto punto). Un portento de planta en lo que ha condiciones climáticas se refiere. Cuando los periodos de cultivo son tirando a fríos, la remolacha alcanza su mayor calidad. Sin embargo, cuando son más cálidos, el engrose de la raíz puede ser algo mayor.

Preferencias de suelo

Para el cultivo de la remolacha necesitamos suelos medios y ricos en humus. No le vienen bien partes de compost o abono poco descompuestos. Es mejor haber tenido un cultivo precedente al que se le haya añadido una buena parte de compost, para que lo que queda de ese compost esté bien descompuesto. Es una hortaliza que a diferencia de la gran mayoría resiste suelos pesados y arcillosos, aunque no es su ideal porque las raíces se deformarán con este tipo de suelo. Si son arenosos y más ligeros tendremos una mayor precocidad.

Frecuencias y dosis de riego para el cultivo de remolacha

El cultivo de la remolacha de mesa requiere de un riego moderado pero con una alta frecuencia. Es mejor regar menos y más veces de forma que consigamos un nivel de humedad en el suelo lo más constante posible. Los suelos secos entre riegos provocarán que la remolacha se parta.

Cultivo de remolacha. Siembra

La semilla de remolacha, tal y como la vemos, es una cápsula o fruto y dentro de él, están las semillas en sí mismas. Una de las ventajas de este cultivo es que podemos hacer siembra directa en el huerto sin pasar por semillero, lo que facilita bastante la previsión y el inicio del cultivo. Al crecer varias semillas juntas será necesario hacer un aclareo cuando empiecen a crecer para dar más vigor a las plantas que queden. Si vivimos en zonas cálidas, podremos disfrutar de ellas durante todo el año hasta que nos hartemos. En zonas más frías del norte se suele sembrar a partir de finales de marzo. Zonas más templadas en febrero.

Cultivo de remolacha. Semillas en el huerto
Semillas de remolacha
Fuente: frogstarfarm.com

Recolección de la remolacha de mesa
En aproximadamente 3-4 meses tendremos la remolacha lista para su consumo. En condiciones climáticas cálidas y con variedades precoces es posible que lleguen a término en 2 meses.

Para su consumo, lo más común es la cocción. Se recomienda lavarlas y no quitarles la hoja o dejarles algo. Nunca quitar la raíz o pelarlas. Perderemos todos los pigmentos y muchos de sus nutrientes y sabor. Cocer toda la planta durante 1 hora aproximadamente. Una vez cocidas se pelan y se pueden consumir. Otra opción es asarlas al horno hasta que estén tiernas. Mantienen mejor sus propiedades. También se pueden comer crudas aunque resultan menos digeribles. Cuestión de gustos.

Cultivo de remolacha
Cocción de la remolacha
Fuente: paradeladecoles.blogspot.com.es

Variedades
Plana de Egipto: Buena en precocidad. La raíz es más aplastada. De rojo intenso y de sabor dulzón pero tiene la carne algo más dura que la variedad Detroit.

Detroit: De forma redondeada y rojo oscuro. Carne muy fina y dulce. Se puede sembrar todo el año. Es de las más conocidas por su versatilidad y buena calidad.

Cylindra: Como su nombre apunta, es más alargada. La forma cilíndrica se presta más a procesado industrial que la presenta en rodajas.

Otras variedades: Claudia, Globo rojo, Faro, Rubidus

Fuente: agromatica.es

Compartir:
Compartir:

Cultivar tomates puede ser muy divertido, además del increíble sabor de los productos cultivado por nosotros mismos. Si te gusta cultivar tus propias plantas, te gustan los huertos urbanos, en este caso con tomates, debes tratar de cultivarlos en balas de paja.

Es un sistema que está ganando en popularidad, con el que se obtienen muy buenos rendimientos y con el que además ahorraremos agua de riego. Hoy hablaremos del cultivo de tomates en balas de paja.

Cómo cultivar tomates en balas de paja
Puedes usar cualquier parte de tu jardín despejada, no necesitaras una gran instalación para comenzar este proyecto.

Cómo cultivar tomates en balas de paja1
Era una técnica muy poco convencional hasta hace poco tiempo, pero las balas de paja han demostrado que pueden ser un entorno óptimo de crecimiento para tomates. De esta manera, podemos cultivar plantas de tomate de hasta 3 metros de altura, y tendrás tomates frescos todo el año.

Cómo cultivar tomates en balas de paja3
Basta con preparar la tierra para las plantas y que tengas suficiente espacio en tu jardín, huerta o terreno para organizar los fardos de paja. Las balas de paja lo mejor es que sean de trigo o avena, la mejor época para comprarla es otoño para empezar a cultivar a partir de primavera. Debemos tener bien húmedos los fardos e instalar unas guías o tutores para que la planta pueda crecer correctamente. Podremos ayudar al crecimiento añadiendo compost a la paja.

Cómo cultivar tomates en balas de paja5
El siguiente vídeo contiene «un breve recorrido de una huerta urbana donde se cultiva con balas de paja, en Bonsall, en el Condado de San Diego, EE.UU.«. También tienes un montón de información útil sobre el cultivo de tomates en huertos urbanos y fotos para ayudarnos y guiarnos paso a paso para el cultivo y el proceso de crecimiento, así como los cuidados necesarios.

Fuente: ecoinventos.com

Compartir:
Compartir:

Humus de lombriz: Para los amantes de la jardinería y la horticultura no hay nada mejor que utilizar productos ecológicos para tratar sus cultivos, con el objetivo de aplicar estrategias sustentables y amigables con el medio ambiente mientras se garantiza también el preservar la salud de los productores y de los consumidores finales.

humus de lombrizUna de las herramientas agroecológicas que se encuentra disponible para este fin es el humus de lombriz, que se ha demostrado que presenta características idóneas en su composición para procurar el fortalecimiento de los cultivos, así como propiciar su enraizamiento de un modo bastante asequible, incluso presentándose la opción de desarrollar el propio humus de lombriz en casa.

En las siguientes líneas se plasman los aspectos generales que sitúan al humus entre las mejores opciones para fertilizar los huertos y las plantas de jardín.

¿QUÉ ES EL HUMUS DE LOMBRIZ?
El humus de lombriz no es más que el excremento que producen las lombrices después de ingerir y digerir su dieta cotidiana. Esta materia orgánica es realmente rica en nutrientes y sustancias que favorecen el desarrollo de las plantas como lo son el fósforo, nitrógeno y potasio.

Por otro lado, las excretas de lombrices presentan un alto contenido de microorganismos que desarrollan reacciones químicas en las que sus productos secundarios actúan modificando la textura del suelo y su composición de gases, estas características especiales son las que hacen al humus tan atractivo para añadir a los cultivos del huerto.

A este punto, vale mencionar que el humus puede fabricarse en casa, un método conocido como vermicompostaje.

VENTAJAS DEL USO DEL HUMUS PROCEDENTE DE LOMBRIZ

Como ya es sabido, el humus de lombrices presenta innumerables beneficios para los cultivos del huerto:

FAVORECE EL TRASPLANTE

Al presentar un alto contenido de minerales y nutrientes para las plantas, una vez que se realiza el trasplante la planta encuentra un microambiente óptimo para enraizar, proceso que realizará con fortaleza y podrá dar una buena cosecha.

humus de lombriz
MEJORA LA TEXTURA Y COMPOSICIÓN DEL SUELO

El humus, al ser totalmente orgánico, modifica la composición del suelo aportando nutrientes y microorganismos que le dan una textura mucho más suelta y aireada. Cuando el suelo se vuelve más blando, resulta más fácil que la planta enraíce y soporte condiciones adversas.

MEJORA LA CALIDAD DE LOS FRUTOS

Mientras más rico sea el suelo en nutrientes, los frutos del cultivo serán mucho más gustosos, jugosos y grandes; sin duda alguna representa un aspecto positivo en la productividad del huerto.

NO PRODUCE MAL OLOR

Este tipo de abono orgánico no genera el olor característico que produce el estiércol, por lo que resulta bastante agradable de trabajar, especialmente en zonas urbanas, lo que favorece el desarrollo sustentable en todo tipo de espacios mientras se aleja la antigua creencia de que solo el campo produce.

El humus de lombrices realmente no presenta mayores desventajas en su uso; puede resultar un poco más costoso que el uso de fertilizantes químicos. Pero si se hace un análisis concienzudo del coste de la inversión contra la productividad y calidad de los frutos del huerto; es un gasto que de verdad vale la pena realizar.

¿CÓMO USAR HUMUS DE LOMBRIZ?

El uso o aplicación del humus de lombrices varía de acuerdo al momento de la colocación del mismo o del tipo de especie de cultivo a tratar. Cuando se va a realizar la siembra o plantación, el humus debe ser colocado en el fondo del hueco de cultivo en una cantidad aproximada de 100 gr; puede variar de acuerdo a las exigencias de la especie para favorecer el crecimiento y enraizamiento de la plántula.

Si más bien se realizará la fertilización de plantas ya crecidas; se debe realizar un aporte de humus de lombriz de entre medio a un kg por metro cuadrado de suelo; luego se realiza un rastrillado del suelo para luego aplicar directamente el producto. Mientras que, al realizar cuidados del césped, este debe ser fertilizado con medio kilo de humus por metro cuadrado.

Una presentación de humus que se ha popularizado por su practicidad para ser colocado es el humus líquido de lombriz. Este fertilizante puede ser suministrado a los cultivos o plantas por el sistema de riego, sin necesidad de remover la tierra o de cargar sacos para su colocación.

Si se trata de una siembra pequeña que no cuenta con un sistema de riego, sencillamente de sebe disolver el producto en una relación de 5 litros por cada 100 litros de agua y realizar el riego de las plantas de modo cotidiano.

humus de lombriz

¿CÓMO HACER HUMUS DE LOMBRIZ?

Preparar humus procedente de lombriz es una tarea bastante sencilla conocida como vermicompostaje. Esta labor consiste en alimentar a las lombrices con los restos de pieles de frutas y verduras; así como cáscaras de huevo para que estos animalitos produzcan las heces conocidas como humus de lombriz; luego pueden ser aplicadas directamente sobre las macetas o sobre el huerto familiar.

Es importante ser conscientes de que para iniciar esta tarea que traerá grandes beneficios al cultivo del huerto primero debe realizarse la compra de lombrices de california, una especie reconocida por su buen desempeño en el vermicompostaje.

¿CUÁNTO SE DEBE UTILIZAR DE HUMUS POR MACETA?

Entre tantas formas de aplicar el humus de lombriz, se debe tener claro en que este no se aplica únicamente sobre el suelo a fertilizar; también puede ser colocado en macetas con plantas.

Para este fin, lo ideal es añadir unos 50 gr del humus después de remover la tierra de la superficie trimestralmente, con el objetivo de darle mantenimiento a las plantas y enriquecer el suelo en el que se desarrollan.

Lógicamente, si se trata de macetas pequeñas con especies botánicas que no alcanzan un gran tamaño en su ciclo de vida; la dosis de humus de lombriz debe ser reducida a una cantidad aproximada de 30 gr por cada trimestre como mantenimiento.

