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Máquinas que diseñan alimentos: el machine learning o aprendizaje automático se pone al servicio del consumidor para crear productos novedosos, adaptados a sus necesidades y más sostenibles

Todo parece indicar que el año 2023 será clave en el empleo de la inteligencia artificial en la industria de alimentos y bebidas. La empresa de investigaciones de mercado estadounidense Datassential señala que un 77 % de los consumidores afirma que estaría dispuesto a probar un producto “diseñado por ordenador”. Entre las aplicaciones emergentes están, según el centro tecnológico Ainia, el manejo de información por parte de ordenadores para el diseño de dietas totalmente personalizadas en función de las necesidades y los gustos de cada persona, y también la implementación de robots en las zonas de cultivo para dar un nuevo uso a la fruta caída en el suelo, entre otras.

Hay que remontarse al verano de 1955 —año en el que nacieron Bill Gates y Steve Jobs, enorme casualidad— para encontrar el primer uso del término inteligencia artificial. Fue el entonces joven profesor, John McCarthy, el que explicó en la Conferencia de Dartmouth, celebrada en la universidad norteamericana del mismo nombre, que la inteligencia artificial es el proceso de “aprendizaje” de las máquinas que les permite “usar un lenguaje, dar forma a abstracciones y conceptos y solucionar problemas reservados a los humanos”.

Pese a su carácter de definición primitiva, ese es el concepto de inteligencia artificial que ha pervivido, en su esencia, hasta nuestros días. En su conferencia ‘Inteligencia artificial en alimentos: tecnología clave‘, pronunciada en el FoodTech Summit & Expo celebrado en Ciudad de México, en diciembre de 2020, el estratega especializado en tecnología Peter Ros hacía referencia al machine learning como la herramienta más usada en el seno de la industria alimentaria.

Qué hace la inteligencia artificial en la industria alimentaria
“A través del machine learning podemos hacer cosas que antes eran imposibles debido a que los sistemas informáticos aprenden de los contextos que están viviendo, incorporan patrones de comportamiento e identifican grupos similares”, detalla David Martínez, jefe de desarrollo estratégico de negocio y alianzas con empresas de Ainia, centro tecnológico español que lleva a cabo distintas iniciativas para impulsar el uso de la inteligencia artificial en la industria alimentaria.

Una industria cada vez más abierta a estas innovaciones. Un informe de la consultora Facts and Factors de 2021 fija en un 45,7 % el aumento del uso de la inteligencia artificial en la industria de alimentos y bebidas hasta el año 2026. Y esto es a nivel global. El informe ‘El estado del Foodtech en España‘ revela que en 2022 el uso de inteligencia artificial se incrementó en más de 12 puntos respecto al año anterior en el sector del foodtech en nuestro país. Esto se debe a sus múltiples aplicaciones.

🥫 Mejorar productos que ya existen
Uno de sus usos principales tiene que ver con un empleo inteligente de la recopilación de datos. En la actualidad, hay más información que nunca: la encontramos en Internet, redes sociales… La inteligencia artificial es capaz de analizar miles de ingredientes a partir de distintas bases de datos e identificar sus características organolépticas y bioquímicas para determinar cuáles se pueden combinar entre sí de una mejor manera para conformar un producto determinado.

También es capaz de identificar qué ingredientes tienen unas características similares para sustituir uno u otro en una receta. Además, tiene la capacidad de hacer ese análisis y ofrecer los resultados de una manera muy rápida.

“Toda esa información se aplica en el desarrollo de nuevos productos, pero también en la modificación de algunos que ya existen con la intención de que sean mejores”, describe Martínez.

Un ejemplo de su uso en la industria alimentaria ha sido la de elegir el mejor sustituto para el aceite de palma. La inteligencia artificial no solo es capaz de detectar esa crisis de reputación de un ingrediente basada en millones de menciones en sitios web y redes sociales, sino que también es capaz de buscar entre miles de resultados de ingredientes cuál se puede aproximar más, desde un punto de vista sensorial, al aceite de palma y cambiarlo por otro.

🥫 Acercarse más a los gustos de los consumidores
Otro ejemplo: por su enorme capacidad de análisis, la inteligencia artificial puede detectar ingredientes de moda entre toda la información que podemos encontrar en Internet. “Pensemos en que hay muchas menciones a la chía; la inteligencia artificial da ese resultado y nosotros trasladamos a las empresas con las que colaboramos que hay un interés por parte del consumidor”, analiza Martínez.

