Muchas veces, los apicultores se encuentran con colmenas que se han debilitado y no tienen fuerza suficiente para desarrollarse con rapidez y ser productivas. Ante esa situación, es necesario tomar decisiones para resolver el problema. Te explicamos los diferentes manejos para solucionar los problemas de colmenas débiles.
A todo apicultor se le plantea a menudo un dilema importante: qué hacer con una o varias colmenas débiles. Esta situación se da habitualmente al principio de la temporada, a finales del invierno. En ese momento, se descubren colmenas que han pasado mal la invernada y tienen poca población y muestran síntomas de debilidad. También puede suceder ya entrada la campaña, cuando el apicultor se da cuenta de que hay colmenas que no llevan el mismo ritmo y se quedan atrás, sin desarrollarse.
Sin embargo, no existe una fórmula que se pueda aplicar a todas las colmenas débiles. Cada una tiene su propio diagnóstico y su propia solución. El apicultor debe saber qué técnica de manejo es más apropiada en cada caso y situación. Sigue leyendo para saber cómo resolver los problemas de las colonias débiles. Te lo contamos, paso a paso.
ÍNDICE DEL ARTÍCULO
1 – Diagnóstico de colmenas débiles: ¿qué le pasa a la colonia?
2 –Reunión de colmenas débiles
3 – Refuerzo de una colmena débil con panales de cría
4 – Cambio de reina en colmenas débiles
5 – Recuperación de colmenas débiles con tácticas de alimentación
6 – Bibliografia empleada
Saber qué hay que hacer para recuperar una colmena débil es uno de los conocimientos más complejos de adquirir en apicultura. Si no se acierta con el diagnóstico y el tratamiento, seguramente la colmena no saldrá adelante. Por tanto, el apicultor debe ser capaz de hacer un análisis acertado de cuál es la situación y elegir el camino más adecuado para solventarla.
1 – Diagnóstico de colmenas débiles: ¿qué le pasa a la colonia?
Todo empieza con el diagnóstico. El apicultor debe detectar lo antes posible la mala marcha de una colmena. Esto no siempre es fácil. Las más de las veces, la colmena entra en declive durante el invierno, cuando las revisiones son menos frecuentes y cuando las colonias están paradas, lo que puede dificultar la detección del problema. En estos casos, el apicultor suele descubrir los síntomas al final del invierno, cuando la colonia no arranca como debería.
En otras ocasiones, la situación de debilidad se manifiesta ya entrada la temporada, a lo largo de la primavera o incluso del verano. En estos casos, la colonia se debilitará en un momento en que el campo tiene alimento, sin que concurran situaciones de frío o escasez.
Panal afectado de polilla en un colmenar castigado por la sequía
La sequía produce debilidad en las colmenas, que se vuelven vulnerables a problemas como la polilla. Foto: Seachange_Au, en Flickr.
En el caso de que las colmenas débiles estén enfermas, se impone iniciar rápidamente el tratamiento necesario para lograr su curación. A veces, la enfermedad está tan avanzada o es tan contagiosa y peligrosa que es mejor destruir la colonia. Sin embargo, para la mayoría de las patologías existen tratamientos eficaces.
Motivos para la debilidad de las colmenas
Si no contamos con las enfermedades como causa de la debilidad, hay que pensar en otros motivos para explicar esa situación. Los más frecuentes son estos:
Mal manejo previo. Si en otoño o invierno no se ha llevado a cabo un buen manejo, garantizando suficientes reservas alimenticias y cuidando que la colonia esté bien protegida, la colmena se ha podido debilitar hasta no tener fuerza como para arrancar la temporada.
Exceso de explotación. Hay situaciones de debilidad producidas por una excesiva explotación por parte del apicultor. Puede ser que una colmena sea demasiado exprimida para producir núcleos, paquetes o reinas, o para cosechar polen. Son manejos demasiado exigentes que acaban por estresar y debilitar la colonia.
Falta de campo. Si la zona en la que están las colmenas no ofrece suficiente alimento, bien porque el clima no acompaña o bien porque hay demasiados colmenares en la zona, puede darse una caída grave en el ingreso de néctar y polen, degenerando rápidamente en debilidad.
Falta de reservas y frío. Uno de los problemas más habituales que generan debilidad en las colmenas es, sencillamente, la falta de reservas. Un invierno muy largo puede hacer que las abejas consuman su miel y no tengan suficiente alimento para poner en marcha la nueva temporada. La debilidad llegará por hambre e, inevitablemente, acarreará la muerte por frío e inanición, salvo que se corrija el problema.
Reina de mala calidad o vieja. A menudo, el problema está en una reina envejecida o desgastada. En estos casos, la colonia puede iniciar un proceso natural de sustitución, pero es mejor acelerar esos pasos para que se recupere cuanto antes.