Fuente: agromatica.es

Compartir:
Compartir:

La poda del pimiento en el huerto

Aunque pienses que la poda únicamente está ligado a los árboles o arbustos, ya sean frutales o especies menores como rosales, las hortalizas también tiene su poda específica. Sobre todo aquellas plantas que están en invernadero o protegidas del clima exterior. ¿Quieres saber cómo se realiza correctamente la poda del pimiento en unos sencillos pasos? Lo veremos a continuación.

poda del pimiento

CLAVES PARA REALIZAR LA PODA DEL PIMIENTO

Con la llegada del buen tiempo es hora de cultivar solanáceas como el caso de este cultivo. Puede que no lo hayamos hecho nunca pero realizando la poda del pimiento vamos a conseguir algunas ventajas que no conseguiríamos si lo dejásemos crecer sin más. ¡Ya verás!

– Nada más que con hacer una simple poda del pimiento podremos obtener las siguientes ventajas:

– Mayor entrada de luz a todas las partes de la planta

– Mejora del tamaño y sabor del fruto

– Reducción de plagas y enfermedades

Mejora de la aireación y equilibro en la maduración del fruto

Ya que conocemos los beneficios de realizar una poda conveniente en nuestra planta del pimiento, ahora vamos a saber cómo se realiza. ¡Muy sencillo!

LOS PRIMEROS PASOS EN LA PODA 

Normalmente no se suele podar el pimiento y se deja que surjan del tallo principal entre 3 o 4 ramas principales. Se han hecho estudios en relación a si reducir el ramaje del pimiento tiene resultados en cuanto a la producción o el sabor del fruto y no se han llegado a conclusiones serias.

Por otro lado, si se ha demostrado que dejar únicamente 2 o como mucho 3 ramas principales en la planta del pimiento mejora la precocidad. Así que depende de ti elegir cuantos brazos dejas al pimiento, basándote en la siguiente regla:

– Dejar 2 ramas principales: mejora de la precocidad (y un poco más de calidad del fruto)

– Dejar 3 ramas principales: incremento de la producción.

Difícil decisión, entre 2 o 3 ramas. Pero básicamente a donde queremos llegar es que, con cualquiera de estas dos podas del pimiento se mejora la producción, calidad y precocidad de una planta a la cuál no se han limitado el número de ramas principales. Por lo tanto eso da pie a pensar que lo mejor es podar, siempre que la mano de obra esté disponible.

La principal desventaja de la poda del pimiento es que, a pesar de que se mejoran las producciones, el coste de realizar dicha tarea, si el número de plantas es elevado, no es rentable.

poda del pimiento

PODA DE FORMACIÓN DEL PIMIENTO

A la hora de realizar dicha técnica, tenemos que eliminar las siguientes partes:

  • Brotaciones en el tronco principal
  • Hojas del tronco principal que toquen el suelo
  • Cualquier tallo de crecimiento irregular, mal formado, chupón o que crezca hacia el interior de la planta

Cuando nuestra planta de pimiento crece, podemos distinguir el tallo principal y luego la cruz donde se bifurcan una serie de ramas principales. Si seguís los consejos de la poda, se dejarán entre 2 y 3 brazos, no más. Cualquier ramificación que nazca debajo de dicha cruz será eliminada.

Con esto conseguimos que todos los nutrientes se empleen en las ramas principales, que en un futuro darán lugar a los pimientos. Por otro lado, las hojas que se estén formando en dicho tallo principal, las quitaremos siempre que estén casi rozando el suelo, por la posibilidad de contraer enfermedades, pudrición o cualquier otro problema originado por exceso de humedad.

PODA DE PRODUCCIÓN

– Aclareo de frutos

– Aclareo de hojas

– Despunte de ramas

Las hojas mencionadas anteriormente, si son jóvenes tenemos que respetarlas. Una vez sean adultas o bien empiecen a tornarse amarillentas, aunque no toquen el suelo o supongan un peligro de enfermedades, se eliminarán. Por supuesto, siempre quitaremos las de debajo de la cruz, donde nacen las ramas principales.

Luego, continuando con las hojas de las ramas principales, cualquier que no tenga un aspecto saludable (ya sea, dañadas por plagas, picoteadas o con tonalidades distintas al verde de la clorofila) se eliminarán. Ojo, siempre con lógica. Si la planta presenta un aspecto amarillento en general, puede deberse a una clorosis (como la clorosis férrica) y se ha de corregir.

Más sobre la poda del pimiento en el huerto

Con respecto al aclareo de frutos, si la planta de pimiento no es excesivamente vigorosa, una buena opción para conseguir, en un futuro, una buena homogeneidad en la producción de frutos, eliminar las primeras producciones que salen cercanas a la cruz (inicio de las ramas principales).

También seguiremos haciendo lo del paso anterior. Eliminar cualquiera que presente problemas por plagas o enfermedades, estén picados, abiertos o presenten deformidades. Si las «cazamos» a tiempo, se formarán nuevas flores con nuevos frutos de mejor tamaño y mejor calidad.

Los despuntes que hemos mencionado en la poda de producción se harán únicamente en caso de que nuestro pimiento haya crecido excesivamente, sobre todo en cuanto a ramificación y producción de hojas. En este caso, lo más conveniente es reducir la densidad foliar con la poda del pimiento. Así se generarán nuevas flores y se reducirá el tiempo de maduración de los frutos.

SI QUEREMOS APROVECHAR EL PIMIENTO AL MÁXIMO

Una vez terminada la primera producción de pimientos, si queremos buscar una segunda producción, y el clima nos lo permite, podemos realizar una poda de rejuvenecimiento. Sin embargo, tenemos que cuestionarnos si queremos seguir produciendo pimientos o buscar alternativas (según el calendario de cultivo). Lo decimos porque dicha producción, una vez rejuvenecida la planta, será de peor calidad y en menor cantidad.

Buscamos el punto donde nace la segunda cruz, es decir, las ramas secundarias. Tenemos una primera cruz justo al final del tallo principal, luego la bifurcación de las 2 o 3 ramas que hemos dejado, y luego una nueva cruz con nuevas ramas. Toda esa segunda cruz se elimina dejando un par de yemas por rama.

Un abonado de nitrógeno o aportación de materia orgánica es muy recomendable para reactivar la formación de nuevas partes vegetativas.

Compartir:
Compartir:

hortalizas e invernaderos

La agricultura se enfrenta a desafíos sin precedentes debido al aumento de la demanda de alimentos, efectos adversos del cambio climático, sobreexplotación de los recursos naturales, pérdida de biodiversidad y desperdicio de alimentos; arriesgando su capacidad productiva para satisfacer las necesidades alimentarias actuales y del futuro. La agricultura sostenible, hidroponía e invernaderos, persiguen satisfacer las necesidades de alimentación saludable de las generaciones de hoy y del mañana, un mayor respeto con el medio ambiente, y ser social y económicamente aceptables, a través de los siguientes principios:

– Reducir los riesgos ambientales y preservar los recursos naturales.

– Usar eficientemente los recursos agrícolas y fuentes de energía no renovables.

– Adaptarse a los ciclos naturales biológicos y ambientales.

– Apoyar al desarrollo económico rural y la calidad de vida de los agricultores y agricultoras.

Jennifer Cortés (Facultad de Ciencias, Universidad de La  Serena, Chile), alumna en práctica del Programa Transferencia Tecnológica para el Cultivo de Hortalizas Hidropónicas.

La hidroponía incluye acciones y respuestas a las dificultades que enfrenta el área agrícola, especialmente por el reducido consumo de agua, una mayor densidad de cultivo y menor esfuerzo físico para la producción de hortalizas.

Sostenibilidad de hidroponía e invernaderos en la Agricultura Familiar Campesina (AFC)

El Programa Transferencia Tecnológica para Cultivo de Hortalizas Hidropónicas, dirigido a la AFC en las comunas1 del Programa Territorial Zonas Rezagadas de la Región de Coquimbo, está desarrollando un modelo de producción de hortalizas de hoja en Sistema de Raíz Flotante (SRF), cuya capacidad productiva es de 540 plantas en 48 m2 por ciclo de cultivo, proyectando anualmente ocho ciclos que alcanzan un total de 4.320 plantas.

Este informativo tiene por objetivo integrar los principios antes descritos, identificando manejos culturales y orientar a un mejor uso de insumos y recursos para una producción sostenible, que eleve los estándares de calidad en hortalizas en hidroponía e invernaderos.

Reducir los riesgos ambientales y preservar los recursos naturales.

Hidroponía e invernaderos y Manejo Integrado de Plagas (MIP)

Estrategia de Exclusión y MIP: uno de los mayores riesgos en los sistemas agrarios es el mal uso y abuso de plaguicidas, que tienen efectos adversos sobre la salud de la población (peligro de cáncer, leucemia, Parkinson, asma, neuropsicológicos y cognitivos); contaminación al medioambiente (efecto residual) y efectos en los ciclos biológicos del sistema agrario (nuevos brotes y resistencia de plagas -insectos, bacterias y malas hierbas-).

La implementación y uso de mallas antiáfidos como barrera física y “cero ingresos de plagas”, garantizan el bajo a nulo uso de plaguicidas, complementado con estrategias de Buenas Prácticas Agrícolas (BPA) y Manejo Integrado de Plagas (MIP), como se presenta en el Cuadro 1.

Cuadro 1. Complemento de BPA y MIP en sistemas hidropónicos, a estrategias de exclusión, con uso de mallas antiáfidos.

Estrategrias y acciones

 

En los sistemas hidropónicos, las enfermedades del suelo prácticamente no existen, sin embargo, lo que pueda hallarse es debido a contaminaciones externas por herramientas, implementos o almácigos, los que pueden ser controlados con desinfección de cloro.

Las enfermedades provocadas por insectos, como pulgones o trips, se reducen con la instalación de mallas antiáfidos. Para el control de malezas, el uso de malla en la cubierta del suelo impide el crecimiento de plantas no deseadas al interior del invernadero (mallas conocidas comercialmente como antimalezas o “ground cover”).

Figura 1. Implementación de estrategia de exclusión con malla antiáfidos y antimalezas, en invernadero.

Soluciones nutritivas en hidroponía e invernaderos

Soluciones Nutritivas: su uso inadecuado con altos niveles de nitrógeno y fósforo puede llegar a tener implicancias sobre los ecosistemas; su descarga en altas concentraciones contamina el suelo, las aguas superficiales y subterráneas y, además, provoca una producción de autótrofos (ej., algas) y un bajo nivel de oxígeno disuelto (OD), que posteriormente conducen a la eutrofización en cuerpos de agua, ríos y arroyos.

A nivel de cultivo, en especial, cuando las temperaturas sobrepasan los 30 °C o en condición de días largos (verano), aumenta la salinidad, afectando la tasa de oxigenación y los procesos fisiológicos como la actividad fotosintética, apertura estomática y contenido de clorofila, que repercute en la calidad comercial de las hortalizas.