Esto permite cambiar fórmulas para adecuarse mejor a la demanda del mercado y que, por ejemplo, una empresa lance unas galletas con semillas de chía para cubrir un nicho, beneficiándose porque son ventas y haciendo que el consumidor final encuentre un producto más adecuado a sus gustos.

mejorar alimentos con inteligencia artificial
🥫 Crear productos alimenticios nuevos
Otra aplicación de la inteligencia artificial para la que los expertos ven un futuro brillante tiene que ver con el desarrollo de un producto desde cero a partir de la combinación de ingredientes alternativos a los de origen animal. Es el proyecto Food Computing, un prototipo de algoritmo de formulación avanzado basado en técnicas de machine learning desarrollado por este centro de investigación.

En este sentido, este proyecto es una adaptación de la técnica que ya hemos visto anteriormente: la inteligencia artificial es capaz de identificar entre miles de ingredientes vegetales uno con unas características similares al ingrediente animal que se desea sustituir. Para ello, el algoritmo escoge entre millones de correlaciones en tiempo récord (algo imposible para el ser humano).

“A partir de esto, somos capaces de establecer fórmulas o recetas que permitan que un producto cárnico o lácteo pase a ser completamente vegetal, pero, al mismo tiempo, manteniendo sus propiedades y sus características organolépticas. Este será un campo en el que se alcanzarán grandes hallazgos en los próximos años y que permitirá dar un salto de gigante para satisfacer a un creciente número de consumidores que apuestan por una alimentación vegana o vegetariana”, resume Martínez.

🥫 Cocinar para nosotros
Este proyecto, que está dando sus primeros pasos, encuentra eco en otras iniciativas surgidas en diferentes partes del mundo. Un ejemplo es el de la empresa chilena NotCo, que emplea un algoritmo de inteligencia artificial —que tiene hasta nombre propio, Giuseppe—, para crear productos sustitutivos de la leche o de la carne a partir de ingredientes de origen no animal.

El chef virtual de NotCo recibe información en forma de datos y la analiza buscando coincidencias de sabor y textura. Después de que Giuseppe cree las recetas, estas se analizan en grupo por parte del equipo para dictaminar si la combinación de ingredientes recrea de manera fidedigna aquello que se pretende replicar.

Que una inteligencia artificial cocine para nosotros suena a ciencia ficción, pero solo es un uso extremadamente eficiente de información puesta al servicio de un consumidor ávido de seguir un nuevo modelo de alimentación sin ingredientes de origen animal.

🥫 Diseñar envases más atractivos
Pero el cliente de hoy en día no solo está en busca de alimentos más saludables, más innovadores o que se ajusten a su modelo de alimentación: también necesita que sean más atractivos. En un mundo en el que muchos consumidores eligen un refresco en función de su lata o se decantan por un aceite de oliva y no por otro según su envase, la inteligencia artificial también tiene mucho que aportar.

Un ejemplo es el de los zumos prensados en frío de la marca Freshkia, comercializados por la empresa española Comfresh. Para llegar al diseño definitivo del envase, esta compañía empleó el software de acceso libre DALL-E 2, que es capaz de crear imágenes a partir de palabras. Utilizándolo, han creado 11 diseños o “mundos creativos”, tal y como ellos mismos los denominan, uno por cada sabor.

Pero ¿cómo lo han hecho? “A partir de un enorme mapa de conceptos —como descripciones y valores de la marca— que se establecen previamente, la inteligencia artificial es capaz de crear conceptos muy atractivos a una velocidad vertiginosa, mucho más rápido de lo que lo haría un diseñador humano. Esta manera de trabajar permite incluso llegar a mundos creativos y soluciones que no te hubieras imaginado nunca”, explica Ruth Falquina, CEO de Estado Latente, agencia de tecnocreatividad responsable del proyecto. “Se trata del primer producto del mercado codiseñado con inteligencia artificial”, comentan desde la empresa.

El ejemplo del vino «inteligente»
¿Quién es el responsable de que un vino sea mejor o peor? ¿La viña o la bodega? Ni uno ni otro: en un futuro próximo, el principal causante de que un cava, un rioja o un albariño sea de mejor calidad podría ser la inteligencia artificial.

La bodega Raventós Codorníu lidera Alimente21, un consorcio en el que están presentes otras empresas como las cárnicas Aldelís y Prolongo y proveedores tecnológicos punteros como Mapex y Omron Iberia. En este proyecto conjunto la inteligencia artificial es la base para mejorar procesos productivos que reviertan en la calidad del producto. “Es, sin duda, el proyecto más avanzado en materia de aplicación de la inteligencia artificial en el sector de la industria alimentaria en nuestro país”, explica Vicenç Segales, responsable de Ingeniería y Mantenimiento de la empresa.

inteligencia artificial para hacer vino
🍇 Algoritmos para las uvas
Este proyecto consiste en implantar algoritmos de inteligencia artificial que nos dan información sobre cómo tratar la uva y cómo seleccionarla con el fin de mejorar la calidad de la materia prima que llega a la bodega y que, finalmente, permite obtener un mejor vino. Esa uva que llega en estado óptimo a la bodega también vuelve a verse beneficiada por el empleo de la inteligencia artificial.