Colmena zanganera. Si la reina ha muerto o se ha agotado su fertilidad, la colonia puede volverse zanganera. Es una situación sin remedio, salvo que el apicultor la detecte a tiempo y tome medidas para recuperar una colmena zanganera.
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Síntomas y signos visibles para identificar las colmenas débiles
Cuando se revisan las colmenas, el apicultor debe estar pendiente de muchos signos para comprender y analizar su estado. Para detectar la debilidad, hay algunos síntomas inequívocos que lanzan señales de alarma:
Pérdida de peso. Uno de los síntomas más visibles de la debilidad de una colmena es la pérdida de peso. A menudo, los apicultores tantean a mano sus colonias para detectar estas pérdidas de reservas. Es más sencillo con una báscula que monitorice constantemente la colmena. Sin embargo, la caída del peso no siempre es mala señal: simplemente las abejas transforman alimento en cría, más ligera. El apicultor deberá comprender esta situación y, si es preciso, alimentar para que las abejas mantenga esa nueva cría.
Serrín en las piqueras. Si la colonia está consumiendo demasiados recursos, o si ha tenido que desopercular reservas de emergencia, es fácil ver que en la piquera se acumula serrín de cera procedente de los opérculos. Es señal de que el consumo de reservas se ha disparado y de que se puede producir un desequilibrio que lleve a la pérdida de vigor por parte de la colonia.
abejas muertas en la piquera de una colmenas débiles
Abejas muertas en la piquera: un claro síntoma de debilidad. Foto: JP Goguen, en Flickr.
Abejas muertas. Una de las señales inequívocas de que algo va mal en una colmena es la presencia de muchas obreras muertas en la piquera o sus inmediaciones.
Pocas abejas en el exterior. A medida que acaba el invierno, las colmenas empiezan sus primeros trabajos de pecorea. Las más fuertes muestran gran actividad en las piqueras, sobre todo en las horas centrales del día. Las débiles tienen muy poca actividad, signo que deberá llamar la atención del observador.
Deyecciones sobre la pared y la piquera. Si aparecen deyecciones (heces) sobre la pared y la piquera, puede ser síntoma de problemas de salud, como nosemosis y otras enfermedades.
Poca cría. Una vez abierta la colmena, el apicultor ya puede evaluar mejor la presencia de recursos y decidir si los aumenta. Sin embargo, lo que más debe preocuparle es la falta de cría. Si la temporada ya ha empezado y hay colmenas que ya tienen panales con cría, no debería haber colonias rezagadas. Las que lo estén y tengan muy poca cría estarán, sin duda, débiles y será necesario analizar por qué lo están. Si es una cuestión de alimentación, de enfermedad o de mala calidad de la reina.
Poca cantidad de abejas. Muchas veces, la poca cantidad de cría se debe a que la colmena tiene muy pocas abejas y no puede permitirse más cría. Eso ralentiza mucho el desarrollo y requiere un reequilibrio. En general, se considera que por debajo de 400 abejas, la colonia ya no es viable. Sin embargo, una colmena se considerará débil si sale del invierno con menos de tres cuadros cubiertos de abejas.
Exceso de cría de zánganos. Si al abrir la colonia se aprecia un exceso de zánganos y solo hay cría de machos, la colmena será zanganera.
Retraso en el ‘blanqueo’ de cera. Una señal inequívoca de que una colmena va bien es el llamado ‘blanqueo’, la aparición de cera nueva blanca y limpia. Aparece en forma de panales estirados para acoger cría o reservas y es un claro síntoma de vigor y fuerza. Si la mayoría de colmenas ya ‘blanquea’, habrá que ver qué sucede en las que no lo hacen.
abejas estirando cera en un panal
Panales “blanqueados”, con cera nueva, síntoma de fuerza en la colmena. Foto: Richardoyork, en Flickr.
Ante cualquiera de estas situaciones, el apicultor debe interpretar los síntomas y hacer un diagnóstico certero que debe responder a dos cuestiones fundamentales:
1 – ¿Qué le pasa a la colmena? Puede ser que sea una falta puntual de alimento, que la temporada invernal haya sido muy dura, que el campo no produzca néctar y polen en invierno o verano… También puede ser que la reina sea vieja o defectuosa, que la colonia se haya vuelto zanganera o, simplemente, que tenga alguna enfermedad. La varroa, por ejemplo, debilita silenciosamente las colmenas y, si el apicultor no es consciente, acabará por matarlas.