A través de análisis de calidad de agua (biológicos y químicos) constatar que las soluciones nutritivas implementadas respondan a las características propias del agua de riego de cada predio y del cultivo a producir, con niveles adecuados de nitrógeno y fósforo, procurando que la salinidad se encuentre por debajo de 1,0 dS m_1.

Se recomienda que las descargas (después del 3.er ciclo productivo) se efectúe en frutales que no hayan sido fertilizados, y no en canales cercanos o cursos superficiales de agua.

hidroponía e invernaderos

Figura 2. Suministro de solución nutritiva con concentración adecuada de nitrógeno y fósforo a las características del agua (CE: 0,33dS/m y N: <0,1ppm).

Hidroponía e invernaderos y el manejo de plásticos

Manejo de plástico: corresponde a uno de los insumos más controversiales en los sistemas hidropónicos y su relación con el concepto de “sostenibilidad”, ya que estos polímeros por sus características físicas y químicas, son muy difíciles de degradar por los microorganismos que se encuentran en la naturaleza y pueden permanecer casi intactos durante siglos.

También suponen un grave riesgo de contaminación y una grave amenaza para la biodiversidad y para todo tipo de fauna. Según datos de la FAO, en 2019 las cadenas de valor agrícolas utilizaron 12,5 millones de toneladas de productos plásticos, mientras que otros 37,3 millones se utilizaron en envases de alimentos.

Usar eficientemente los recursos agrícolas y fuentes de energía no renovables

El plástico en hidroponía es el principal insumo; ya que contribuye a aumentar los rendimientos de los cultivos, reducir el consumo de agua y de insumos agroquímicos. Las estrategias de su uso deben estar orientadas a la durabilidad y capacidad de reciclaje. Según el grado de resina que contienen se clasifican en siete categorías, como se muestra en la Figura 3.

Es recomendable que al momento de elegir el tipo de plástico se pueda priorizar aquellos identificados con los números 1, 2, 4 y 5, evitando que tengan “un solo uso”, así como quemarlos, ya que esto tiene incidencia directa en el rendimiento de los cultivos (reducción 20-30 %) debido a las altas concentraciones de dioxinas (contaminantes orgánicos persistentes que se encuentran entre las sustancias químicas más tóxicas conocidas).

Además, se recomienda reutilizarlos dentro del predio (por ej., cobertura corrales o bebederos); disponerlos en puntos de reciclaje comunal y cuantificar la cantidad dentro del predio.

Figura 3. Clasificación de plásticos según su capacidad de reciclaje.

Materiales de alta durabilidad

En los sistemas productivos del Programa se trabaja con materiales de alta durabilidad que permitan extender el uso productivo y la vida útil de los mismos. Dentro de las estrategias de uso eficiente de recursos se cuantificó y clasificó la cantidad de plástico utilizado (ver Cuadro 2), garantizando su uso por más de tres años; la mayoría corresponde a dos y cuatro, según capacidad de reciclaje.

Sin embargo, la preocupación y atención se encuentra en las bandejas de plumavit (PS-6), las que tienen una baja durabilidad; adoptándose para ellas técnicas de envoltura que otorgan hermeticidad y mayor durabilidad, como se muestra en la Figura 4.

Cuadro 2. Materiales, clase y cantidades utilizados en el Programa de introducción del cultivo de hortalizas en hidroponía e invernaderos.

hidroponía e invernaderos

Adaptarse a los ciclos naturales biológicos y ambientales

Consumo de agua y densidad de plantación: la respuesta de la hidroponía; ante la escasez de precipitaciones y condiciones de sequía, es que permite reducir el consumo de agua; alrededor de un 40 % en los cultivos de lechuga (ver Cuadro 3) y aumentar la densidad de plantación en una proporción de 1:5 respecto del cultivo tradicional en suelo (Figura 5).

Cuadro 3. Comparación de consumo y ahorro de agua entre cultivo en suelo e hidroponía.

hidroponía e invernaderos

Apoyar al desarrollo económico rural y la calidad de vida de los agricultores y agricultoras.

Figura 4. Cubierta plumavit para aumentar vida útil.

Mujeres y tercera edad y su relación con la hidroponía e invernaderos

 

Mujer y Tercera Edad: la calidad de vida rural se ha visto afectada por el despoblamiento y; por consiguiente, por una reducción de la fuerza de trabajo; debido a las escasas oportunidades para jóvenes, que optan por estudiar en ciudades, o bien, trabajar en otros sectores productivos.

La hidroponía al ser un modelo que requiere de un bajo esfuerzo físico y automatizado, da la posibilidad de incorporar mujeres y adultos mayores; posibilitando aumentar los ingresos familiares y contribuir a la independencia económica, especialmente de quienes están a cargo del cuidado del hogar.

Del total de beneficiarios del Programa el 60 % son mujeres; a quienes se les entregan las herramientas productivas y de comercialización; orientadas a estrategias asociativas entre los beneficiarios/as para la compra de insumos y canales de venta a nivel local. Se estima que el incremento del ingreso familiar anual sería de un 50 %.

Figura 5. Esquema comparativo densidad de plantación. (A) lechugas cultivadas en suelo (0,33 x 0,75 m) y (B) lechugas cultivadas en SRF (0,2 x 0,2 m).

Desafíos

Un abastecimiento energético fiable, eficaz, eficiente, sostenible y económico es imprescindible para garantizar el progreso y el desarrollo productivo en la hidroponía; que demanda de una alta disponibilidad energética, sin limitaciones ni interrupciones de suministro que obstaculicen las tareas diarias.

En este contexto, la independencia del uso de energía en los sectores rurales, a través de fuentes renovables (eólica o solar); desde una mirada productiva y económica hacia la sostenibilidad, son estrategias que deben ser visualizadas por agricultores/as.

El contenido de este artículo fue elaborado por Víctor Pizarro B., Constanza Jana A., Cornelio Contreras S., Víctor Alfaro E., Gonzalo Ibacache A., INIA Intihuasi, para www.inia.cl.

 

Compartir:
Compartir:

La cocina peruana destaca por la magnífica combinación de sabores ácidos, cítricos y picantes. Uno de los estándares del picante en la gastronomía de este país es el chile rocoto o, como también es conocido, chile de cera o chile manzano. Este fruto ofrece un sabor muy valorado y se puede consumir tanto en fresco como en ensaladas.

En esta guía queremos reunir toda la información posible sobre su cultivo, así como las características que más diferencian al rocoto con respecto al resto de chiles. Ya de por sí, tanto por su forma como por su color es bastante diferente, aunque el manejo de su cultivo sigue los estándares del cultivo de chiles y pimiento.

Características del chile rocoto

Nivel de picante

El chile rocoto o chile manzano no está ni mucho menos en el top de la table de picante, conocida como escala Scoville. Su picante, considerado entre 100.000 y 200.000 SHU, es inferior a la referencia del chile habanero, pero con un sabor y una textura al consumirlo en fresco característico y diferenciador.

Para las personas no acostumbradas al picante, tiene un nivel potente y debe ser consumido con moderación.

Este chile es muy agradable de tomar, con un picante pronunciado pero que deja saborear los polifenoles y aromas propios del chile, quedándose un sabor único del rocoto en el paladar durante varios minutos.

Por ello, es ampliamente utilizado en países como Perú o Bolivia, que destacan tener una gastronomía muy valorada internacionalmente, utilizado en salsas como condimento o picado sobre carnes y pescados para darles un toque ligeramente picante.

Descripción del fruto

Una curiosidad del chile rocoto son sus semillas, de color negro y fácilmente plantables cuando estén relativamente secas. Su poder de germinación es alto, aunque tarda un poco más en germinar que otros chiles como habanero, jalapeño o cayena.

A nivel de tamaño, la planta es muy parecida a otras especies, con un porte más pequeño, no superando el metro de altura y gran producción de flores en todas las yemas axilares y cruces de tallos. El fruto tiene unos 5 cm de longitud, con una forma geométrica rectangular o cuadrada, con grandes hombros rectos.

La maduración del fruto es un proceso escalonado muy parecido al del cultivo del pimiento: frutos verdes al inicio, casi cuando tienen el tamaño final acumulan más antioxidantes que otorgan un color amarillo o anaranjado del que ya se puede recolectar. Si seguimos madurando en la planta, adquiere un fantástico color rojo vivo propio del chile rocoto y la forma más consumida habitualmente.

Todo este proceso de desarrollo del fruto hasta su óptima maduración lleva, en buenas condiciones de luz y temperatura, unos 80 días. Por ello es interesante realizar la plantación a principios de primavera, germinando en bandeja protegida en el interior de casa si aún no hay suficiente condiciones ideales en el exterior, especialmente con noches frías.

Guía de cuidados de variedades rocoto

El cultivo de chiles es, en general, sencillo. Hay algunas variedades más exigentes que otras, pero puede estar al alcance de cualquier persona. A partir de aquí te mostramos cuáles son las mejores condiciones para desarrollar el cultivo de chiles rocoto y poder consumirlos en fresco, de tu propia planta.

Dónde ubicarlo

Temperaturas

Para el cultivo de cualquier planta de la familia Solanaceae (solanáceas) se necesitan buenas temperaturas y alta iluminación. Por eso se dan muy bien en el clima centro y sudamericano. En zonas de Europa, se desarrolla mejor en el ámbito mediterráneo, con brisa marítima y temperaturas más estables. La plantación se realiza, a cielo abierto, a inicios de primavera, aprovechando toda la exposición solar de los meses estivales.

Hablamos de un régimen térmico de entre 20 ºC y 25 ºC durante el día (no importa 5 grados más arriba y abajo) y temperaturas algo más frías, 15 ºC a 18 ºC, durante la noche. De hecho, una diferencia de más de 10 ºC entre la noche y el día garantiza una fecundación ideal de las flores.

Humedad

El chile rocoto puede adaptarse a distintas humedades ambientales, siendo el ideal para una correcta floración y polinización entre 50 y 65%. Humedades más altas corren el riesgo de aumentar las probabilidades de sufrir ataques de hongos en frutos, como botritis, antracnosis, bacterias (Pseudomonas y Xanthomonas). Todas estas enfermedades mencionadas tiene difícil solución a no ser que el ambiente sea más seco y haya buena ventilación (el mejor fungicida y bactericida).

Iluminación

Buena exposición lumínica y un mínimo de 10 a 12 horas de Sol durante todos los días. Por eso hablamos de que el cultivo del chile rocoto es de verano. La falta de luz ocasiona una planta con menos producción de tallos y hojas, menor verde vivo (no produce tanta clorofila), una planta más espigada y de crecimiento vertical y menor producción de flores.

Cómo sembrar

Las condiciones óptimas de germinación del chile rocoto es mantener una temperatura constante de 20 ºC a 30 ºC. Debes evitar en todo momento que haya una temperatura por debajo de 15 ºC una vez la planta ha germinado, ya que se reduce considerablemente su crecimiento.

Mantén el sustrato continuamente humedecido, sin encharcar. La mejor manera de regar sin desplazar la semilla es utilizar un pulverizador de gota fina. Además, aumentas la humedad ambiental del semillero y mejora la eficacia de la germinación.

Suele tardar alrededor de 15 días en germinar, aunque muchas veces se adelantan, dependiendo de las condiciones ambientales.