“Hemos desarrollado, en colaboración con el Centro para el Desarrollo Tecnológico Industrial (CDTI), unos algoritmos que nos permiten mejorar el proceso de prensado para seguir sacando lo mejor de esa uva que llega del viñedo”, cuenta Segales. En el caso del prensado de la uva, se pueden poner unos parámetros determinados en la máquina que lo realiza. Sin embargo, una vez que comienza ese prensado, la uva puede no comportarse como estaba previsto: la inteligencia artificial se adapta y es capaz de regular en tiempo real la presión —aumentarla o reducirla— para conseguir el mejor mosto.

Finalmente, también se sirven de la inteligencia artificial para establecer controles de niveles que permitan que no haya defectos en las botellas ni cuerpos extraños. Esto se hacía antes con sistemas electrónicos y ahora a través de algoritmos. Esto permite que el vino se encuentre entre algodones en cada una de las partes del proceso de elaboración.

Eficacia sostenible
Además de buscar un vino mejor, hay otro gran beneficiado: el medio ambiente. “La inteligencia artificial nos permite mejorar la eficiencia energética. Esto nos beneficia a nivel interno, pero también de cara al consumidor, que nos percibe como una empresa mucho más sostenible”, afirma Segales.

Esto se consigue por dos caminos:

➡️ Mejorar la merma del producto
“La inteligencia artificial es capaz de controlar que el tapón se introduzca de manera correcta en la botella y ajustar desviaciones por desgaste del uso de la máquina en tiempo real. O controlar que la etiqueta esté bien puesta, corrigiendo una mala colocación o un funcionamiento deficiente de la máquina. Hay que pensar que esto ayuda a desperdiciar menos botellas y, por tanto, menos producto”, explican los responsables del proyecto.

➡️ Controlar la temperatura
La otra línea consiste en el control de temperatura para la fermentación del vino: “El sistema es capaz de acumular frío durante la noche cuando la temperatura baja, teniendo también en cuenta parámetros como la humedad, y aprovechar ese frío acumulado para las horas de más calor. Esto hace que seamos más eficientes desde un punto de vista energético, porque reducimos nuestra huella de carbono”, describe Segales.

Empresas más inteligentes para consumidores más inteligentes, por la vía de máquinas capaces de diseñar y crear mejores productos: el futuro ya está aquí y beneficia a todos.

Imagen: Getty Images

Fuente: consumerroski.es

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Cuando pensamos en robots agrícolas, tendemos a imaginarnos cosas que recogen productos o aplican productos químicos. Pero el SentiV es diferente: está diseñado para detectar problemas en los cultivos, malas hierbas, plagas o enfermedades, mientras recorre los campos de forma autónoma.

Diseñado por la francesa Meropy, el SentiV prescinde de las tradicionales orugas de goma o ruedas con neumáticos que utilizan la mayoría de los robots agrícolas. Cómo alternativa, se mueve sobre ruedas de radios abiertos sin llanta. El objetivo de este sistema es ayudarle a sortear terrenos accidentados e irregulares y minimizar los daños a los cultivos cuando se desplaza por los campos.

SentiV: el robot autónomo que vigila e inspecciona los cultivos rodando por los campos
Los agricultores comienzan marcando las coordenadas del perímetro de su campo en un sistema informático. Cuando el SentiV está sobre el terreno, usa un módulo GNSS (sistema mundial de navegación por satélite) para determinar su posición con respecto a esos límites propuestos. Entonces, avanza y retrocede por el campo de un extremo a otro.

Mientras se desplaza por el campo, usa dos cámaras para obtener imágenes de las plantas desde dos puntos de vista: desde arriba, mirando hacia el follaje, y desde abajo, mirando hacia el envés de las hojas. La altura del robot puede ajustarse según las necesidades, simplemente intercambiando ruedas de diferentes tamaños.

Las imágenes se procesan prácticamente en tiempo real mediante algoritmos específicos basados en IA. Entre otras muchas especificaciones, alerta de la presencia y localización de problemas como malas hierbas, enfermedades y daños por plagas. También es capaz de detectar y avisar de si necesitan más fertilizante o agua, y monitoriza el crecimiento de las plantas.

Fuente: ecoinventos.com

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Un 40% de las abejas mueren cada año como resultado de enfermedades, pesticidas y el cambio climático, en parte porque los apicultores comerciales no ven las señales de advertencia. Ahí es donde entra Beewise, una colmena inteligente impulsada por la inteligencia artificial. Usando robótica de precisión, visión por ordenador e inteligencia artificial, una casa de abejas, que cuesta 15 dólares al mes y podría albergar 2 millones de abejas, vigila los insectos 24 horas al día, 7 días a la semana.