2 – ¿La situación tiene arreglo? A menudo, no hay solución y las colmenas débiles están ya en un estado irrecuperable. En esos casos, el apicultor debe optar por sacrificar esas colonias, bien reuniéndolas con otras, bien, simplemente, dispersando al aire las pocas abejas que queden y retirando o cerrando la colmena.
Una vez que se sabe qué le sucede a la colonia y se ha determinado que se puede salvar, es necesario poner en marcha cuanto antes el manejo necesario.
2 –Reunión de colmenas débiles
Quizá sea la estrategia de manejo más empleada por los apicultores para resolver el problema de una colmena débil. La idea es reunir dos o más colonias flojas en una sola que, al sumar todos los recursos, mejore rápidamente.
Hay muchas técnicas para reunir colmenas, cualquiera de ellas es útil. En todo caso, se debe tener siempre en cuenta que, aunque se hayan reunido, siguen siendo colonias en dificultades. Si la debilidad procede de una reina vieja o desgastada, no se solucionará con la reunión, sino que, además, será necesario cambiar la reina en cuanto la colonia unificada se estabilice.
A veces, la mejor forma de actuar es reunir la colonia débil con otra zanganera, que aportará sus recursos alimenticios y sus pecoreadoras. Otras veces, si la debilidad se detecta entrada la primavera o incluso en verano, la mejor solución es reunir la colmena débil con un núcleo o con un enjambre. También un jabardo puede ayudar en esta forma de trabajar.
En cualquier caso, siempre se debe apoyar la reunión con alimento estimulante que anime a la reina a poner rápidamente. También será conveniente vigilar la evolución de la nueva colmena, prestando atención a su estado sanitario y verificando que ‘arranca’ con fuerza tras la unificación.
3 – Refuerzo de una colmena débil con panales de cría
Otra estrategia para combatir la debilidad de las colmenas consiste en reforzarlas con panales con cría. Esta técnica es efectiva, pero se debe utilizar con cuidado. En primer lugar, la cría que se aporte debe estar operculada. Por un lado, nacerá antes. Por otro, no se obligará a las abejas a alimentar toda esa cría: sencillamente, se contribuiría a debilitarla más.
A partir de ahí, se debe evaluar si la colonia débil tiene suficientes abejas para recibir esa cría operculada. Aunque consume menos recursos, es necesario mantenerla caliente, y si las abejas son tan pocas que no pueden cubrir los panales, simplemente esa cría fracasará. Por tanto, se deben aportar panales en función de la capacidad que tenga la colmena débil de asimilarlos.
Otro enfoque sería aportar panales de cría que, además, lleven abejas nodrizas. Esto se logra sacudiendo ligeramente los cuadros para que las pecoreadoras que puedan tener se queden en la colmena donante.
Abejas caminando sobre un panal de cría operculada, lista para aplicar la técnica de rasca la cría.
Abejas caminando sobre un panal de cría operculada. Foto: Rebeca Leaman.
Y, finalmente, un método de trabajo propuesto por Carmelo Salvachúa y Elena Robles pasa por contar con colmenas de apoyo e, incluso, colmenares de apoyo. Es decir, dedicar una parte de las colonias a servir de “banco” para el resto. A medida que hay colmenas débiles, se van reforzando con cría, abejas y reservas procedentes de esos colmenares de apoyo.
De nuevo, este manejo debe tener como complemento la aportación de alimento a la colonia reforzada (y, a veces, también a la que ha donado material vivo).
4 – Cambio de reina en colmenas débiles
Una de las causas más frecuentes para explicar la situación de las colmenas débiles es el deterioro de la reina. A medida que se hacen mayores, las reinas pierden capacidad de puesta y se van desgastando.
Lo normal es que las abejas pongan en marcha un proceso de sustitución de las reinas, generando nuevas princesas y matando a la vieja. Sin embargo, este procedimiento no siempre se da, por pura debilidad de la colonia. Otras veces, tarda tanto que se acentúa demasiado la situación de falta de vigor y puede que el relevo llegue demasiado tarde.
Por tanto, lo mejor es que el apicultor acelere el recambio forzándolo. La forma más simple es matar a la reina vieja y dejar que las abejas produzcan una nueva. Sin embargo, esto dará lugar a celdas reales de emergencia, que no siempre tienen la calidad deseada. Por eso, una vez orfanizada la colonia, la mejor solución es introducir una nueva reina, fecundada, virgen o en forma de celda real operculada. Así, se adelanta la presencia de una reina y se asegura su calidad.
Para determinar si el problema de la debilidad está en la reina, el apicultor atenderá a la cría. Las reinas desgastadas ya no ponen huevos de forma ordenada: saltean la cría, dejan zonas sin poner o simplemente ponen muy poco, en pequeños círculos o rodales de cría. Además, las reinas viejas suelen presentar daños: alas rotas, falta de pelo en el abdomen… Son signos de que la edad puede con ellas.