Características del suelo

La fertilidad del suelo es una exigencia del cultivo de pimiento y chiles. El chile rocoto demanda un suelo seco, fértil y con buen volumen de materia orgánica. Un suelo con una parte de arena favorece el drenaje y mantiene unas raíces limpias y en desarrollo continuo. No te olvides de aportar materia orgánica renovada a suelo antes de trasplantar tu pimiento rocoto. Una cantidad ideal si trabajas por primera vez el suelo es aportar 2 kg/planta de compost o materia orgánica mezclada con la tierra. Este aporta aguantará al menos 2 o 3 años en el suelo, hasta que renueves nuevamente.

Si realizas el cultivo en macetas, elige una mezcla 70-80% de turba y 20-30% de fibra de coco o materiales inertes muy porosos, como perlita o vermiculita.

Cómo regar

El riego es un factor muy importante para nuestros chiles rocoto. Un exceso causa una pudrición generalizada de las raíces y una planta entristecida, con hojas caídas que, aparentemente, pide agua, pero es todo lo contrario.

En primavera y verano, un riego de mantenimiento es aportar agua cada 2 o 3 días, aproximadamente con riegos de 1 litro para planta adulta (>30-40 cm de altura). Si se cultiva en macetas, una estrategia a seguir es aportar 5 veces menos el volumen del recipiente, igualmente cada 2 o 3 días.

Uso de fertilizantes

Para una buena producción de frutos y un magnífico desarrollo de la planta, tenemos que partir de un suelo fértil. Por eso hemos recomendado el uso de turba, ya que tiene una gran capacidad para almacenar nutrientes y transmitírselos a las raíces de la planta.

Aproximadamente a los 15 días desde trasplante, podemos empezar a aportar pequeñas cantidades de fertilizante. Aquí tienes 2 opciones: utilizar fertilizantes orgánicos o bien nutrientes inorgánicos NPK de mayor concentración.

Como fertilizante orgánico, una de las mayores recomendaciones es aportar 1 de cada 3 riegos humus de lombriz. Contiene pequeñas cantidades de nitrógeno, algo menos de fósforo y bastante cantidad de potasio. Para mejorar la producción de raíces y lograr aumentar el volumen de la planta, el nitrógeno procedente de aminoácidos es una buena alternativa en agricultura ecológica.

Como fertilizantes inorgánicos, puedes utilizar abonos líquidos, incorporados en 1 de cada 3 riegos junto con el agua, o aplicar abonos granulados que aplicas 1 vez cada 15 días y lentamente se van solubilizando con la humedad ambiental y los riegos aportados. Una mezcla ideal es el NPK 12-8-16 con magnesio y micronutrientes.

Multiplicación

La forma más fácil de multiplicar una planta solanácea como el chile rocoto es mediante semillas. En general, la fama que tienen todos los chiles y guindillas hace que sea muy fácil conseguir todo tipo de semillas y a muy buen precio.

Éstas tienen un gran poder de germinación y podemos encontrar muchas variedades diferentes para plantar de forma contigua.

Poda

En general, la poda del chile rocoto permite definir si queremos tener 2 o 3 brazos (tallos principales) a partir de la formación de la cruz. Básicamente, con menos brazos conseguiremos menor cantidad de frutos pero mayor tamaño. Y con 3 brazos, más producción de frutos y, por ello, menor tamaño de cada uno de ellos. Esto es lo que se conoce como poda de formación.

Posteriormente, la poda se reduce a limpiar hojas afectadas, facilitar una correcta aireación y eliminar tallos torcidos, rotos o envejecidos.

En cualquier caso, no tengas miedo con eliminar los tallos que consideres ineccesarios, ya que esto hace que el chile rocoto produzca nuevos y renueve brotes.

Con la poda vas a obtener los siguientes beneficios:

– Recolección más rápida y eficaz (ámbito profesional)

– Fruto con mayor tamaño y mejor formado.

– Mayor aireación reduce la presencia de hongos y bacterias.

– Las aplicaciones foliares son más efectivas.

– La mayor entrada de luz permite una maduración más homogénea de los frutos.

Plagas y enfermedades

Insectos

El pimiento y todos los chiles son plantas que reciben la visita de todo tipo de plagas y enfermedades. La multitud de brotes y hojas sensibles sumado al buen tiempo ambiental durante su plantación, hace que sea habitual ver todo tipo de insectos como mosca blanca, pulgón, trips y varios grupos de minadores, entre otros.

Los grupos de insectos chupadores más habituales en el chile rocoto son los siguientes.

Parte aérea (afecta a hojas, tallos y frutos):

– Ácaros: araña roja (Tetranichus urticae) y araña blanca (Polyphagotarsonemus latus).

– Mosca blanca: Bemisia tabaci y Trialeurodes vaporariorum.

– Trips: Frankliniella Occidentalis

– Pulgones: el más frecuente es Myzus persicae.

– Orugas: Spodoptera exigua, Heliothis armigera, Chrysodeixis, Autographa gamma.

Para combatir esta serie de insectos, el mejor tratamiento en ecológico es la aplicación foliar de jabón potásico a dosis altas (10 cc/L). Ten paciencia porque es probable que no eliminemos toda la población en la primera aplicación. Necesitas varias aplicaciones con 3-5 días de separación para limpiar por completo tu rocoto.

Parte radicular (afecta a las raíces):

  • Nematodos: el género más extendido en el chile rocoto y, en general, todo tipo de pimientos, es Meloidogine.

Enfermedades

La mayoría de las enfermedades del pimiento se desarrollan en condiciones de humedad relativa alta. Salvo el oidio, muy común en este cultivo, que no necesita tanta humedad pero sí temperatura.

Los hongos y bacterias más conocidas en el cultivo del chile rocoto son las siguientes:

– Phytoptora capsici:

Botritis y sclerotinia: enfermedades de pudrición que se activan en condiciones altas de humedad y afectan a toda la parte aérea de la planta, especialmente al fruto.

– Oidiopsis (Leveiulla taurica): bastante habitual, formando un pelo gris y pulverulento sobre el envés de la hoja, con manchas amarillas sobre el haz. Se previene con azufre.

– Bacteriosis: causado por las bacterias Xantomonas campestrisClavibacter michiganensis y Erwinia caratovora. Necesitan humedad ambiental y su eliminación es complicada, ya que no está permitido el uso de antibióticos en agricultura. El uso de cobre y aumentar la aireación es la fórmula tradicional más efectiva.

Productos relacionados

Para asegurarnos una buena plantación, tenemos algunos productos interesantes que, en general, vienen muy bien para todo tipo de cultivos.

– Sustrato: elegir uno suelo, con turba al 80% y mezcla de sustancias inertes que aumentan su drenaje y porosidad (como perlita o vermiculita).

– Semillero con tapa: adelanta la germinación utilizando un semillero con tapa para aumentar la humedad relativa y optimizar la salida de las plántulas.

– Humus de lombriz: indicado para agricultura orgánica y con una buena relación de nutrientes para mezclar con el sustrato.

– Jabón potásico: para aplicar foliar si aparecen insectos chupadores como mosca blanca, pulgón, trips o cochinilla.

Fuente: agromatica.es

Compartir:
Compartir:

1. Generalidades del cultivo

Descripción botánica

Actualmente existe una controversia sobre el nombre científico que le corresponde al tomate. Desde el año 1881, Philip Millar lo ubicó en el género Lycopersicon y lo denominó Lycopersicon esculentum, que ha sido el nombre más ampliamente usado desde entonces. Sin embargo, en 1753 Carlos Linneo, científico, naturalista y botánico – quien sentó las bases de la taxonomía moderna–, ya había colocado el tomate en el género Solanum asignándole el nombre científico de Solanum lycopersicum L.  Hoy en día, la evidencia genética (e.g., Peralta & Spooner, 2001) muestra que Linneo estaba en lo correcto al ubicar el tomate en el género Solanum. Esto ha aumentado la controversia y se espera que por algún tiempo, mientras se determina el genoma del tomate, ambos nombres se sigan encontrando en la literatura.  Por lo tanto, para propósitos de esta publicación utilizaremos el nombre Solanum lycopersicum L. para referirnos al tomate.

El tomate es una especie originaria de América, al parecer de las regiones montañosas de Perú, Ecuador y Chile. Es una planta herbácea, de tallo semi leñoso, cuyo sistema radicular está compuesto por una raíz principal de corta extensión ramificada en numerosas raíces secundarias. En la parte superior, al nivel del suelo, se desarrollan raíces adventicias que ayudan a mejorar el anclaje de la planta al sustrato. La raíz está compuesta por una epidermis o parte externa en donde se encuentran pelos absorbentes especializados en tomar agua y nutrientes. En el interior se localizan el córtex y el cilindro central conformado por el xilema, que es el tejido responsable del transporte de los nutrientes desde la raíz hacia las hojas y otros órganos de la planta.

El tallo, al igual que en muchas plantas superiores, es una continuación de la raíz. Generalmente mide entre 2 y 4 centímetros en la base de la planta y es más delgado en la parte superior donde se están formando nuevas hojas y racimos florales. El tallo también está conformado por epidermis, que contiene pelos glandulares, corteza, cilindro vascular (xilema) y tejido medular.

Las hojas del tomate son imparipinnadas, compuestas por foliolos alternos e impares que terminan en un foliolo individual en su parte apical. El número de hojas por tallo y la frecuencia de aparición de hojas están determinados principalmente por el tipo de hábito de crecimiento de la planta y por la temperatura. Por ejemplo, en plantas con hábito de crecimiento determinado, las hojas se forman a una tasa de 2 ½ por semana, a una temperatura promedio de 23 °C.

La flor del tomate es perfecta, con órganos femeninos y masculinos funcionales. En cada inflorescencia o racimo se forman varias flores y una sola planta de crecimiento indeterminado puede producir 20 o más inflorescencias sucesivas durante un ciclo de cultivo, bajo condiciones de invernadero. La formación de racimos florales ocurre más o menos cada semana y media.

El fruto del tomate está constituido por un 94-95% de agua. El restante 5-6% es una mezcla compleja en la que predominan los constituyentes orgánicos, los cuales dan al fruto su sabor característico y su textura. El fruto tarda de 60 a 70 días desde la antesis (cuajamiento) hasta el momento de la cosecha.

Hábitos de crecimiento

La planta de tomate inicia su crecimiento a partir de un tallo principal, formando entre 5 y 10 hojas antes de producir el primer racimo floral. Luego, comienzan a diferenciarse dos hábitos de crecimiento de la planta: el crecimiento indeterminado y el crecimiento determinado. En plantas de crecimiento indeterminado, se forma en la axila de la hoja más joven (la que está inmediatamente por debajo del racimo floral más reciente) una yema vegetativa que continúa el crecimiento y desplaza esta hoja a una posición por encima del racimo floral más reciente y sigue su crecimiento formando tres o cuatro hojas y luego un nuevo racimo floral. A partir de ahí el proceso se vuelve repetitivo, pues debajo de la nueva inflorescencia surge una yema que desarrolla nuevamente 3 o 4 hojas y un nuevo racimo floral y así sucesivamente se repite esta secuencia de crecimiento hasta que las condiciones sean favorables. De esta forma, las plantas de crecimiento indeterminado pueden crecer indefinidamente alcanzando longitudes mayores a 5 metros. Generalmente requieren sistemas de soporte o “tutorado” para mantenerse erectas. La producción de frutos se maneja a lo largo de toda la planta y para evitar la proliferación de nuevos tallos, deben podarse continuamente los nuevos brotes axilares.