Cuando una colmena se expone a, digamos, parásitos o experimenta temperaturas irregulares, su sistema responde inmediatamente aplicando alguna solución programada.

El uso de esta tecnología inteligente puede duplicar la capacidad de polinización y la producción de miel, a la vez que disminuye la tasa de mortalidad de las colonias.

«No sólo las abejas no mueren«, dice Saar Safra, director general de Beewise. «Ellas prosperan«.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

El zumbido de las abejas ahoga el retumbe del brazo robótico, que trabaja con una eficacia que ningún apicultor humano podría igualar.

Una tras otra, la máquina escanea pilas de panales que, en conjunto, podían albergar hasta dos millones de abejas.

El brazo las inspecciona en busca de enfermedades, controlando la presencia de pesticidas e informando en tiempo real de cualquier peligro que amenazara a la colonia.

Colmena inteligente: La tecnología para salvar a las abejas

La colmena de nueva generación fue desarrollada por la empresa israelí Beewise, que afirma que este tipo de atención permanente es lo que se necesita para minimizar el riesgo de colapso de las colonias.

El número de abejas ha disminuido drásticamente en todo el mundo, debido a la agricultura intensiva, uso de pesticidas, plagas y el cambio climático.

Las empresas han buscado diferentes tecnologías para intentar frenar el colapso masivo de las colonias.

La colocación de sensores en las colmenas tradicionales de madera o métodos para hacer frente a la pérdida de abejas, como la polinización artificial.

¿Cómo funciona Beewise?

La colmena de Beewise, del tamaño aproximado de un remolque de carga, alberga 24 colonias.

En su interior, está equipada con un brazo robótico que se desliza entre los panales, visión por ordenador y cámaras. Las aberturas con códigos de colores en los laterales permiten a las abejas entrar y salir.

«Todo lo que haría un apicultor, el mecanismo robótico puede imitarlo y hacerlo más eficazmente sin cansarse; sin irse de vacaciones y sin quejarse»; dice el director general Saar Safra.

Esto incluye la recolección de miel, la aplicación de medicamentos y la combinación o división de colmenas.

Beewise consiguió 40 millones de dólares de financiación de inversores privados; y más de 100 de sus sistemas están en uso en Israel y Estados Unidos.

 

Puedes ver este video sobre la colmena digital

Fuente: ecoinventos

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Robot que poda en invernaderos: La manipulación de los cultivos es una parte importante de las operaciones diarias en los invernaderos. Sin embargo, el personal cualificado y remunerado es cada vez más escaso, mientras que la demanda mundial de alimentos sigue creciendo a un ritmo acelerado.

La robótica ofrece una solución al aumentar la continuidad y la previsibilidad de las operaciones diarias, manteniendo los costes a un nivel similar o incluso inferior.

Robot que poda en invernaderos

Robot que poda en invernaderos las 24 horas del día.

Kompano, el robot de poda 100% automatizado que trabaja las 24 horas del día.

La empresa holandesa Priva ha presentado Kompano, su primer robot en el mercado que puede moverse por el invernadero de forma segura e independiente mientras trabaja junto a otros empleados.

La empresa pretende revolucionar el mercado de la horticultura con un robot para poda totalmente autónomo. Diseñado para deshojar tomateras en invernaderos, Kompano es un robot alimentado por baterías que puede funcionar las 24 horas del día.

Robot que poda en invernaderos

Kompano cuenta con una batería de 5 kWh, pesa casi 425 kg y mide 191 cm de largo, 88 cm de ancho y 180 cm de alto.

Su brazo patentado y sus algoritmos inteligentes garantizan una eficacia superior al 85% en un alcance semanal de 1 hectárea. El robot cortador de hojas se controla fácilmente mediante un dispositivo inteligente y se ajusta a las preferencias y necesidades de los usuarios.

Según la empresa, es el primer robot del mundo que ofrece a los usuarios una alternativa económicamente viable para deshojar los cultivos de tomate a mano. Facilita a los productores la gestión de su mano de obra.

Robot que poda en invernaderos estará disponible en el mercado.

Desarrollado en colaboración con MTA, destacados cultivadores holandeses, socios tecnológicos y expertos, Kompano se presentó a finales de septiembre en el evento GreenTech y ya está listo para su uso en el mercado.

El robot ya se ha probado con éxito en varios invernaderos de los Países Bajos. Una serie de 50 robots está en producción en MTA y está disponible para su compra en la página web de Priva, aunque no hay información sobre el precio de la máquina.

Con el tiempo, la línea Kompano se ampliará con un robot de corte de hojas para pepinos y robots de recolección para tomates y pepinos.

Video del robot que poda en invernaderos las 24 horas del día.

Fuente: ecoinventos.com

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