Jaula de transporte de reinas, preparada para insertarse en un núcleo. Apicultura y miel.
Una vez recogidas, las reinas se introducen en jaulas de transporte. Foto: Penn State, en Flickr.
En todo caso, el apicultor debe marcar sus reinas para controlar la edad. Sabiendo cuándo nacieron, es más fácil entender si el problema de la colonia tiene que ver con su desgaste. En términos generales, se recomienda sustituir las reinas cada dos años. De esta forma, una reina nacida en primavera de 2023 haría la campaña de ese año y la de 2024. Después, debería ser reemplazada en el otoño de 2024 o al principio de la primavera de 2025. Así, se garantiza que las colmenas tienen siempre reinas jóvenes, fuertes y de calidad.
5 – Recuperación de colmenas débiles con tácticas de alimentación
En la mayoría de los casos, las situaciones de debilidad se resuelven con aporte de alimento. Sin embargo, el apicultor debe tener claro qué tipo de alimentación requiere cada momento del año y cada situación.
Otoño. La alimentación en otoño puede ser de dos tipos. De estímulo (líquida) al principio del otoño, para generar mucha población de cara al invierno, o para superar procesos como el rascado de la cría en la lucha contra la varroa. Y sólida, ya más entrado el otoño, para generar reservas que permitan a las abejas superar el invierno con más garantía.
Invierno. En la parte más dura del invierno, la mejor alimentación posible es la miel. Para reforzar una colonia débil en invierno, nada como rodear el bolo de abejas con dos panales bien cargados de miel. Si no se dispone de ella, se puede optar por soluciones como el candi o los preparados alimenticios sólidos (pastas) que ofrecen las casas de material apícola. Después, a medida que se acerca la primavera, la forma de alimentar será utilizando tortas ricas en proteínas. Eso reforzará a la colonia para encarar el inicio de la campaña.
Primavera. En esta época, la alimentación será líquida y consistirá en jarabes azucarados que simulen la entrada de néctar. Generalmente, se administran con alimentadores y, además de darle energía a la colmena, animará a la reina a poner más.
bolsa de alimento sobre panales de una colmena
Una bolsa de plástico con alimento sólido. Foto: Ajr595,. en Flickr.
Cambiar la cera. La cera vieja, ennegrecida por el uso, es un vector de enfermedades y problemas. Se aconseja cambiar un 30 por ciento de los panales cada año por láminas de cera estampada. Se evitará así que la cera acumule hongos, restos de tratamientos médicos y otros patógenos.
Reducir espacio. Una forma muy frecuente de ayudar a una colmena débil es reducir el espacio en su interior. Los apicultores suelen utilizar los llamados “ponchos”. Son trozos de plástico con los que envuelven por arriba y por un lado los panales que tienen abejas y reservas, aislándolos del resto y reduciendo así el espacio en la colmena. También se pueden utilizar divisores de poliespán u otros materiales. Al reducir el espacio, la colonia tiene que calentar menos volumen de aire y consume mucho menos, con lo que se recupera mejor.
Reparar colmenas. Las colmenas rotas, mal aisladas, húmedas o enmohecidas pueden hacer que la colonia pierda calor, o que entren roedores u otros animales que se coman las reservas. Hay que mantener siempre las cajas en buen estado.
una colmena muerta, resultado de las colmenas débiles
Imagen de una colmena muerta. Foto: BBC, en Flickr.
Como se puede ver, son muchas las razones para que un apicultor se encuentre con colmenas débiles. Lo más importante es que sepa identificar la causa de esa falta de vigor y que pueda adoptar las medidas idóneas para corregirla.
6 – Bibliografia empleada
Biri, Melchiorre & Prats, Carmen (1988) El gran libro de las abejas. Barcelona: Editorial de Vecchi.
Jean Prost, Pierre (2007) Apicultura. Conocimiento de la abeja. Manejo de la colmena. Barcelona: Editorial Mundi Prensa.
Lasanta, Eugenio. Apicultura práctica tradicional y moderna: La esencia en el hexágono. Madrid: Liber Factory.
Philippe, Jean-Marie (2008) Guía del apicultor. Utilizable en todas las regiones apícolas del mundo. Barcelona, Omega.
Robles, Elena & Salvachúa, Carmelo (2012) Iniciación a la apicultura. Tecnología y calendario. Madrid: Editorial Mundi Prensa.
Robles, Elena & Salvachúa, Carmelo (2007) Gestión zootécnica del vigor de las colonias de abejas. Bilbao: Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación.
Robles, Elena & Salvachúa, Carmelo (2003) Manual de apicultura práctica. A Coruña: Sector apícola galego.