En las plantas de crecimiento determinado, hay una fuerte brotación de yemas axilares y se producen menor número de hojas (una o dos) entre los racimos florales. Se caracterizan por alcanzar una longitud máxima de dos metros y desarrollar una inflorescencia por cada hoja. En estas plantas la producción se maneja dejando varios tallos que se desarrollan simultáneamente. La mayoría de las variedades para tomate de procesamiento o industria tienen hábito de crecimiento determinado ya que su corta estatura facilita los procesos de cosecha mecanizada.

Por lo general, las variedades de crecimiento determinado comienzan la producción unos días antes que las plantas de crecimiento indeterminado, pero la duración del período de cosecha es más corto. En condiciones de cultivo bajo invernadero en la Sabana de Bogotá, una planta de crecimiento indeterminado comienza la producción entre 3 y 3 ½ meses después del trasplante y el ciclo de cosecha puede durar en promedio cuatro meses.

Fisiología del cultivo

En términos sencillos, la fisiología es la forma como la planta de tomate funciona como respuesta a los factores ambientales y de manejo del cultivo. Por ejemplo, cuando se cultiva el tomate en invernadero el funcionamiento (crecimiento, formación de racimos florales, desarrollo de frutos, entre otros) es diferente al del cultivo a campo abierto, por efecto de las diferencias en la temperatura. De la misma manera, las prácticas de manejo como fertilización o podas hacen que la planta funcione de una u otra forma. Entender un poco la fisiología de la planta de tomate nos ayuda a comprender cómo las prácticas de manejo del cultivo inciden en su productividad.

La fisiología del cultivo depende de cada etapa de desarrollo (etapas fenológicas). La primera etapa de desarrollo –conocida como desarrollo vegetativo– se produce  desde la germinación y emergencia de la plántula hasta la aparición del primer racimo floral. En general, el primer racimo floral surge después de la formación de 5 a 10 hojas, cuando la planta tiene una altura mayor a 40 cm. En la segunda etapa de desarrollo se presenta un crecimiento simultáneo entre crecimiento vegetativo y reproductivo con la aparición de nuevas hojas y racimos florales a partir de los cuales se van formando progresivamente los frutos. Posteriormente, se inicia la etapa de producción en la cual los primeros frutos en desarrollarse comienzan su madurez y cosecha. En esta etapa, al tiempo en que se cosechan los frutos, la planta sigue desarrollando hojas y nuevos racimos florales. Finalmente se llega al estado de desarrollo en el cual, debido a factores asociados al tipo de hábito de crecimiento o a las prácticas de manejo, se detiene de forma natural o inducida el crecimiento de la planta y solamente se mantiene el desarrollo de los frutos que ya se han formado.

2. Propagación de tomate

Criterios de selección del material vegetal

El tomate es una especie que no responde al fotoperíodo (número de horas de luz en el día). Por tanto, los diferentes materiales disponibles pueden ser sembrados en Colombia. Sin embargo, al seleccionar una variedad o híbrido de tomate se deben considerar las siguientes características:

El hábito de crecimiento

Principalmente existen dos tipos de hábito de crecimiento para el tomate; el indeterminado y el determinado.. Es importante identificar el hábito de crecimiento para el tipo de tomate que se quiere sembrar, ya que de éste y de las características del invernadero se pueden generar variaciones en aspectos relacionados con el establecimiento y manejo del cultivo. A su vez, en las variedades de crecimiento indeterminado se presentan dos formas de crecimiento y desarrollo de las plantas. Por una parte, están las plantas de crecimiento abierto que son en general más precoces, con entrenudos largos, hojas pequeñas y frutos de tamaño medio. Estas variedades se adaptan muy bien en invernaderos que tienen una estructura alta para el tutorado de las plantas y principalmente en los casos en que el invernadero tiene problemas de ventilación, puesto que su menor densidad de hojas facilita esta función. Por otra parte, están las variedades de crecimiento compacto que se caracterizan por tener entrenudos cortos, con crecimiento vegetativo excesivo y frutos grandes.

El calibre y la forma del fruto

El calibre hace referencia al diámetro ecuatorial del fruto. En términos generales y según el calibre del fruto, los tomates pueden clasificarse como grandes, cuando su calibre es mayor a 82 mm, medianos, con calibre entre 57 y 81 mm, y pequeños, los de calibre inferior a 56 mm. En cuanto a la forma, los frutos de tomate pueden ser generalmente globulares, redondos o achatados. Estas características determinan en  gran medida el mercado y tipo de empaque para la comercialización; por ejemplo, para la presentación en bandejas se requieren frutos achatados y de tamaño mediano.

La forma de maduración

Básicamente existen tres formas de maduración de frutos: maduración estándar, cuando los frutos cambian de color al mismo tiempo en toda su superficie; hombros verdes, cuando durante la maduración los hombros permanecen con un color verde oscuro; y hombros ligeramente verdes.

La vida poscosecha

La duración o vida poscosecha del fruto es un aspecto de máxima importancia en la elección del material a cultivar. En el mercado existe una amplia oferta de materiales que poseen la característica de larga duración mediante la incorporación de genes que retardan la maduración y confieren mayor resistencia a la corteza.

La resistencia genética a enfermedades y desordenes fisiológicos

Es un factor muy importante en el momento de seleccionar un material. En la ficha técnica de los diferentes materiales (variedades o híbridos), se especifican las resistencias y/o tolerancias que presenta cada uno.

Las principales resistencias que se ofrecen en una variedad de tomate son las siguientes:

  • TMV = virus del mosaico del tabaco
  • TYLCV = virus de la cuchara del tomate
  • ToMV = virus del mosaico del tomate
  • TSWV = virus del bronceado del tomate
  • C2 = Cladosporium fulvum, razas A y B
  • C5 = Cladosporium fulvum, razas A, B, C, D, y E
  • V = Verticillium
  • F2 = Fusarium oxysporum f. lycopersici razas 1 y 2
  • Fr = Fusarium oxysporum f. radicis lycopersici
  • N = nematodos
  • PST = Ralstonia
  • S = Stemphylium

Entre los desórdenes fisiológicos a tener en cuenta durante la selección de un material están: el rajado de fruto, las bajas temperaturas y la maduración desuniforme del fruto conocida como blotching. También existen variedades o híbridos resistentes o tolerantes a condiciones ambientales como la sequía, la salinidad, el calor o el frío.

Estructuras, medios de propagación y prácticas de manejo

Infraestructura

Un semillero es un lugar destinado a la producción en forma controlada de plántulas de buena calidad antes del trasplante definitivo. El sitio seleccionado para su establecimiento debe ser de fácil drenaje y ventilación. La orientación y localización debe garantizar buena luminosidad, facilidad de acceso y realización de las prácticas de manejo.

Las instalaciones necesarias para la propagación de las plantas son el invernadero, los bancos de enraizamiento y el sistema de fertiriego. El invernadero es una estructura de metal o madera cubierta con un material transparente, comúnmente polietileno. Su función debe ser:

a) mejorar las condiciones ambientales para favorecer la germinación de manera que el sustrato seleccionado y su grado de humedad se mantengan constantes;

b) protección de agentes climatológicos adversos como viento y lluvia;

c) protección fitosanitaria preventiva, aislando las plántulas de focos de contaminación externa. Los bancos de enraizamineto o camas son las estructuras utilizadas para ubicar las bandejas con plántulas con el fin de aislar las plantas del suelo, promover la poda natural de raíces y facilitar las labores.

Finalmente, el sistema de riego y/o fertirriego, como su nombre lo indica, es el equipo utilizado para el riego y la nutrición de las plantas. Para un riego eficaz, se debe disponer de un suministro suficiente de agua de buena calidad agrícola, libre de fitopatógenos y sin exceso de sales. El sistema empleado debe garantizar facilidad para regular la frecuencia, cantidad y homogeneidad de los riegos, y también asegurar que el tamaño de gota y presión de aplicación no afecten el normal desarrollo de las plántulas. Los sistemas de riego varían desde medios manuales como regaderas y mangueras hasta sistemas automatizados de nebulización.

Sustratos y contenedores

El sustrato es el medio de cultivo en donde se desarrolla el sistema radicular de la plántula. El sustrato empleado para la siembra de tomate debe poseer ciertas características que permitan un adecuado desarrollo de la plántula. Algunas de esas características son:

  • Servir de soporte a la planta; debe ser liviano (densidad aparente menor a 0,2 g/cm3), y con alto porcentaje de espacio poroso.
  • Proporcionar una alta capacidad de retención del agua disponible.
  • Tener buen drenaje y aireación.
  • Presentar baja tendencia a la compactación.
  • Estar libres de patógenos, semillas y nemátodos.

Existen varios sustratos adecuados para la producción de plántulas de hortalizas en bandejas de propagación. Comercialmente, hoy en día están disponibles las mezclas sin suelo que generalmente contienen turba, fibra de coco, perlita, vermiculita, nutrientes y agentes humectantes. Las mezclas sin suelo se seleccionan por:

a) el suministro y homogeneidad. El material elegido debe ser uniforme y fácilmente disponible;

b) las propiedades físicas, químicas y biológicas deben garantizar un óptimo desarrollo de la planta;

c) la experiencia, no todos los sustratos requieren el mismo manejo, se recomiendan evaluaciones previas antes de utilizar nuevos sustratos o mezclas.

d) El costo, aunque es importante, no debe comprometer la calidad de la plántula.

Entre los principales sustratos para la producción de plántulas se encuentran la turba y la fibra de coco. Las turbas son principalmente vegetales fosilizados, constituidos de restos de musgos y otras plantas descompuestos parcialmente. Según el grado de descomposición, se clasifican en turbas rubias y negras. Las turbas rubias corresponden a las menos descompuestas y ampliamente utilizadas como sustrato, pues conservan parte de su estructura y poseen excelentes propiedades físicas y químicas. Las turbas negras se encuentran a mayor profundidad y su grado de descomposición es mayor al de la turba rubia. Debido a su estructura, tienen una aireación deficiente y elevados contenidos de sales solubles.

La turba es acondicionada física y químicamente mediante la adición de otros materiales que mejoran la porosidad, la acidez y los niveles nutricionales. Por lo general, la turba preparada comercialmente tiene un pH entre 5,5 y 6,5 y una conductividad eléctrica que va desde 0,7 hasta 1,1 dS/cm-1. Comercialmente, la turba viene empacada en pacas o fardos de 107 a 300 litros comprimidos o en bolsas de 80 litros sin comprimir. Aunque es un sustrato costoso, la turba posee muy buenas propiedades físicas como baja densidad aparente (0,05 – 0,15 g/ml-1), alto porcentaje de espacio poroso y alta capacidad de retención de agua.

Por su homogeneidad y disponibilidad, se destaca la fibra de coco como alternativa al uso de la turba. Es un subproducto del procesamiento del mesocarpo fibroso del fruto, con una elevada capacidad de aireación, pH óptimo y adecuados niveles de aportes de nutrientes, especialmente fósforo y potasio (Berjón et al., 1999). La presentación comercial de la fibra de coco es similar a la de la turba.

En la producción comercial de plántulas se requiere el uso de contenedores, que permiten que cada semilla se siembre en un recipiente y que al extraer la plántula se mantenga intacto el sistema radicular, facilitando su transporte y trasplante. Los contenedores generalmente son bandejas plásticas con numerosas celdas de pequeñas dimensiones y volumen que varía entre 9 y 25 centímetros cúbicos. Para tomate se recomienda utilizar bandejas con un volumen por celda mayor a 18 centímetros cúbicos.

Diversas investigaciones demuestran que el tamaño del contenedor es determinante de la calidad de la plántula. Cuanto mayor sea el tamaño del contenedor, aumentan el área foliar, la biomasa y el volumen de raíz (Cantliffe, 1993). El crecimiento de raíces y brotes vegetativos es interdependiente y puede afectarse cuando el sistema radicular está restringido a volúmenes pequeños de enraizamiento; así mismo, plantas con buen desarrollo radicular toleran mejor el trasplante (NeSmith y Duval, 1998).

Etapas en la producción de plántulas

La producción de material de propagación es una actividad especializada que requiere del equipamiento e infraestructura adecuados para el establecimiento y desarrollo normal del material de propagación. Cada una de las etapas del proceso de producción debe ser debidamente planeada y ejecutada, ajustándose a los requerimientos técnicos establecidos para la producción de plántulas de tomate con adecuados estándares de calidad.

Preparación del sustrato

Comprende la selección, preparación del sustrato y llenado de contenedores. En esta etapa se deben determinar los niveles de nutrientes, el pH y la concentración de sales del sustrato, expresada mediante conductividad eléctrica (CE), para así hacer las correcciones pertinentes. El pH debe oscilar entre 5,0 y 6,5. El nivel de sales varía dependiendo de las cantidades de fertilizantes en la mezcla. Es aceptable una conductividad eléctrica de 1,0 a 2,0 dS/m-1. En la preparación, el sustrato se debe desmenuzar muy bien y garantizar un humedecimiento homogéneo. Para el llenado de los contenedores se recomienda llenar por completo las celdas y evitar la compactación del sustrato.

Siembra y germinación

La semilla de tomate es plana y de forma lenticular. En general, un gramo de semillas contiene de 250 a 350 semillas, según la variedad. Debido a los costos que implican las nuevas tecnologías de producción de plántulas, se requieren semillas de alta calidad que garanticen rápida germinación, buena uniformidad y plantas vigorosas. La utilización de bandejas de propagación presenta ventajas como el uso más eficiente de la semilla, debido a que se siembra una semilla por celda; la facilidad para movilizar las plántulas de un lugar a otro; la economía en el uso del sustrato y el poco daño al sistema radicular.

La semilla debe sembrarse a una profundidad de entre 5 y 10 milímetros y cubrirse con el mismo sustrato en que fue sembrada para asegurar que se mantenga húmeda. La germinación de la semilla es un paso crítico durante el proceso de producción de la plántula. La semilla de tomate requiere de buena aireación para germinar, por lo que es necesario evitar la saturación del sustrato con agua. La temperatura óptima para la germinación está entre 23 y 25 °C. El tiempo necesario para la germinación varía según la variedad y el lote de semillas, pero en general la germinación y emergencia de las plantas se produce entre los 3 y 6 días después de la siembra.

Desarrollo de la plántula

Comprende el tiempo que tarda la planta desde la siembra y germinación hasta que se alcanza el desarrollo foliar adecuado para su trasplante.

Prácticas de manejo

La calidad del material de propagación es un factor decisivo para un adecuado establecimiento del cultivo. Esta calidad, a su vez, es una respuesta a las prácticas de manejo durante el desarrollo de la plántula. Las principales prácticas de manejo durante la fase de propagación del tomate son las siguientes:

Nutrición y riego

El riego y el programa de fertilización tienen un efecto fundamental en el crecimiento de la plántula. Es aconsejable hacer un análisis completo del agua de riego. La cantidad y frecuencia de riego varían dependiendo del volumen de la celda, el sustrato, la ventilación del invernadero y las condiciones del clima. Una recomendación general es regar las bandejas todos los días mediante riego por aspersión o, en su defecto, con una regadera de poma fina para evitar destapar las semillas. Los riegos deben hacerse 2 o 3 veces al día, según las condiciones climáticas y el crecimiento de la planta, asegurándose de que cada celda quede completamente húmeda para promover el crecimiento de raíces en la parte inferior de la celda.

La nutrición de las plántulas se hace a través de soluciones nutritivas aplicadas frecuentemente. La concentración de la solución nutritiva está dada por la cantidad de elementos nutritivos que contenga. Esta concentración se expresa en unidades denominadas partes por millón (ppm) o mmol/l. El incremento moderado en la concentración da como resultado un incremento en la altura, el diámetro del tallo y el peso de la planta, mientras que concentraciones muy elevadas pueden ocasionar plantas altas y débiles con pobre calidad.

Los valores óptimos de pH y conductividad eléctrica (CE) varían según el estado de desarrollo de la plántula y se interpretan de acuerdo con la metodología utilizada para su determinación. El ajuste de la fertilización se debe hacer con base en un análisis físico y químico del material que se va a utilizar como sustrato de siembra. En la tabla 1 se indican los niveles nutricionales adecuados para el sustrato usado para la producción de plántulas de tomate (Alarcón y Egea, 1999).

Manejo y prevención de enfermedades en el semillero

La mejor forma de controlar las enfermedades de las plántulas es a través de medidas sanitarias preventivas y un adecuado manejo de las condiciones ambientales dentro del invernadero. Entre las prácticas más recomendadas para prevenir enfermedades se cuentan:

  • Controlar las malezas dentro y en los alrededores del invernadero.
  • Desinfectar las bandejas de siembra cuando éstas son reutilizadas.
  • Ventilar el invernadero promoviendo la circulación de aire alrededor de las plántulas.
  • No excederse en el riego y utilizar sustrato de buena calidad.

Normas de calidad de plántulas

  • Una plántula de tomate tiene las condiciones apropiadas para su trasplante cuando cumple con las siguientes condiciones:
  • La altura está entre los 10 a 15 cm y tiene como mínimo cuatro hojas verdaderas formadas y existe buena uniformidad entre plántulas en la bandeja de propagación.
  • Las hojas están bien desarrolladas, son de color verde, erectas y sin entorchamientos.
  • La coloración es ligeramente púrpura en la base del tallo y en el envés de las hojas. Los cotiledones están completamente sanos.
  • Las raíces son blandas y delgadas, y llenan todo el contenedor de arriba hasta abajo. Las raíces con un color marrón y que no se extienden hacia la parte inferior del contenedor, son síntomas de que han estado creciendo bajo un estrés de humedad, lo cual puede retardar el enraizamiento en el campo.

Injertación de tomate

El injerto es la unión de dos porciones de tejido vegetal vivo, de tal manera que se unen y se desarrollan como una sola planta (Hartmann et al., 1997). El tomate es una de las hortalizas en la cual esta práctica es ampliamente utilizada; para el año 2000, en Japón se injertaba hasta el 48% del tomate producido bajo invernadero (Lee, 2003).

La injertación en tomate facilita el manejo y control de enfermedades, utilizando patrones con cierta resistencia a enfermedades que se desarrollan en el suelo, lo que permite mantener plantas sanas y vigorosas durante más tiempo; además, aumenta la producción del cultivo. Por otro lado, se registran incrementos en la producción y calidad mediante el uso de patrones tolerantes a condiciones de estrés, como la salinidad. Las principales limitaciones del uso de injertos en la producción de tomate son el costo adicional del patrón y la mano de obra requerida.

3. Manejo del cultivo

Establecimiento del cultivo

El establecimiento del cultivo consiste en el trasplante del material de propagación en el sitio en donde se adelantará su crecimiento y desarrollo. De acuerdo con el sistema de producción escogido, el material podrá sembrarse directamente en el suelo o en un sustrato, si el sistema es hidropónico. El éxito durante el establecimiento del cultivo depende de varios factores, como la humedad adecuada del suelo o sustrato, el estado nutricional y fitosanitario del mismo, la profundidad de siembra y la calidad del material de propagación, entre otros.

Densidades de siembra

Existen básicamente dos formas para ubicar las plantas dentro del invernadero. La primera es mediante surcos individuales en donde se dejan distancias entre surcos que varían entre 1,0 y 1,4 m. Las distancias entre plantas a lo largo de los surcos pueden ir de 30 a 50 cm, según la variedad seleccionada. La segunda es el trasplante en surcos dobles (foto 2) en donde se hacen camas en las cuales se dejan de 50 a 60 cm entre los dos surcos de la cama y de 40 a 50 cm entre plantas a lo largo del surco. La distancia entre los centros de las camas varía entre 1,40 y 1,60 m, dejando, por tanto, caminos de 0,8 a 1,0 m de ancho.

De esta manera se alcanzan densidades de 2,2 a 2,5 plantas por m2. En algunos casos, especialmente cuando se trabaja con variedades de crecimiento abierto o en condiciones de clima frío, se pueden utilizar densidades de siembra más altas cercanas a 3 plantas por metro cuadrado. En condiciones de menor luminosidad y mayor temperatura, se debe trabajar con una densidad más baja para mantener una calidad aceptable y un buen rendimiento. Una densidad más elevada de lo recomendado implicará un mayor costo en material vegetal y en insumos, mayores problemas sanitarios y una menor calidad en el tamaño de los frutos.

Trasplante

El trasplante definitivo se realiza aproximadamente a las cuatro o cinco semanas después de la siembra. Un trasplante bien hecho es esencial para obtener una buena cosecha en invernadero. Antes del trasplante, se aconseja levantar camas a una altura mínima de 20 cm. Luego, se hace el trazado de los surcos y se marcan los sitios en los cuales irán ubicadas las plantas. Cuando se utiliza el acolchado plástico, la ubicación de las plantas se marca sobre el plástico mediante un pequeño agujero. En el sitio de trasplante se hace un hueco de aproximadamente 5 cm de profundidad, ligeramente mayor al volumen ocupado por el recipiente que contiene la planta que se va trasplantar. El suelo debe tener un adecuado nivel de humedad.

Las plantas se van colocando con cuidado, tratando de no deshacer el bloque de sustrato en el que están enraizadas. Se recomienda que durante el trasplante una pequeña porción del tallo quede enterrada en el suelo para proporcionar un mejor soporte inicial y permitir a la planta el desarrollo de nuevas raíces, pero teniendo precaución de que las hojas cotiledonales no queden enterradas. Una vez trasplantadas, es necesario regar las plantas lo antes posible para evitar el marchitamiento. En los primeros días después del trasplante, los riegos deben ser cortos pero frecuentes para mantener húmeda la zona donde están desarrollándose las raíces.

Podas

La poda es la práctica de remover cualquier tipo de estructura de la planta. El principal objetivo de las podas es balancear el crecimiento reproductivo y vegetativo, permitiendo que los fotoasimilados se canalicen hacia los frutos, pero también tiene otros beneficios principalmente de tipo fitosanitario. Básicamente existen cuatro tipos de podas:

Poda de formación

Mediante esta poda se decide el número de tallos que va a tener la planta. Lo aconsejable para variedades de crecimiento indeterminado es la poda a un solo tallo, ya que la planta es más vigorosa y se facilita su tutorado y manejo. En caso de que se tome la decisión de dejar dos tallos en la planta, se deben escoger los dos tallos más vigorosos. El tallo más vigoroso es el principal y el segundo tallo es aquél que aparece inmediatamente por debajo de la primera inflorescencia.

Poda de yemas o chupones

Las yemas axilares, también llamadas chupones, son pequeños brotes que crecen en el punto de inserción entre el tallo principal y los pecíolos de las hojas y que se deben eliminar manualmente antes de que se desarrollen demasiado (< 5 cm). Esto evitará que tomen parte de los nutrientes que son importantes para el fruto. Además, al eliminarlos cuando aún son pequeños, se reduce el tamaño de las heridas y así la probabilidad de ataque de hongos, especialmente de Botrytis cinerea.
Para evitar la eliminación accidental del punto de crecimiento de la planta al confundirlo con un chupón, únicamente se deben eliminar los chupones que están por debajo del último racimo floral que se ha formado. A medida que el cultivo se desarrolla, la proliferación de chupones disminuye y su control se puede hacer con menos frecuencia.

Poda de flores y frutos

La poda de flores y frutos ayuda a balancear el crecimiento vegetativo con el generativo, para optimizar el número y el tamaño de los frutos en el racimo y a lo largo de la planta. El manejo de la poda de frutos no tiene una fórmula general, y dependerá de las siguientes variables:

Variedad. En variedades de fruto grande se dejarán menos frutos por racimo que en variedades de fruto pequeño. A la vez, variedades con hábito de crecimiento abierto y con frutos más pequeños tienden a formar inflorescencias con numerosas flores. Por eso, es necesario eliminar algunas flores para que los frutos que se formen puedan crecer más homogéneamente y alcanzar tamaños un poco mayores hasta donde su potencial genético lo permita.

Condiciones climáticas. En condiciones de temperatura más elevada y menor radiación, se deben dejar menos frutos por racimo para mantener las mismas características de calidad. A la vez, a mayor densidad de siembra o menor disponibilidad de radiación por planta, se debe disminuir la cantidad de frutos por racimo para mantener la misma calidad.

El estado de desarrollo de la planta y vigor. En los primeros racimos se acostumbra podar frutos para favorecer el crecimiento vegetativo, dejando de 4 a 6 frutos según la variedad y el clima. Igualmente, cuando en las plantas se están cuajando los frutos del 7º racimo en adelante, éstas muestran con frecuencia un crecimiento vegetativo débil. Si el objetivo es producir más racimos, es conveniente dejar estos racimos con uno o dos frutos menos que los racimos anteriores.

Las exigencias del mercado. Según el mercado para el cual se produce, se requiere cierta proporción de frutos de diferentes calibres o tamaños. El tamaño depende en parte de la variedad y las condiciones climáticas, pero se puede también manipular a través de la poda de frutos.

En variedades de crecimiento compacto y vigoroso (frutos multiloculares), sembradas en clima medio con una densidad de aproximadamente 2,5 plantas por m2, se deben dejar solamente cuatro frutos en los primeros dos racimos para no sobrecargar la planta y permitir que éstas sigan creciendo normalmente y emitiendo nuevos racimos florales. Más adelante se pueden dejar 5 frutos por racimo mientras la planta esté en buenas condiciones de vigor. En clima frío moderado, donde el desarrollo del cultivo y de los frutos es más lento, se pueden dejar más frutos que en clima medio. Aquí se recomiendan de 4 a 5 frutos en los primeros dos racimos, después de 5 a 6 frutos en los siguientes racimos.

Las variedades con hábito de crecimiento abierto y con frutos más pequeños tienden a formar inflorescencias con numerosas flores. Por eso, es necesario eliminar algunas flores para que los frutos que se formen puedan crecer más homogéneamente y alcanzar tamaños un poco mayores hasta donde el potencial genético de la planta lo permita. Generalmente, el primer fruto de los racimos es el más grande, pero a veces éste crece tan rápido que los demás frutos se quedan pequeños, o, en algunas variedades, el primer fruto tiende a deformarse y perder su valor comercial. Si esto ocurre se puede optar por eliminar el primer fruto de forma sistemática.

Fuera de la poda de frutos para equilibrar el crecimiento vegetativo con el generativo, también se hacen podas sanitarias y podas para eliminar malformaciones. Frutos con pudrición apical, frutos con síntomas de ataque por enfermedades o insectos, o con malformaciones como “cara de gato” deben eliminarse tan pronto se detecta el síntoma. Dejarlos más tiempo en la planta sería sólo un gasto de energía para el cultivo.

Poda de hojas bajeras

A medida que las plantas maduran y se cosechan los frutos de los racimos más inferiores, las hojas más antiguas situadas en esta zona comienzan a amarillarse y a morir. Éstas deben ser eliminadas para permitir una mejor ventilación y bajar a su vez la humedad relativa en la base de las plantas. La eliminación de estas hojas se debe comenzar al finalizar la recolección de los frutos del segundo racimo, y de ahí en adelante se deben seguir podando a medida que maduran los racimos. La poda se puede hacer simplemente partiéndolas con los dedos al nivel del tallo para evitar al máximo las cicatrices y se deben retirar inmediatamente del invernadero para eliminar cualquier infección.

En términos generales, siempre se trata de mantener una buena área foliar sin que ésta sea excesiva. En variedades muy “frondosas” se puede podar de vez en cuando algunas hojas en la parte bajera y del medio. Esto aumentará la ventilación en el cultivo y disminuirá la incidencia de enfermedades sin afectar la producción.  Una recomendación general para casos en los cuales se ha implementado un programa de control biológico de mosca blanca mediante el uso de parasitoides, es la de revisar las hojas antes de la poda para verificar si todavía se encuentran pupas de mosca blanca parasitándolas. Si esto ocurre, se recomienda dejarlas hasta que emerjan los adultos de los parasitoides.

Tutorado y enrollado

El tutorado consiste en guiar verticalmente las plantas a lo largo de una cuerda de plástico o de tela que va desde la base de la planta (tercera o cuarta hoja) hasta un alambre ubicado directamente sobre las plantas a 2,5 a 3,0 metros de altura y tendido en el mismo sentido del surco (foto 4). Para sostener la planta a lo largo de la cuerda se pueden
usar abrazaderas de plástico, las cuales se anillan al tallo por debajo del pecíolo de una hoja completamente desarrollada y resistente. También se puede tutorar la planta enrollándola a la cuerda, en el sentido de las manecillas del reloj, cada 2 o 3 hojas o una vuelta por cada racimo.

Se debe tratar de hacer esta labor sin maltratar a las plantas, es decir, no envolverlas más de lo necesario y no estrangularlas. La labor de enrollado de las plantas se hace semanalmente y hasta dos veces por semana durante las primeras semanas de desarrollo a temperatura elevada, cuando el crecimiento de las plantas es muy rápido. Posteriormente, cuando comienza la formación de frutos el enrollado se puede hacer una vez por semana.
Es importante enfatizar que durante el enrollado la parte superior de la planta (la cabeza) debe quedar libre para permitir una expansión normal de las hojas y evitar su entorchamiento. A medida que crece la planta, será necesario descolgarla para facilitar su mantenimiento.

Polinización

La planta del tomate es “autopolinizadora”, por lo cual no se requiere de polinización cruzada. Los tomates son polinizados normalmente por el viento cuando crecen al aire libre. En cambio, en los invernaderos, el movimiento de aire es insuficiente para que las flores se polinicen por sí mismas, siendo necesaria la vibración de los racimos florales para obtener una buena polinización.

En los cultivos bajo invernadero, los productores hacen una vibración de la planta golpeando el sistema de tutorado. Otros productores no toman ninguna medida para mejorar la calidad de la polinización.

Las condiciones climáticas también son importantes para una buena polinización. Para prevenir la caída de flores, la temperatura promedio no puede exceder 25 °C, especialmente en condiciones de baja luminosidad. Por debajo de 15 °C existen problemas con la fecundación y por debajo de 10 °C se detiene el proceso.

La humedad del aire también tiene una influencia directa en la fecundación. Valores elevados, especialmente con poca iluminación, pueden reducir la viabilidad del polen. Buitelaar & Eindhoven (1986) definen el rango óptimo de humedad relativa para la polinización entre 60 y 85%. Debajo de este rango se reducen las características pegajosas del estigma, lo que puede disminuir la adhesión y germinación del polen. A la vez, humedades muy bajas ocasionan la desecación del polen haciéndole perder su efectividad. Por encima del rango mencionado se reduce el desprendimiento del polen de la antera.

Todo el proceso de fecundación dura, en condiciones normales, aproximadamente 50 horas. Cuando la polinización se ha efectuado correctamente, al cabo de una semana comienzan a formarse los frutos; esto es lo que se denomina cuajado de la flor. Cuando las plantas son jóvenes y producen sus primeros racimos florales, éstos se deben polinizar todos los días o como mínimo cada 48 horas hasta que se observen los primeros frutos. Es muy importante asegurar que en estos primeros racimos se formen frutos, ya que ello induce a la planta a un estado reproductivo que favorecerá positivamente la floración y la productividad de la misma. Para incrementar la productividad del cultivo de tomate bajo invernadero, se recomienda implementar algún tipo de medida para polinización, entre las 9 y 10 a.m., cada día de por medio, desde el inicio de la floración.

Ciclo de cultivo

La duración del ciclo de cultivo del tomate está determinada principalmente por la variedad y por las condiciones del clima en las cuales se produce el desarrollo de la planta. Cuando se realiza el trasplante al invernadero, ya ha ocurrido la diferenciación floral, es decir, ya se ha dado origen a la primera inflorescencia, aunque ésta no sea visible todavía. El tiempo transcurrido hasta la apertura de la primera flor de la primera inflorescencia depende de la radiación total recibida, pero puede estar entre 40 y 50 días después de la siembra de la semilla. El desarrollo de la flor, por su parte, está determinado fundamentalmente por la temperatura, siendo las temperaturas diurnas más importantes que las nocturnas en la promoción del desarrollo de las flores. Cuando la flor ha alcanzado un completo desarrollo, se produce la fecundación del fruto como consecuencia de la polinización. El tiempo requerido desde el cuajamiento del fruto hasta que se desarrolla un fruto maduro oscila entre 7 y 9 semanas, en función de la variedad, la posición en el racimo y las condiciones ambientales.

Inicialmente, el crecimiento del fruto es lento durante las primeras 2 o 3 semanas y se alcanza un 10% del peso total del fruto. Posteriormente, viene un período de rápido crecimiento que dura entre 3 y 5 semanas, en el cual el fruto alcanza prácticamente su máximo desarrollo. Finalmente, hay un período de crecimiento lento de unas dos semanas, en el que el aumento en el peso del fruto es pequeño, pero se producen cambios metabólicos característicos de la maduración (Chamarro, 1995).

Renovación del cultivo

Cuando la productividad de las plantas comienza a decrecer, es necesario hacer una renovación del cultivo. Debido a los altos costos de producción de tomate bajo invernadero, es necesario aprovechar al máximo el área disponible a lo largo del año. Al momento de hacer la renovación de un cultivo, el punto de crecimiento de la planta se elimina mediante un corte 2-3 hojas por encima del racimo en floración más alto.

Esta práctica se debe hacer por lo menos 5-6 semanas antes de la fecha destinada para renovar el cultivo, con el objetivo de que durante ese tiempo los frutos que ya se han formado en la planta alcancen su máximo tamaño y puedan ser cosechados.

Simultáneamente con la eliminación de los puntos de crecimiento, se debe hacer la siembra de las plántulas para el siguiente cultivo, de tal manera que se pueda minimizar el período de tiempo en que no hay producción.
Otra forma para renovar el cultivo consiste en trasplantar nuevas plántulas en medio de plantas viejas que están próximas a eliminarse, de tal forma que en el momento de la eliminación de las plantas viejas, las nuevas plantas tengan un desarrollo avanzado y comiencen a fructificar en pocas semanas.

Control de malezas

Las malezas, también llamadas arvenses, son todas aquellas plantas que en un momento dado dificultan o interfieren de una u otra forma en el crecimiento de un cultivo.

En el cultivo del tomate –al igual que en todos los cultivos– las malezas tienen dos efectos diferentes: 1) competir en la toma de agua, nutrientes y luz, y 2) ser hospederas alternativas de hongos y plagas que pueden afectar al cultivo.
En la toma de agua, la interferencia no suele ser muy importante si el agua es un recurso abundante. Pero si no lo es, como en muchas partes, la competencia puede ser importante, especialmente por aquellas malezas que poseen sistemas radiculares más desarrollados que los del tomate. Con respecto a los nutrientes, si el suelo está bien fertilizado con nitrógeno, fósforo y potasio, la competencia se produce principalmente por elementos secundarios y micronutrientes.

La competencia por luz se origina más tardíamente y es más severa en malezas con gran desarrollo foliar. El grado de interferencia está condicionado principalmente por el estado de desarrollo de la planta de tomate, siendo mayor entre la germinación y las primeras semanas del trasplante definitivo.

El control de las malezas, al igual que el de plagas y enfermedades, también requiere un control integrado que combine el control con herbicidas (naturales o sintéticos) con algunas prácticas culturales: preparar muy bien el terreno donde se van a trasplantar las plantas, ya sea mediante labores manuales o mecánicas, contribuye a controlar las malezas pero no es suficiente para solucionar el problema.

Se pueden cubrir las camas donde se va a hacer el trasplante con un acolchado. El acolchado puede ser de tipo vegetal como cascarilla de arroz, tamo, entre otros, o sintético. El acolchado más común en tomate consiste en una lámina de plástico (negro, gris o blanco lechoso) que se coloca sobre el suelo a lo largo y ancho de la cama, el cual se asegura al suelo apisonándolo con la tierra de los bordes de la cama. Después de instalado, el plástico se  perfora únicamente en los sitios en donde se siembran las plantas. El uso de acolchados, además de ejercer una barrera física que obstaculiza la emergencia de malezas, también disminuye la luz dentro de la cama, impidiendo que éstas puedan emerger.

En cuanto al control con herbicidas, el uso de químicos requiere conocimientos mínimos tanto de los productos a utilizar como de las malezas predominantes en la zona donde está el cultivo, puesto que el tomate es una planta especialmente sensible a sufrir daños ocasionados por herbicidas. Frecuentemente, el daño relacionado con los herbicidas puede ser similar al causado por otras fuentes, tales como exceso de sales fertilizantes. Los síntomas de daños por herbicidas no siempre son definitivos y daños similares pueden resultar de la aplicación de diferentes plaguicidas.

Descarga el documento completo en PDF

Galería de fotos

Fuente: www.utadeo.com

Compartir:
Compartir:

El manejo de plagas está apoyado en los principios ecológicos que incluye la integración de diferentes componentes y habilidades de control en un sistema de Manejo Integrado de Plagas (MIP). Se puede definir como “uso de medidas de control (culturales, biológicas y químicas) tendientes a reducir las poblaciones de la o las plagas que afectan un cultivo, a niveles que no causen daño económico y que permitan su producción y comercialización en forma competitiva”.Manejo Integrado de Plagas

El MIP lo que intenta es disminuir el uso de plaguicidas; aunque son un papel clave en la protección de las plantas, siguen formando parte integral del MIP.

Debemos considerar algunas prácticas importantes:

 

– Fenología del cultivo en la zona de influencia de la plaga (Figura 1).

– Biología y comportamiento de la plaga, para conocer los puntos débiles que permitan enfocar un control más efectivo (Figura 2).

Manejo Integrado de Plagas

– Muestreo y monitoreo para estimar las poblaciones de las plagas y los umbrales de daño económico (Figura 3).

Manejo Integrado de Plagas

– Dinámica de la población de las plagas.

– Introducción de control biológico como entomopatógenos, depredadores y parasitoides (Figura 4).

– Evaluación individual de los componentes de control, seleccionados para determinar su contribución en el control.

– Compatibilidad, armonía y eficacia de los diferentes métodos de control cuando se integran en un programa de manejo integrado.

– Establecer el impacto que puedan producir los procedimientos de control.

Recomendaciones de Manejo Integrado de Plagas

 

En el Manejo Integrado de Plagas, al incorporar uso de distintos métodos de control, orientado a disminuir al mínimo el uso de insecticidas de síntesis química, protegerán la fauna benéfica existente en el agroecosistema, para incrementar los agentes biológicos presentes en el campo.

Beneficie el control natural Permita y fomente al máximo los enemigos naturales que normalmente afectan una plaga, propias del campo (control biológico inundativo) (Figura 5).

Manejo Integrado de Plagas

Control biológico clásico Liberación de parasitoides y depredadores para el control de una determinada plaga. Se incluyen también aplicaciones de formulaciones de bacterias, hongos, virus y nematodos para el control de insectos (Figura 6).

Control cultural Se basa principalmente en una buena preparación del terreno, rotación de cultivos, períodos cortos de siembra, uso de variedades resistentes o tolerantes a la plaga, siempre y cuando sea posible obtenerlas, manejo de residuos de cultivos, control mecánico de malezas (Figura 7).

Manejo Integrado de Plagas

Trampas pegajosas amarillas en el Manejo Integrado de Plagas

 

El uso de trampas amarillas pegajosas (Figura 8), ayuda a reducir las poblaciones de insectos voladores antes y durante el establecimiento del cultivo. Sin embargo, debe considerarse que estas trampas, también atraen enemigos naturales, especialmente parasitoides (microavispas) y depredadores (como chinitas, crisopas y sírfidos entre otros).

Manejo Integrado de Plagas

Bandejas de color amarillo

 

Las bandejas de color sirven especialmente para detectar infestaciones tempranas de pulgones, en su confección se utilizan bandejas amarillas con agua mezclada con un poco de detergente o jabón líquido (trampa Moericke) (Figura 9) con el fin de romper la tensión superficial del agua, para que los insectos puedan hundirse y ahogarse.

También hay que considerar que atraen insectos benéficos, al igual que las trampas amarillas pegajosas.

Feromonas

 

Las feromonas son compuestos químicos que liberan los adultos de los insectos de una misma especie para el apareamiento u otros fines, como comunicar lugares de oviposición o indicar algún camino. Las feromonas en agricultura se utilizan principalmente para el control de plagas y, dado que son sustancias naturales, se incluyen dentro de programas de MIP combinando su uso con otros métodos de control biológico.

Feromonas sexuales: son liberadas por la hembra para el apareamiento. Al ser volátiles cubren grandes distancias y actúan sobre un pequeño grupo de insectos.

Su implementación se basa en instalar en determinados puntos del cultivo una trampa con feromona específica, para así atraer al macho, el que queda pegado en una cubierta pegajosa (Figura 10).

Manejo Integrado de Plagas

Corredores biológicos

 

La biodiversidad se puede aumentar a través del establecimiento de diferentes modificaciones ambientales que pueden ser favorables para el agroecosistema. Los Corredores Biológicos (CB), corresponden a áreas con alta diversidad de plantas con flores, capaces de atraer enemigos naturales que controlan plagas (microavispas, parasitoides, sírfidos, crisopas y chinitas) y polinizadores como por ejemplo Apis mellifera.

Idealmente se deben colocar en los bordes de campos y/o invernaderos (Figura 11).

Uso de cultivo trampa en el Manejo Integrado de Plagas

 

El establecimiento de cultivos trampas es una estrategia agroecológica que consiste en la siembra de una especie vegetal más atractiva para la plaga en los bordes o dentro del cultivo principal e inclusive con la misma especie, pero en un estado fenológico distinto y más atractivo (Figura 12).

De esta manera la plaga migrante se concentra en este cultivo, reduciendo, la densidad e intensidad de la plaga, minimizando el daño económico en el cultivo principal.

La ubicación y el diseño de la siembra del cultivo trampa depende de la forma y dimensiones del paño con el cultivo comercial, en la Figura 13 hay algunas alternativas. Control químico Se usan insecticidas químicos para disminuir las plagas, sólo en casos necesarios, cuando la plaga alcanza los índices de umbral de daño económico y no existe otra forma de impedir el daño al cultivo.

Debe ser selectivo y se deben usar dosis bajas, con el fin de que se ejerza control y que no se destruya la fauna benéfica. En esta forma se ocasiona el menor daño posible al agroecosistema.

Se puede disminuir el daño de los enemigos naturales por los plaguicidas mediante tres métodos: La reducción de la cantidad o la frecuencia de aplicación. El empleo de los plaguicidas fisiológicamente selectivos que son más seguros en contra de los enemigos naturales.

La alteración de las técnicas de aplicación para reducir el contacto de los productos químicos con los organismos benéficos.

 

– Siempre tener en cuenta cuando utilice plaguicidas:

– Conocer la regulación nacional de las aplicaciones.

– Leer bien y seguir las instrucciones de la etiqueta (Figura 14).

Manejo Integrado de Plagas

– Utilizar guantes, mascarilla y gafas para la preparación y aplicación.

– Aplicar a favor del viento.

– Guardar plaguicidas en una bodega con llave fuera del alcance de niños

– Lavarse bien las manos y las partes en contacto, después de la aplicación

– No tomar bebidas alcohólicas después de la aplicación

– Acudir al médico inmediatamente en caso de intoxicación

Importante

Realice triple lavado de los envases vacíos de productos plaguicidas (Figura 15):

Manejo Integrado de Plagas

Compartir: