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El nitrato de calcio es considerado como uno de los abonos universales. Un fertilizante que está presente en la mayoría de cabezales de riego y se utiliza masivamente. De hecho, contando con que en muchas partes de España tenemos suelos calizos, aún continúa utilizándose en grandes cantidades. Las plantas demandan calcio pero, ¿tanto? Vamos a verlo.

Cuando hablamos de nitrato de calcio o nitrato de cal (también se conoce así), estamos mencionando un abono inorgánico cuya fórmula es Ca(NO3)2.

Dentro de esta sal sólo vamos a encontrar calcio, nitrógeno y oxígeno. Los 2 primeros componentes mencionados, las plantas (salvo el nitrógeno con las leguminosas), no pueden obtenerlo por sí mismos, por lo que necesitan de aportes especiales.

El problema de la movilidad del calcio y el nitrato de calcio
blossom end rot o podredumbre de calcio
Podredumbre apical o blossom end rot
Este tema es bastante recurrente en Agromática y volvemos a comentarlo. Hay que tener en cuenta que tanto NH4+ (amonio) como este calcio se absorben por flujo de masas (con el agua). Por eso, es importante que para facilitar la absorción de este último por las raíces de la planta, las condiciones hídricas del suelo sean buena y, además, no haya mucha presencia de amonio.

De ahí que siempre se diga que los problemas de peseta son originados por una carencia de calcio. Sin embargo, esta frase no está bien dicha del todo. No hay una falta concreta de calcio en el suelo, si no que simplemente la planta no lo puede asimilar. ¿Por qué?

Condiciones climáticas adversas
Exceso de humedad ambiental
Defecto de humedad ambiental
Una gran cantidad de luz que aumenta el crecimiento de la planta y diluye el volumen de calcio en savia.
Temperaturas altas con una variación en la humedad.
Condiciones de abonado
Suelos con gran cantidad de amonio (NH4+).
Gran acumulación de sales y potencial osmótico alto en el suelo (conductividad alta).
Antagonismos con otros elementos (magnesio, amonio, otros cationes, etc.).
Es por eso que el nitrato de calcio aportado ha de ir ligado con unas condiciones climáticas que nosotros apenas podemos controlar, y a unas condiciones prácticas que nosotros sí que tenemos acción directa sobre ellas, como las condiciones de abonado.

La causa de la peseta también está ligada con la baja tasa de transpiración de los frutos. Baja tasa de transpiración hace que el calcio no se movilice a los frutos en los momentos de mayor necesidad (cuaje y desarrollo inicial). Por ese motivo, aparece la podredumbre apical en la base del fruto, donde más le cuesta llegar al calcio.

Carencia de calcio en hojas
¿Cuál es la composición y riqueza del nitrato de calcio?
En la mayoría de sacos que nos vamos a encontrar el nitrato de cal vamos a encontrar lo siguiente:

Nitrógeno total (N): 15,5%
Calcio (CaO): 26%
Estos valores pueden variar en decimales. Normalmente el nitrógeno siempre lo vamos a encontrar entre 14,4 y 14,5%, y el calcio entre el 26 y el 27%.

Si nos metemos en temas de meq/L, muy común en cultivos de invernadero donde se trabaja con conductividad, se ha de contar que cada meq de calcio que se aporta, también se incluye 1 meq de nitrógeno.

En términos de mmoles/L, cada 1 mmol de calcio que se aporta, se añaden 2 mmoles de calcio. Esto es muy importante a la hora de establecer planes de abonado, ya que hay que controlar los aportes de nitrógeno. Muy a menudo son excesivos y repercute tanto en la planta como en nuestro bolsillo.

¿Qué es eso de mmol y cómo se calcula en el nitrato de calcio?
Es una forma de saber qué y cuánto abonamos. Es algo distinto a las unidades fertilizantes y tiene sus ventajas y sus inconvenientes. Con este primer sistema de trabajo, sabes cuánta cantidad de agua añades. Al menos, es un parámetro conocido.

Con las unidades fertilizantes es un valor desconocido. Imagina que hay que añadir 10 UF d nitrógeno. ¿En cuanta agua? Es algo que desconocemos y cuyo dato tenemos que aportar nosotros.

Si transformamos los mmoles de nitrato de calcio a un sistema de valores conocido, por ejemplo, los gramos de abono por metro cúbico de agua, entonces tenemos que hacer el siguiente cálculo:

1 mmol/L de nitrato cálcico · 182 mg/mmol = 182 g/m3 de agua.

Fertirrigación con nitrato de calcio
Hablando de fertirrigación de nuestros cultivos
Imagina que una planta hortícola de nuestro huerto, como un pimiento o un tomate, necesita, por ejemplo, 10 meq/L calcio. La forma más común de aportar esta calcio es, indudablemente, con el nitrato de calcio.

Imagina que vas a regar con 1.000 litros de agua tus tomates, ¿Cúántos kg de este fertilizante añado?

10 meq/L de calcio son 5 mmoles/L, ya que se tiene en cuenta su valencia.

Volvemos a la fórmula de antes:

5 mmoles/L de nitrato cálcico · 182 mg/mmol= 910 gramos/m3 de agua. Es decir, casi 0,9 kg para esos 1.000 L de agua. Con esto se da más que abastecida de calcio la planta. Y eso sin contar el calcio que tiene el agua de riego…

¿Cuáles son las dosis normales de nitrato de calcio?
No hay que generalizar, porque cada cultivo demanda unas necesidades diferentes. El calcio es un nutriente que se utiliza en exceso ya que muchas veces no se tiene en cuenta las grandes cantidades que aporta el agua, simplemente porque no se hace un análisis de agua.

Un agua muy puro, entendiendo pura con que tiene una conductividad bastante baja (por debajo de 1), puede llegar a tener entre 1 y 2 meq/L de calcio. Si para una hectárea en cada riego se puede aportar 40.000 litros de agua, podemos estar añadiendo a nuestro suelo entre 1 y 2,5 kg/ha de calcio puro.

Esto, en términos de nitrato de calcio, serían en torno a 3,70 y 9,25 kg/ha.

Para un pimiento en intensivo, con un gasto de 4.000 m3 de agua por campaña, estaríamos hablando de 1.000 kg de nitrato cálcico, con un precio de 400 €.

Por eso, el aporte de calcio es variable y se debe hacer teniendo en cuenta esto. Un análisis de agua vale muchísimo menos que estos 400€ que estamos contando.

Dosis normales para un cultivo medio están entre 300 y 800 kg/ha, según recomendaciones de las casas de fertilizantes.

¡Ojo! No mezclar nitrato de calcio con…
Como ya dijimos en su día sobre la incompatibilidad entre fertilizantes, el nitrato de calcio es un fertilizante muy follonero.

nitrato de calcio e Incompatibilidad entre fertilizantes

Puede ser mezclado con la mayoría de soluciones para abono, a excepción de todas aquellas que contenga sulfatos (sulfato amónico, sulfato de magnesio, sulfato potásico, etc.) y fósforo (ácido fosfórico, fosfato monopotásico, fosfato monoamónico.

Fuente: agromatica.es

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Estamos acostumbrados a trabajar con los NPK, nitrógeno-fósforo-potasio y de sobra conocemos los micronutrientes. Lo primero que se nos pasa por la cabeza cuando vemos una planta amarillenta es que tiene clorosis férrica. Sin embargo, muchas otras veces desconocemos que es el magnesio que el también interviene en dar verdor al cultivo. Hoy hablamos de su importancia.

Función del magnesio en la planta
Dentro de todas las formas de magnesio, la planta sólo absorbe el ión Mg2+. Esta asimilación se puede hacer tanto aportada en riego (fertirrigación) y posterior absorción radicular o en aporte foliar, a través de la penetración vía epidermis por las hojas.

Un cultivo medio realiza una extracción de magnesio que va desde 20 a 80 kg/ha. Tiene un papel fisiológico claro y clave para el desarrollo de cualquier planta. En esto que comentamos a continuación participa este elemento.

Elemento básico en la molécula de clorofila. Inverviene en el verdor de la planta. Representa el 2,7% del peso total, pero es indispensable.

Interviene en la síntesis y formación de proteínas. Carotenos y Xantofilas (formación de color en frutos) necesitan magnesio para cumplir determinados metabolismos básicos de la planta.
Reduce la transferencia de carbohidratos de las hojas y tallos a la raíz. En cultivos de raíz como patata, remolacha u otros hay que tenerlo muy en cuenta.
Aparece una gran sensibilidad a la luz. En verano, se pueden ver necrosis en las hojas por una falta de fotoregulación del cultivo.
El magnesio en la molécula de clorofila
Síntomas de deficiencia
Aunque el magnesio tiene mayor movilidad que el calcio, hay veces que bien por presencia de otros elementos antagonistas (potasio, sodio, calcio, etc.) como por la carencia propia de magnesio en el suelo, la planta pueda presentar síntomas de deficiencia.

Como el magnesio interviene en la fotosíntesis y en la molécula de clorofila, lo primero que podemos pensar es que una carencia de magnesio induce una clorosis en el cultivo.

La movilidad del magnesio es alta en la planta, por eso, al contrario que con el hierro, la carencia de magnesio suele aparecer en la parte inferior de cualquier cultivo. Es decir, en las hojas viejas.

Carencia de magnesio en cultivo de pimiento
Aunque estemos abonado correctamente con aportes continuados de magnesio, puede ser que aparezcan clorosis de magnesio en la planta. Esto se debe sobretodo a grandes aportes de potasio en fase de maduración de frutos, reduciendo la asimilación de magnesio.

A modo de ejemplo, ésta sería el orden, por facilidad de absorción, de estos cationes:

Na+ > K+ > Mg2+ > Ca2+

Viene determinado por el tamaño de los iones y por la carga eléctrica. Menor tamaño y menor carga del catión tendrá mayor facilidad de absorción

El agua de riego, una fuente de calcio y magnesio
Dependiendo de la zona donde nos encontremos, en muchas ocasiones y en función de la conductividad del agua, podremos aportar una gran cantidad de calcio y magnesio de forma gratuita.

Hay que pensar que este aporte no siempre es absorbible por la planta, ya que muchas veces viene bloqueado y guarda mucha relación con la cantidad que haya entre estos dos elementos.

Hay una regla que establece que para que haya una perfecta absorción de calcio y magnesio del agua de riego ha de tener una relación de 2 a 1 en adelante. Es decir, el doble de calcio que de magnesio. Y de ahí en adelante.

Interpretar el contenido de calcio y magnesio de un análisis de agua
Si cogemos un análisis de agua de laboratorio, podemos obtener una gran cantidad de información relevante para poder ahorrarnos dinero en la aportación de fertilizantes.

En este caso, tenemos que saber medir las unidades con las que se trabajan en estos análisis. Meq/L, ppm o mmoles/L.

Si nos vamos a un agua tipo en muchas zonas de España, con un pH de 8,5 y una conductividad de 1,2 mS/cm, podemos tener un gran aporte de calcio y magnesio, entre otros. En este ejemplo, la cantidad quedaría de la siguiente manera:

Calcio: 200 mg/L = 10 meq/L = 5 mmoles/L
Magnesio: 100 mg/L = 8,23 meq/L = 4,11 mmoles/L
Con esto, cubriríamos prácticamente las necesidades del cultivo de calcio y magnesio, por lo que no haría falta aportar estos nutrientes. Nos podemos imaginar el gran ahorro que obtendríamos con ello.

Magnesio en agua

Sin embargo, la regla comentada anteriormente nos dice que debe haber prácticamente una diferencia o ratio de 2 para que se produzca la máxima absorción de los dos nutrientes, por lo que podría ser adecuado, en la fase de cuajado y engorde de frutos, de aportar un extra de calcio (nitrato cálcico, por ejemplo).

Pongamos que el agua que tenemos es de grifo y tiene menor número de sales disueltas. Un caso con un pH prácticamente neutro (7,5) y una conductividad eléctrica de 0,45 mS/cm.

Éstos son los valores que podemos ver en el análisis de agua.

Calcio: 22 mg/L = 1,1 meq/L = 0,55 mmoles/L
Magnesio: 3 mg/L = 0,25 meq/L = 0,12 mmoles/L
En este caso, con un agua «plana», hay que aportar calcio y magnesio, de forma que completemos los estándares recomendados en fertirrigación. Hasta 10 meq/L de calcio y 4 meq/L de magnesio.

Formas de aportar magnesio a la planta
Podemos encontrar muchas formas de aporte de magnesio, ya sea en forma quelada, complejada o sin aditivos mejorantes de absorción.

Las fórmulas más conocidas (y económicas) de aporte de magnesio son el nitrato de magnesio y el sulfato de magnesio. Cada una con una riqueza distinta de este elemento.

Nitrato de magnesio: 10,5% N (nitrógeno) y 15% MgO.
Sulfato de magnesio: 16,6% MgO y 32% SO3 (azufre).
También podemos encontrar, como hemos dicho, formas queladas o magnesio complejado con ácidos orgánicos.

Formas de quelación pueden ser los heptagluconatos, quelado EDTA, ácido hexahidroxi cáprico.

Fuente: agromatica.es

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En el mercado podemos encontrar una gran cartera de abonos y fertilizantes para aplicar mediante riego o por vía foliar. Sin embargo, no nos debemos olvidar que estamos «jugando» con productos químicos y, por tanto, existen ciertas incompatibilidades.

fertilizantes

Cogemos un poco de ácido nítrico, lo mezclamos con urea, algo de calcio que le va bien a las plantas y, cómo no, un poquito de ácido fosfórico que también le irá bien. Lo mezclamos y nos encontramos con una precipitación de los líquidos que nos costará siglos quitar. Y, también, con una obstrucción de nuestros goteros que tendremos que solucionar manualmente o con estos métodos.

La importancia de saber qué fertilizantes añadimos al suelo

Aunque ya es un tema trillado en Agromática, no está de más volver a recordarlo. En los sacos de los abonos y fertilizantes que podemos comprar en almacenes agrícolas podemos ver números que no todo el mundo sabe interpretar.

Además, en el mercado podemos encontrar muchas formas de llegar al mismo sitio, pero por distintos caminos.

Pongamos por ejemplo que necesitamos aportar 100 U.F. (unidades fertilizantes) de nitrógeno a un cultivo, con lo cuál, podemos hacerlo de varias formas:

– Nitrato amónico

– N-32

– Sulfato amónico

– Ácido nítrico

Todas estas formas, con su distinta composición, son formas de aportar nitrógeno. Y eso que hemos puesto este ejemplo concreto, pues también lo podríamos haber realizado con fósforo y potasio, por ser los macronutrientes principales.

fertilizantes
Ahora bien, ¿qué diferencias puede existir entre uno y otro?
Con el nitrato amónico (33,5% – 34,5%), aportamos una parte como nitrógeno amoniacal y otra parte como nitrógeno nítrico. Es decir, el nítrico es la forma más simple y asimilable, y la que más rápido efecto va a hacer en el cultivo. El amoniacal necesita nitrificarse, es decir, oxidar el amonio a nitrito.

Tranquilo, eso no lo haremos nosotros, sino la temperatura, los microorganismos silenciosos, etc.

Con el sulfato amónico aportamos todo el contenido en nitrógeno (21%) en forma amoniacal, por lo que no actuará tan rápidamente en el cultivo. Además, aportaremos azufre (60%) al suelo, interesante para suelos alcalinos (¡pero no para suelos ácidos!).

Ya hemos podido distinguir entre dos abonos que aportan nitrógeno al suelo. Ahora bien, para llegar a las 100 U.F. de nitrógeno habrá que aportar diferentes kilos de estos abonos:

– Nitrato amónico (33,5%): 298 kg

– Sulfato amónico (21%): 476 kg

Las incompatibilidades entre los abonos
Ahora bien, el ejemplo anterior de saber distinguir y elegir entre distintos fertilizantes que aportan el mismo nutriente (nitrógeno en este caso) no termina aquí, pues ahora vamos a lo que queríamos hablar en el artículo: las incompatibilidades.

Pongamos el caso que queremos añadir a nuestra abonadora un NPK con el fin de poder aportar al cultivo los nutrientes principales que necesita.

En este caso, habría que estudiar qué fertilizantes son o no compatibles, para no tener problemas de mezclas.

Veamos la siguiente imagen

fertilizantes
Primero, aclarar una cosa:

I: incompatible.
X: compatibililidad limitada. Eso quiere decir que se pueden mezclar en el momento de abonar, pero no dejar mucho tiempo mezclados.

C: compatibles. ¡Todo Ok!

Si queremos abonar con sulfato amónico porque queremos descomponer la materia orgánica que tenemos y, además, aumentar el pH del suelo para liberar ciertos microelementos, debemos tener en cuenta que no podemos mezclarlo con nitrato cálcico (un abono muy común) ni con fosfato monoamónico. Este último, lo podríamos hacer con el nitrato amónico.

El calcio puede ser un fertilizante complicado
El calcio siempre ha sido muy puñetero. Hay veces que por mucho que aportemos Ca al suelo, nos salen problemas y deficiencias en el cultivo porque la planta no es capaz de movilizarlo. Incluso en los humanos pasa lo mismo y cuesta fijarlo, por lo que a menudo añaden vitaminas para ayudar en su asimilación. En la agricultura pasa lo mismo, solo que añaden elementos quelantes o citoquininas para facilitar su absorción radicular (o foliar).

Con el resto de fertilizantes también da problemas. Es muy puñetero. A menudo, obliga al agricultor a tener una segunda abonadora o bien, a abonar primero con una mezcla y luego otra sola para el calcio.

Como ves en la tabla, es incompatible casi con todo, exceptuando el ácido nítrico, el sulfato potásico y la urea, donde estos dos últimos hay que hacerlo en el momento de abonar.

Imagínate que mezclamos sulfato amónico con nitrato cálcico. ¿Qué obtenemos en nuestra cuba? ¡Yeso!

¡Y nada más! Sólo queríamos ofrecer esta tabla interesante que debe estar impresa en todo cabezal de riego.

Fuente: agromatica

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Hoy vamos a conocer las necesidades exactas que tiene un suelo independientemente de la planta que cultivemos (eso ya dependerá del abonado de mantenimiento). Imagina que tenemos un suelo al que nunca hemos abonado.

¿Cómo lo preparamos? Vamos a conocerlo.

Básicamente, de lo que nosotros estamos hablando es del abonado de fondo o la forma en la que previamente preparamos el suelo, pero también sirve para mejorar las condiciones de nuestro jardín. Imagínate que tienes que preparar un bancal profundo. Estamos echando la misma cantidad de abono orgánico (compost o estiércol) en un suelo pobre que en un suelo rico, y en principio no debería ser así. Bueno, puestos a no ser quisquillosos, total, para un huerto pequeño tampoco hay que andar tonteando, ¿no?

¿Pero y si lo hacemos a gran escala o tenemos un huerto grande? Aquí ya, cada kilogramo de abono cuenta y podemos optimizarlo enormemente con unas simples fórmulas. ¿Probamos?

Lo primero de todo, conocer cómo es nuestro suelo
Para hacerlo bien necesitamos conocer una serie de parámetros. Uno de ellos es saber qué textura tiene nuestro suelo. Lo podemos hacer a través de un análisis de suelo o bien de forma casera como ya comentamos.

A partir de esto ya podemos disponer de gran información en nuestro suelo, y conoceremos el drenaje, la forma en la que tenemos que regar y, también muy importante, la calidad del agua (siempre que podamos escoger).

abonado de fondo
La importancia del abonado de fondo
El abonado de fondo es una enmienda que realizamos 1 mes o 2 antes de plantar cualquier cultivo. Lo que buscamos es aumentar las propiedades de nuestro suelo, mejorar la textura, el drenaje, y en definitiva, hacer una cama mucho más agradable para nuestras plantas. Saber cuánto hay que añadir es sencillo.

Imagínate que sabemos (a través de un análisis de suelo) que nuestra parcela donde queremos cultivar tiene un 1,6 % de materia orgánica. Es un porcentaje bastante bajo donde periódicamente tendremos que abonar en profundidad nuestras plantas.

Algunos autores prestigiosos establecen entre un 2 y un 3% de materia orgánica como óptimo para un suelo. Hay quién pide más, pero nosotros, que tenemos una mentalidad ahorradora, consideramos que un 2 % es más que suficiente para mantener nuestro jardín. Si tienes pretensiones económicas, quizá puedas subir un poco más. 😉

Bien… empecemos con los cálculos…

DATOS PREVIOS:

Densidad del suelo: 1,74 gr/cm3
Porcentaje de materia orgánica de nuestro suelo: 1,6
Profundidad de mejora del suelo: 0,3 m
¿Qué cantidad de materia orgánica tiene actualmente nuestro suelo?
Cantidad de M.O. [2%]: 10.000 (m2) · 0,3 (m) · 1,74 (gr/cm3)· (2/100) = 104.400 [kg/ha] = 104,4 [t M.O./ha]

Pero nosotros tenemos 500 metros cuadrados de jardín, por lo que tendría que ser 5.220 kg.

Es mucha cantidad de materia orgánica, ¡y es lo que queremos! Ahora vamos a ver cuanta tiene actualmente nuestro suelo…

Cantidad de M.O. [1,6%]: 10.000 (m2) · 0,3 (m) · 1,74 (gr/cm3)· (1,6/100) = 83.520 [kg/ha] = 83,52 [t M.O./ha]

Y para la superficie de nuestro jardín: 4.176 kg

Ahora simplemente tendremos que restar la cantidad ideal con la nuestra:

Cantidad de M.O. que necesitamos: 5.220 – 4.176 = 1.044 kg

Fíjate, para mejorar enórmemente nuestro suelo tan sólo necesitamos 1.044 kg (poco más de una tonelada) de materia orgánica.

pila de estiércol
Vale… ¿Y cuánto cuesta eso?
Como siempre, tenemos que ver si es factible económicamente aportar dicha cantidad de materia orgánica. Para ello nos vamos a las bases de precios de jardinería y vemos lo que cuesta 1 metro cúbico (luego lo convertiremos a kg) de estiércol tratado.

1 metro cúbico de estiércol tratado = 27,29 €

Parece barato ¿no? Bueno, a fin de cuentas son desechos de animal… 😉

¿Cuántos kg tiene un metro cúbico?
Para saber esto necesitamos conocer la densidad del estiércol. Hay dos autores (Boussignault, Keyser) que coinciden en que la media de densidad del estiércol es de 400-500 kg/metro cúbico. Nosotros, que buscamos el término medio, lo vamos a dejar en 450 kg. Ahora ya sabemos que 450 kg de estiércol tratado vale 27,29 €.

Como nosotros necesitábamos 1.044 kg, dicha cantidad de estiércol tratado nos costará 63 €.

¡Tan sólo 63 € te separan de una gran mejora de tu suelo!

Esto ha sido un ejemplo claro que fácilmente puedes adaptar a tus condiciones de trabajo. Lo único difícil de conseguir es conocer el porcentaje actual de materia orgánica de tu suelo. Sabiéndolo el resto es fácil. Sólo la superficie de suelo, la profundidad a la que querrías mejorarlo y la densidad, y ¡listo!

Si quieres, puedes ir empezando a generar dicha cantidad de forma totalmente casera.

Fuente: aromatica.es

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Tener un suelo o muy básico o muy ácido en nuestro jardín es un grave problema. Si no lo corregimos veremos secarse la mayoría de las plantas sin razón alguna (o sí) y tendremos quebraderos de cabeza donde al final nos tendremos que ajustar a la gama de plantas que sí soporten los valores de pH del suelo.

¿Se puede corregir? Vamos a verlo.

Guía para corregir el pH del suelo en el huerto, ácido o básico
Un suelo básico o alcalino tiene el pH elevado. Recordemos que mayor de 7 en el valor de pH se consideraría suelo básico.

Esta estructura de pH elevado (por encima de 8,5) otorga al suelo una baja capacidad de infiltración, una estructura pobre y una lenta permeabilidad, que se resumirá en suelos encharcados.

En este tipo de terrenos se suelen presentar las siguientes deficiencias:

Hierro
Zinc
Cobre
Manganeso
Características del suelo ácido
Un suelo ácido será aquel cuyo pH presente valores inferiores a 7. Cuando la naturaleza de nuestro terreno es ácida se pueden presentar las siguientes deficiencias minerales:

Fósforo
Calcio
Magnesio
Molibdeno
Boro
¿Cómo podemos corregir el pH del suelo?
La capacidad tampón del suelo es impresionante. Esto quiere decir que se necesitan cantidades ingentes de compuestos minerales para corregir un poco el valor. Esto se reduce a costes económicos importantes, dependiendo de la superficie de nuestro jardín. Sólo se recomienda realizar estas actuaciones cuando se tienen valores de pH del suelo insostenibles, muy básicos o muy ácidos, donde se dificulta enormemente el desarrollo de las plantas.

Corregir la acidez del suelo
Podemos utilizar 2 elementos para realizar una corrección de pH. Por un lado, estaría la cal viva y por otro, la caliza. Según el producto se utilizan distintas cantidades por lo que vamos a ponerlo de forma separada.

Kg/ha cal viva para corregir el pH
Suelo arcilloso: 2000 kg/ha (ph 4,5 a 5,5) y 2.400 kg/ha (pH 5,5 a 6,5)
Suelo limoso: 1.600 kg/ha (pH 4,5 a 5,5) y 2.100 kg/ha (pH 5,5 a 6,5)
Suelo franco: 1.100 kg/ha (pH 4,5 a 5,5) y 1.700 kg/ha (pH 5,5 a 6,5)
Suelo arenoso: 850 kg/ha (pH 4,5 a 5,5) y 1.250 kg/ha (pH 5,5 a 6,5)
Kg/ha de caliza para corregir el pH
Suelo arcilloso: 3.500 kg/ha (ph 4,5 a 5,5) y 4.250 kg/ha (pH 5,5 a 6,5)
Suelo limoso: 2.750 kg/ha (pH 4,5 a 5,5) y 3.750 kg/ha (pH 5,5 a 6,5)
Suelo franco: 2.000 kg/ha (pH 4,5 a 5,5) y 3.000 kg/ha (pH 5,5 a 6,5)
Suelo arenoso: 1.500 kg/ha (pH 4,5 a 5,5) y 2.250 kg/ha (pH 5,5 a 6,5)
Estos valores son el resultado de elevar el pH a los valores aportados, para una profundidad de suelo de 15 cm y en una hectárea de cultivo. Se recomienda no subir por encima de 6,5 y hacerlo escalonádamente:

Si se cultiva patata, el valor más aconsejable es un pH de 6.
Si el suelo es pobre, se recomienda subir de 0,5 en 0,5.
Si el suelo es fértil, es posible aumentar este valor hasta 7 y llevarlo a la neutralidad.
Para realizar estas aplicaciones tendremos que aprovechar que el suelo no tenga cultivos. En general, hay dos épocas bien definidas: otoño y primavera.

En el caso de que se decida añadir cal a la tierra en primavera se deberá dejar un margen de 1 mes como mínimo entre la cal y la siembra de los cultivos.

Cambiar el pH del suelo en jardín
Claves para corregir un suelo alcalino
Veamos los elementos acidificantes así como las cantidades a añadir en nuestro terreno:

Uso de azufre
Cuando añadimos azufre al suelo, éste se oxida de forma lenta a ácido sulfúrico. Se suele utilizar mucho debido a su reducido precio.

Cantidades de 0,5-1 kg de azufre por metro cuadrado consigue reducir el pH, que se irá midiendo con medidores de pH hasta obtener el valor deseado.

Su efecto es lento, así que cada medio año iremos comprobando la acidez del suelo para comprobar si tenemos que añadir azufre de nuevo.

Sulfato de hierro
Este compuesto consigue acidificar el suelo de forma más rápida que el azufre. Se aplica mediante agua de riego y en cantidades de 2-4 gramos de sulfato de hierro por litro de agua.

La dosis concreta para bajar el pH 1 grado es de 4 gramos por L de agua, aunque lo recomendable es aplicarlo en cantidades regulables, para bajar poco a poco el pH del suelo.

Materia orgánica ácida
La materia orgánica es rica en componentes que acidifican el suelo. En el caso de la tierra rubia, por ejemplo, tiene un pH de 3,5 (muy ácido).

Normalmente por el precio se usa estiércol común, en cantidades de 10.000-30.000 kg/ha. Cantidades muy grandes pero que también aportarán nutrientes a tus cultivos.

Fuente: ecoinventos.com

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En la agricultura convencional, el sulfato amónico todavía se sigue utilizando masivamente, especialmente para cultivos menos rentables y como fuente importante de nitrógeno acompañada de azufre, un precursor en su asimilación.

La forma de amonio se asimila rápidamente por los cultivos, aunque en grandes volúmenes puede llegar a ser fitotóxica para la planta. De hecho, en hidroponía, su uso está limitado a un máximo de 15-20% de la fracción total del nitrógeno, siendo el restante 80-85% nitrógeno nítrico.

Sin embargo, controlando la dosis y la aplicación en todo tipo de cultivos en suelo, el sulfato amónico es una muy buena fuente de aporte de este elemento, siendo fácil de mezclar y utilizar.

En este artículo queremos destacar las posibilidades que tiene este fertilizante en la agricultura actual, la forma de utilizarlo, propiedades y dosis en todo tipo de cultivos.

Como introducción, comentar que el sulfato amónico no es un abono ecológico, ya que su proceso se obtiene por transformaciones de síntesis y, por tanto, no está recogida en la normativa europea de agricultura ecológica.

Formas de sulfato amónico
Características del sulfato amónico
El sulfato de amonio no es únicamente un fertilizante utilizado en agricultura. Este componente industrial también se utiliza como floculante. Una de las grandes propiedades de las aminas y todos los compuestos ricos en nitrógeno es que facilitan la mezcla de distintos componentes.

Es el caso de la urea, el cual puede ser mezclado con combustible (AdBlue) para optimizar la mezcla y aumentar el rendimiento de la combustión.

En este caso, cuando tenemos una solución ácida, la incorporación de una pequeña cantidad de sulfato amónico consigue purificarla, dejándola clara y transparente.

Por ejemplo, en presencia de proteínas, este aditivo es capaz de separar proteínas solubles (por ejemplo, globulinas) de glóbulos rojos.

Propiedades químicas
Todo el nitrógeno de este fertilizante se presenta en forma amoniacal. Si bien es altamente asimilable por la planta, es preferible que lo absorba en forma nítrica.

En el suelo, su comportamiento es bueno, ya que por tener carga positiva, se queda fijado en el complejo arcillo-húmico y no se lixivia tanto a campas profundas (como sí lo hace la forma nítrica).

Sin embargo, la presencia de microorganismos nitrificantes (nitrobacter y nitrosomonas, entre otros), facilita su transformación a nítrico. En verano, el aumento de las temperaturas en el suelo puede lograr transformar este nitrógeno en pocos días.

Como es de reacción ácida, es utilizado para acidificar suelos con pH alcalino y alta presencia de calcios y magnesios no solubles. Además, el azufre incorporado en el fertilizante mejora la disponibilidad del nitrógeno y actúa de forma sinérgica en su asimilación.

Riqueza
21%p/p nitrógeno amoniacal
60% p/p azufre (SO3)
Fórmula química

La fórmula química del sulfato amónico es (NH4)2SO4

La presencia de cristales de azufre y de amonio hace que el color final del producto sea blanco.

Nº CAS: 7783-20-2

Precio actual

El sulfato de amonio presentado en sacos de 25 kg tiene un precio de entre 0,2 €/kg y 0,25 €/kg.

Por cada unidad fertilizante aportada (1 UFN), su coste es de 1€ o 1,19€

Solubilidad y pH

Solubilidad: dependiente de la temperatura.
70,6 g/100 mL (0 °C)
74,4 g/100 mL (20 °C)
103,8 g/100 mL (100 °C)
pH: cuando solubilizamos este fertilizante, debido a la capacidad tampón del amonio, el pH suele estar comprendido entre 5 y 7.

Sin embargo, que el pH del fertilizante sea ese no quiere decir que, una vez aplicado, se conserve. De hecho, la reacción en el suelo de este elemento es ácido, de ahí que esté recomendado su uso en suelos alcalinos con alto contenido en calizas, por facilitar su asimilación por la planta.

Densidad relativa: 1,77 g/cc
Proceso de obtención
La obtención del sulfato amónico como producto industrial es la transformación del amoniaco gaseoso (NH3), mezclado con agua de vapor para crear una saturación y la incorporación de ácido sulfúrico.

Esta reacción realizada de forma controlada se transforma en la mezcla de azufre (SO4) y amonio (NH4), el cual, por ser atacado con un ácido, se incorpora a la fórmula un hidrógeno más (H).

Leer más: uso del azufre en agricultura

Tipos de sulfato amónico

Cómo utilizar sulfato amónico
Sulfato amónico líquido
La solubilidad de este fertiliante es bastante alta, aunque menos que otros fertilizantes más comunes como nitrato amónico. Existen casos en los que el agricultor prefiere trabajar con fórmulas líquidas ya solubilizadas de sulfato de amonio.

Una fórmula concentrada sería diluir hasta el 40% del fertilizante, consiguiendo una concentración de nitrógeno de 8,4% p/p y de azufre (SO3) del 24% p/p

Sulfato de amonio en polvo
Una de las fórmulas más conocidas y utilizadas, presentado el fertilizante en forma sólida pero polvo, fácilmente soluble.

Se utiliza cuando se preparan soluciones líquidas, para ser directamente aplicadas en fertirrigación.

Al ser altamente soluble, este fertilizante siempre debe aportarse en cobertera, es decir, cuando ya tenemos cultivos plantados.

Sulfato amónico granulado
El sulfato amónico granulado es lentamente soluble y se utiliza en presiembra o en cultivos arbóreos, cuando no se puede incorporar agua mediante la fertirrigación (periodo de lluvias o encharcamientos).

Contiene la misma riqueza que cualquier otra fórmula, y es bastante común su aporte en cultivos como almendro, olivar o frutales, especialmente en la época de brotación y desarrollo de nuevas hojas.

Leer más: la gran importancia del nitrógeno para las plantas

Información adicional
Ficha técnica tipo
Ficha de seguridad tipo
Situación actual
El sulfato amónico no es un fertilizante que debería aplicarse en grandes cantidades, ya que no es muy eficiente en cuanto al aporte de nitrógeno. Es decir, la función actual es servir de apoyo junto con otros aportes de nitrógeno de liberación rápida.

Esto es debido a que la transformación de la forma amoniacal a la forma nítrica, aunque es rápida, tiene un sobrecoste medioambiental. Y es que un suelo medio con materia orgánica y presencia relativamente normal de microorganismos, la pérdida gaseosa de amoniaco (el producto de limpieza que utilizamos en casa) es del 30%.

Es decir, del 100% de la transformación del nitrógeno a forma nítrica,un 30% lo hace en forma gaseosa al medio ambiente.

Uso de inhibidores
Por ello, es cada vez más común incorporar inhibidores de la nitrificación, como la diciandiamida (DCD) o DMPP, los cuales actúan evitando el desarrollo de microorganismos nitrificantes y mantiene en su forma inicial el nitrógeno durante más tiempo.

Leer más: la importancia de los inhibidores de la nitrificación

Dosis y uso como fertilizante en agricultura
Cultivos hortícolas: aplicado en fertirrigación, de 1 a 1,5 kg/1000 m de superficie y riego.

Cultivos arbóreos: en secano, cultivos como almendro u olivar, aplicar en cobertera de 2 a 3 kg/pie de fórmula granulada y lentamente soluble.

Fertilizantes relacionados
Sulfato de hierro
Nitrato de potasio
Nitrato de calcio
Ácido fosfórico
Sulfato de potasio

Fuente: agromatica.es

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En este artículo vamos a tratar de informar acerca de los componentes minerales que deben formar parte de la nutrición de los frutales, y partir de esto, intentar conocer las carencias nutricionales a partir de una inspección visual.

Condiciones esenciales para la nutrición de los frutales. Deficiencias minerales en los frutales

En las plantas podemos encontrar más de 100 elementos, pero sólo se consideran esenciales algunos de ellos. Estos minerales se clasifican de la siguiente manera.

Macroelementos: 99% (C: 40-50 %, O: 42-44%, H:6-7 %)

Primarios: N, P, K.

Macroelementos secundarios: Ca, Mg, S

Microelementos esenciales: Fe, Mn, B, Zn, Cu, Mo, Cl.

Funciones de los elementos nutritivos

Importancia del boro en la nutrición de los frutales

 

Este elemento participa en el desarrollo del tubo polínico y de las flores.

En los frutales la deficiencia es excepcional, y puede deberse al alto contenido de su antagonista, Ca.

Importancia del calcio

El calcio es abundante en las hojas y aumenta con la edad. También está presente en la corteza. Es una carencia que se presenta únicamente en suelos muy ácidos, por lo que la solución correspondiente es reducir esa acidez con encalados (CaO o cal viva, cal apagada, yeso, etc.).

Importancia del magnesio

Es un componente importante de la clorofila y en el abonado de frutales, y se encuentra en órganos en desarrollo como las yemas florales en formación. Contribuye en la formación de proteínas y posee gran movilidad en la planta.

Importancia del zinc

Se le asocia a la síntesis del ácido indolacético (AIA). La carencia de este elemento se soluciona con aplicaciones de sulfato de zinc en riego y en aplicaciones foliares.

Importancia del cobre

Su papel se considera semejante al del elemento anterior ZINC.

Importancia del azufre nutrición de los frutales

La carencia de azufre suele ser muy rara, ya que al realizar el abonado de frutales, ya se realiza enmiendas indirectas de este mineral. Es un compuesto clave en la regulación de vías metabólicas y en la activación de ácidos orgánicos.

nutrición de los frutales

Importancia del fósforo

Su carencia produce retrasos en el crecimiento, fecundación defectuosa, movimientos anormales de reservas, retrasos en la maduración, etc.

Importancia del potasio

Es el elemento que presenta mayor movilidad y solubilidad en los tejidos. Regula la absorción  de agua, transpiración, síntesis de hidratos de carbono, etc. Su carencia  restringe el desarrollo de brotes y retrasa la caída de la hoja en otoño.

Descubriendo las carencias en la nutrición de los frutales

En ocasiones, las carencias se pueden observar a simple vista, en otras hacen falta estudios de laboratorio y análisis foliares. Aquí vamos a comentar las principales carencias que puede aparecer en los cultivos.

Deficiencia de nitrógeno

Los cambios aparecen en las hojas viejas. Se ven hojas más claras de color verde pálido, que va tornándose amarillo, incluyendo las nerviaciones. El amarilleamiento de las hojas, aunque comienza por las hojas viejas, llega a toda la planta. Una forma de distinguir la carencia de hierro o clorosis férrica es observar que en este caso, la clorosis empieza por las hojas más jóvenes, al contrario de la carencia de nitrógeno.

Solución: aplicación de fertilizantes nitrogenados (nitrato amónico, nitrato cálcico, nitrato potásico, etc.)

Deficiencia de molibdeno

Interviene en el intercambio de N de los tejidos de las plantas. La presencia de esta carencia es poco frecuente, y en general presenta una clorosis que se inicia en las hojas adultas. Esta clorosis puede aparecer únicamente en los nervios de las hojas o aparecer necrosis en los bordes (con deformaciones en forma de enrollado)

Solución: en general, aumentar el pH (añadir basicidad al suelo) para que desbloquear el molibdeno.

Carencia de potasio

Los primeros indicios de carencia de potasio se observan en hojas viejas. Éstas presentan las puntas y los bordes de las hojas amarilleando para con el tiempo, secarse. En algunos casos se observa enrojecimiento de  las hojas jóvenes. A partir de aquí se afecta el crecimiento del cultivo, la fructificación y la floración.

Solución: uso de fertilizantes con contenido en potasio (ClK, sulfato de potasio, nitrato de potasio, fosfato monopotásico) en riegos y aplicación foliar de sulfato de potasio al 2%.

Carencia de fósforo en la nutrición de los frutales

La  carencia de este mineral se presenta en sus inicios en las hojas inferiores, que corresponde a las más viejas. La coloración de las hojas se inicia con una tonalidad verde oscura que se torna rojiza hasta secarse.

Con el tiempo, disminuye el tamaño de las hojas y se produce un adelgazamiento de brotes y tallos.

Solución:  abonado de fertilizante de base fosfórica en el interior del suelo (a partir de 10 cm) para facilitar el acceso a raíces, ya que este elemento presenta poca movilidad.

Carencia de hierro

La carencia de hierro (clorosis férrica) es una de las más conocidas. La primera manifestación se inicia en las hojas jóvenes, con una coloración amarillenta de la hoja exceptuando los nervios. El progreso de esta carencia termina por amarillear la hoja por completo y se extiende a las hojas adultas. Se puede distinguir de otras clorosis debido a que el cultivo presenta esta anomalía de forma no uniforme.

Solución: el origen de esta carencia puede deberse en gran medida a un pH alto del suelo. Una solución temporal para mejorar el cultivo es la aplicación de fertilizantes de quelato de hierro, pero si el suelo es básico el problema surgirá de nuevo, por lo que es conveniente acidificar el suelo (turba ácida, ácido cítrico, quelatos de hierro, etc.).

Deficiencia de manganeso

La carencia de manganeso se manifiesta en las hojas y el síntoma más notable es una clorosis ya que este elemento juega un papel fundamental en la fotosíntesis. Se inicia en las hojas jóvenes.  Cuando la carencia es grave, las hojas nuevas emergen con pecas y estrías en toda su extensión. Si bien el estriado se presenta entre las nervaduras, difiere del provocado por la carencia de Fe por su irregularidad y por la aparición de pecas.

Solución: La aparición de esta deficiencia se debe sobre todo a suelos calizos (pH alto) ya que se disminuye la solubilidad y absorción de este mineral. También puede aparecer en suelos con textura gruesa, como los arenosos Se suele aplicar quelatos de manganeso sobre el riego o pulverizado sobre las hojas, además de otros fertilizantes comerciales como sulfato de manganeso, cloruro de manganeso, nitrato de manganeso.

Carencia de Zinc en la nutrición de los frutales

La carencia de zinc se manifiesta en las hojas jóvenes, produciéndose un moteado clorótico. En cítricos aparecen bandas irregulares a lo largo de los nervios principales, sobre el fondo de la hoja que se torna amarillo blanquecino.

El crecimiento de los brotes se detiene y la planta adquiere un aspecto en forma de roseta. En el estado final de la enfermedad las ramas se necrosan y mueren desde las puntas. Las plantas con afectación grave dejan de producir frutos, o bien estos son pequeños y muy amargos al sabor.

Solución: La aparición de esta deficiencia está condicionada por el cultivo en suelos calizos, deficientes en materia orgánica o muy erosionados, suelos muy cultivados. Cuando se denote el inicio de esta carencia se actúa con quelatos de Zinc o sulfato de Zinc.

Carencia de azufre

La deficiencia de azufre, aunque son casos muy raros presenta las siguientes características. La planta sufre clorosis generalizada que incluye los haces vasculares. Suele darse en hojas jóvenes en sus inicios, ya que el azufre presenta poca movilidad.

En general presentan un crecimiento reducido, debilitándose los tallos y haciéndose más quebradizos. Pueden presentarse defoliaciones en algunos cultivos. A medida que evoluciona la carencia de este mineral las hojas se tienden a arrugarse.

Solución:  cualquier compuesto sulfatado de los que se mencionan anteriormente.

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¿Existe el mejor fertilizante para todo?

La fertilización de las plantas siempre resulta algo complejo si nunca se ha hecho. Existen muchas formulaciones y cada cultivo requiere de un fertilizante o fertilizantes específicos si se quieren hacer bien las cosas. Además, en cada estado fenológico del cultivo, los aportes de nutrientes van a ser diferentes.

¿Hay un mejor fertilizante para todo? Lo cierto es que no. La especificidad de cada cultivo, sustrato y situación, exige diferentes tipos de fertilizantes que luego veremos pero sí es cierto que los hay muy específicos en sus formulaciones para según que cultivos y usos.

Pero antes, sentemos unas bases sobre la nutrición vegetal a grandes rasgos por si eres nuevo en esto de alimentar a la flora.

Los macronutrientes esenciales para casi cualquier planta

Son 3 y los conocerás de sobra si ya te has paseado más veces por este blog. El famoso NPK. Nitrato, fósforo y potasio.

¿Y no te preguntas por qué el carbono no está incluido? Al fin y al cabo, los seres vivos de este planeta estamos basados en la química del carbono.

Lo obtienen principalmente del CO2 que metabolizan con la fotosíntesis. Este carbono es el pilar fundamental de la glucosa y de muchas otras moléculas que las plantas metabolizan.

Los 3 macronutrientes NPK no se encuentran en el aire en las cantidades suficientes como para que una planta pueda abastecerse. Es cierto que el aire tiene nitrógeno en un 79% aproximadamente pero se considera inerte por ser nitrógeno gas N2. Esta molécula contiene un triple enlace que la hace tremendamente estable y es complicado que reaccione con la planta de forma directa. Hay algunas plantas que pueden nutrirse de N2 atmosférico, contadas excepciones. Lo más habitual es que el nitrógeno atmosférico sufra un ciclo, en el que se va fijando al suelo convirtiéndose a medio y largo plazo en nitrógeno mineral, la forma que tiene planta de absorberlo para sus procesos metabólicos.

Cualquier cultivo necesita de estos 3 elementos para crecer correctamente

Estos tres macronutrientes pueden venir de diferentes orígenes, orgánico o mineral que luego veremos. Ahora vamos a centrarnos en cuál es la función de cada uno de ellos. Tiene muchas funciones pero las más destacables son:

Nitrógeno: Importantísimo en las primeras fases del cultivo y en el crecimiento de la parte vegetativa de planta. Se suele decir que el nitrógeno es importante para las «partes verdes» de la planta.

Fósforo: Importante para la implantación del cultivo en su fase vegetativa (estimula el desarrollo radicular). Además, debemos tener un buen contenido en fósforo para asegurar una buena floración y cuajado.

Potasio: Importante en la formación de frutos y maduración. Es un elemento muy importante en frutales por ejemplo para conseguir frutos grandes y de calidad.

Las proporciones de cada uno de ellos en una formulación, depende del cultivo, del momento en el que se encuentre el propio cultivo (primeras fases, floración, cuajado…) y de la calidad nutricional del suelo que tengamos que suplir. Algunos ejemplos de formulaciones comunes son:

– NPK 13-40-13

– NPK 15-15-15

– NPK 15-5-30

– NPK 14-40-5

– NPK 23-5-5

– NPK 15-10-15

– NPK 17-6-18

– NPK 20-20-20

– NPK 20-5-20

– NPK 7-12-38

Hay muchas, muchas más.

Y si hay macro, es porque también hay micronutrientes

Prácticamente el 99% de los minerales que la planta necesita son estos tres. Y aunque los micronutrientes en cantidad no supongan nada en comparación con NPK, su importancia en pequeñas dosis es vital para muchas funciones metabólicas de las plantas.

Son principalmente el hierro, el manganeso, zinc, cobre, boro y molibdeno.

El déficit de alguno de estos nutrientes también acarrea serios perjuicios para el crecimiento de las plantas que muchas veces son confundidos con enfermedades producidas por virosis, bacterias hongos o nematodos. La clorosis férrica es un ejemplo típico de carencia de hierro.

Los planes de abonado deben incluir en sus fórmulas también ciertas dosis muy controladas de estos micronutrientes. Normalmente, una buena fertilización orgánica en forma de humus, compost, estiércol madurado, abonos verdes etc. suele suplir estos micronutrientes esenciales y otros que no hemos mencionado.

Los mejores fertilizantes se dan en cultivos muy tecnificados

Ya está demostrado que un exceso de fertilización es muy perjudicial para el medio. Una fertilización mal ejecutada por exceso puede afectar a la planta negativamente, puede alterar el equilibrio del suelo, tanto a nivel fisicoquímico como biológico. También puede contaminar acuíferos, haciendo totalmente inservible el agua para consumo humano.

Por eso, cada vez más se optimizan al máximo las dosis y se hacen mejores y mejores fertilizantes, cada vez más específicos y tecnificados.

Aquellos cultivos de altas inversiones como los invernaderos con o sin suelo (hidropónicos) la dosificación de macro y micronutrientes es de una precisión asombrosa. El retorno de inversión también es algo que condiciona la elección de los fertilizantes y nos podemos permitir ese nivel de tecnificación. Cultivos de invernadero por ejemplo (tomate, pimiento, fresa…) son cultivos típicamente tecnificados.

Y si nos vamos a hidropónicos donde la fertilización líquida hace su acto de presencia, entonces ya los niveles de tecnificación en la fertilización se nos disparan.

Fertilizantes según su formulación:

Abonos simples: Aquellos que aportan un solo nutriente a la planta. Son cada vez menos utilizados, en favor de los abonos complejos. De todas formas, para correcciones puntuales o necesidades muy especiales se siguen usando.

Abonos Compuestos: Tiene dos o tres de los macronutrientes esenciales. Se llaman binarios (2 de los 3 nutrientes) o ternarios (los 3 nutrientes) según su formulación . Pueden ser complejos (reaccionados químicamente NPK en un mismo gránulo) o mezclas (gránulos de cada nutriente por separado y mezclados).

Fertilizantes según su estado:

Sólidos: Suelen presentarse en forma granulada. Son muy habituales en monocultivos de gran extensión (secano y regadío) como cereal, leguminosas etc. Procedentes de la industria de fertilizantes. Son sintetizados de forma que se asegura que cada gránulo tenga la misma composición y equilibrio de cada nutriente. Este tipo son los mayoritarios en la agricultura convencional.

Líquidos: Son los mejores fertilizantes en cultivos de alta tecnificación donde el abonado va junto con el agua de riego. En cultivos de alto rendimiento como la marihuana se suelen dar este tipo de productos tan específicos. Y además son abonos totalmente de composición orgánica con su proporción concreta de NPK y contenidos variables y equilibrados de los antes llamados micronutrientes. Productos como Fertilizantes Biological Activated Cocktail BAC o Fertilizantes Advanced Nutrients son un ejemplo de la amplia variedad de fórmulas, mezclas y formas de aplicación.

Fertilizantes según su modo de aplicación

Otra clasificación habitual se produce en el modo de aplicación aunque esta clasificación es más abierta.

Abonos de fondo: Son aquellos que se aplican al suelo antes de la implantación del cultivo o en el momento de sembrar y suelen ser de liberación controlada.

Abonos de cobertera: Abono que se aplica durante el alguna fase concreta del cultivo para apoyar nutricionalmente en algún estado fenológico crucial para el cultivo como la floración o el cuajado.

Fertilizantes de aplicación foliares: Aquellos que se aplican pulverizados sobre las hojas como fertilización de apoyo

Fertilizantes para fertirrigación: Son aquellos que se mezclan con el agua de riego. Utilizados en cultivos de regadío tecnificados donde se controla al milímetro la dosis de riego (invernaderos, hidroponía).

Ninguna de estas clasificaciones son excluyentes. Es decir, cuanta más información tengamos o podamos dar de un fertilizante, más seguros estaremos de cómo usarlo. Un ejemplo puede ser un Abono compuesto ternario líquido para aplicación foliar 10-20-10. Con esto estamos dando una gran cantidad de cómo es ese fertilizante.

Fuente: agromatica.es

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Introducción a la fertilidad del suelo

Fertilidad del suelo: El suelo es un recurso natural vivo no renovable. De su calidad depende la capacidad de sustentar la producción primaria, que es la base de los sistemas productivos ganaderos en el sur de Chile. Además, las características del mismo permiten su sostenibilidad en el tiempo, al influir, mantener y/o mejorar la calidad de otros recursos naturales como el agua, biodiversidad y aire.

Las principales funciones del suelo son: aportar agua a las plantas según capacidad de retención de humedad; proveer a las plantas de nutrientes esenciales provenientes de la fertilidad natural del suelo o de prácticas de manejo con enmiendas y/o fertilización; contribuir con oxígeno a las raíces y eliminar el dióxido de carbono (CO2 ) producido; transportar y distribuir calor, proporcionando la temperatura adecuada para la germinación de semillas y desarrollo del sistema radical de las plantas, siendo también su soporte físico de anclaje.

Un suelo fértil proporciona variados servicios ecosistémicos (retención de carbono, regulación del clima, ciclo de nutrientes, purificación del agua, reducción de la contaminación, etc.) que permiten la vida en nuestro planeta e impactan los sistemas productivos agropecuarios directamente.

Nivel de productividad

Para conservar la capacidad del suelo de mantener un adecuado nivel de productividad, a través del tiempo, es necesario proteger y conservar su fertilidad, incentivando su estabilidad ante procesos que provocan su degradación (física, química y/o biológica).

Las malas prácticas de manejo (Ej. monocultivos, sobre fertilización, quema de residuos agrícolas, aplicación de agroquímicos en exceso, etc.), inciden en la fertilidad del suelo y producción (cultivos, praderas), generando sistemas productivos poco sostenibles en el tiempo.

¿Qué es la fertilidad del suelo?

La fertilidad del suelo es la capacidad de suministrar los nutrientes esenciales (generados a través de continuos ciclos biogeoquímicos y de reciclaje) y, las condiciones necesarias para sustentar un adecuado desarrollo de las plantas y producción de cultivos y praderas. Actualmente, se reconocen 17 nutrientes esenciales (sin los cuales no se puede completar el ciclo de vida) para las plantas.

La fertilidad del suelo depende de factores como el medio ambiente (Ej. propiedades físicas, químicas y biológicas del suelo y, también del clima) y de la influencia de las prácticas de manejo que realizan habitualmente los agricultores en los predios (Ej. laboreo, aplicación de enmiendas y/o fertilizantes, incorporación de residuos vegetales, riego, etc.).

Existen tres tipos de fertilidad de suelo (Figura 1a):

i) Fertilidad física, relacionada con la capacidad de aportar edafológicamente las condiciones necesarias para el desarrollo radicular de las plantas, la cual se relaciona con las características físicas como densidad, textura, estructura, porosidad, retención de humedad, etc., que permiten además dar el soporte a las plantas;

ii) Fertilidad química, es la capacidad del suelo de suministrar nutrientes esenciales para el crecimiento y desarrollo de las plantas (ej. macronutrientes como N, P, K, Ca, Mg y micronutrientes como Mo, Zn, Mn, B, Cl y Cu);

iii) Fertilidad biológica, se refiere a la presencia y actividad de microorganismos y lombrices que realizan procesos biológicos en el suelo (que involucran procesos físicos y reacciones químicas) que son imprescindibles para mantener la funcionalidad del suelo. Sin duda, con un buen nivel de fertilidad, el suelo contribuye a mejorar la producción agropecuaria a través de una nutrición balanceada y sostenible (Figura 1b).

fertilidad del suelo

¿Cuál es el nivel de fertilidad de los suelos volcánicos en las Regiones de Los Ríos y Los Lagos en Chile?

La actividad agropecuaria en las Regiones de Los Ríos y Los Lagos, se desarrolla sobre suelos volcánicos (Andisoles o Trumaos, Ultisoles o Rojos Arcillosos y Ñadis) bajo condiciones de variada acidez natural.

Estudios realizados a partir de muestras del laboratorio de suelos de INIA (n=98; Vistoso, 2019), indican que en suelos Trumaos, Ñadis y Rojos Arcillosos, en relación a los requerimientos óptimos para la mantención de praderas, un 58%, 100% y 95% presentan pH agua moderado a fuertemente ácido; un 76%, 88% y 29% presentan bajo contenido de suma de bases intercambiables; un 64%, 86% y 56% tiene una alta saturación de aluminio (condición acentuada en la Provincia de Chiloé con valores de hasta 76%, 95% y 78% con deficiencias de fósforo; y 76%, 92% y 76% con deficiencias de azufre, respectivamente (Cuadro 1).

Limitaciones

Estas limitaciones, implican que el nivel de fertilidad de estos suelos es, en general, bajo y, por ende, con una eficiencia reducida al aplicar fertilizantes solubles en agua (especialmente los fertilizantes fosforados).

Bajo estas condiciones, el suministro de nutrientes (ej. P, K, S, Ca, Mg, Na) puede ser deficiente y desbalanceado en estos suelos, incidiendo de forma negativa en el potencial productivo de cultivos y praderas, independiente del área geográfica. Por ello, es tan importante incluir dentro de la planificación predial, una fertilización balanceada, que incluya fertilizantes orgánicos e inorgánicos y enmiendas para corregir las deficiencias de nutrientes esenciales del suelo.

¿Por qué se genera la pérdida de fertilidad del suelo?

La disminución del nivel de fertilidad del suelo se debe a:

i) deficiencias y/o desbalances de nutrientes esenciales generados por la extracción de cultivos y praderas,

ii) disminución de la eficiencia en el uso de los nutrientes esenciales influida en parte por la fijación y retrogradación irreversible por algunos minerales del suelo y,

iii) pérdidas de nutrientes esenciales que ocurren en forma natural o inducida en los suelos.

Por lo tanto, es clave que el productor y su asesor técnico, diagnostiquen el suministro de nutrientes esenciales del suelo con el fin de establecer las mejores estrategias para alcanzar concentraciones adecuadas y balanceadas, logrando las condiciones óptimas para el crecimiento y mejoramiento de rendimientos de cultivos y/o praderas.

El diagnóstico de la fertilidad del suelo es un proceso en el cual se evalúa la cantidad de nutrientes esenciales disponibles para la nutrición de cultivos y praderas; permitiendo estimar la cantidad de fertilizante inorgánico u orgánico necesario aplicar para una adecuada nutrición y producción de cultivos y praderas.

El diagnóstico

Por ello, el diagnóstico de la fertilidad del suelo es una herramienta que contribuye a: determinar las necesidades de específicas de fertilizantes o enmiendas; generar recomendaciones adecuadas y económicas en cuanto a tipos y cantidades necesarias a aplicar; controlar la sobre fertilización (exceso de nutrientes) y minimizar las pérdidas al medio ambiente, al disminuir la contaminación de los recursos naturales (suelo, agua, aire y biodiversidad).

Cuadro 1. Parámetros químicos en suelos de las Regiones de Los Ríos y Los Lagos, Chile (0-20 cm).

fertilidad del suelo

Métodos de diagnóstico de la fertilidad del suelo

Las herramientas que ayudan a los productores y asesores a diagnosticar la fertilidad del suelo son: síntomas visuales de déficit de nutrientes esenciales; análisis foliar y análisis de suelo.

1) Síntomas visuales de deficiencia de nutrientes esenciales:

Los síntomas visuales de deficiencia de nutrientes esenciales (Figura 2) son una herramienta de diagnóstico del estado nutricional de las especies de cultivo y/o praderas y; ayudan a determinar las necesidades de aporte de nutriente esenciales.

Sin embargo, se debe considerar que un síntoma visual individual no es suficiente para realizar un diagnóstico definitivo del estado nutricional de una especie vegetal; debido a que muchos de los síntomas de deficiencia (como clorosis, quemaduras y necrosis) también pueden asociarse con más de una deficiencia nutricional y/o con otros estados de estrés.

Información útil y rápida

Aun así, su detección es útil en el marco general de un diagnóstico del estado de los nutrientes. Las principales ventajas de los síntomas de diagnóstico visual es que se obtiene información útil en forma fácil y rápida proporcionando una indicación inmediata del posible estado de los nutrientes.

En cambio, la principal desventaja de ellos; es que los síntomas visuales no se desarrollan (deficiencia oculta) hasta que generan importantes efectos detrimentales en el crecimiento; desarrollo y producción de las especies de cultivo y/o praderas.

Un productor o asesor experimentado puede aprender a usar este método visual en forma rápida; sin embargo, deberá conocer otras deficiencias de nutrientes que se describen en la Figura 2; así como tener conocimiento práctico para reconocer los síntomas de estrés vegetal en condiciones de campo.

Además; cuando aparece una deficiencia o anomalía nutricional detectada visualmente; el problema ya es importante y ha comprometido el rendimiento potencial del cultivo.

2) Análisis foliar:

El análisis de tejidos vegetales determina, bajo condiciones de laboratorio, la concentración de nutrientes totales de la especie vegetal durante la temporada de crecimiento. Se utiliza para diagnosticar deficiencias invisibles (monitoreo del estado nutricional del cultivo o pradera); confirmar síntomas visuales de déficit y detectar niveles tóxicos de nutrientes.

En general, es también una herramienta de diagnóstico para corregir futuros problemas de déficit de nutrientes. Por ejemplo, si se realiza el análisis foliar en plantas jóvenes; permitirá corregir deficiencias de nutrientes a través de la aplicación de fertilizantes en la misma temporada.

El método de muestreo es fundamental para obtener correctos resultados de análisis; base para la formulación de recomendaciones de fertilización o enmiendas. La planta debe estar en una etapa específica de crecimiento y se debe seleccionar un tejido específico (Cuadro 2).

Valor crítico

Posteriormente, con los resultados del análisis foliar se procede a comparar las concentraciones mínimas conocidas (valor crítico) para ese cultivo o pradera o rangos de suficiencia (Cuadro 3) y se determinan las deficiencias o excesos de nutrientes.

El valor inferior del rango de suficiencia indica el nivel crítico por debajo del cual se deben aplicar dosis adecuadas de fertilizantes o enmiendas; en cambio, el valor superior indica el nivel por sobre el cual se establece la toxicidad.

Sin embargo; los resultados del análisis foliar no se pueden utilizar como único determinante para generar para generar recomendaciones de aporte de nutrientes; ya que siempre se debe considerar la principal fuente de nutrientes que es el suelo.

El análisis de suelo complementa el análisis foliar; ya que cumple un rol fundamental para determinar las necesidades de nutrientes esenciales de cultivos y praderas.

3) Análisis de suelo:

Los análisis de suelo son herramientas para determinar el rango de disponibilidad de cada nutriente esencial previo a la siembra o inicio de la temporada de crecimiento para la absorción de nutrientes esenciales en cultivos y praderas.

Sin embargo, los resultados de un análisis de suelo están altamente determinados por la representatividad de la muestra de suelo colectada. Por ello; es extremadamente importante proporcionar, al laboratorio una muestra de suelo representativa permitiéndoles realizar un análisis confiable.

El INIA, sugiere colectar por cada unidad de muestreo (potrero) una muestra compuesta (20-30 submuestras por unidad de muestreo) en un patrón en zigzag a la profundidad estándar según cultivo o pradera, mezclar bien y enviar una submuestra al mismo u otro laboratorio acreditado con el fin de garantizar la coherencia de los métodos de análisis de suelos.

Variabilidad espacial

Debido a que los suelos de las Regiones de Los Ríos y Los Lagos presentan una marcada variabilidad espacial; topográfica y fisiográfica se recomienda que cada unidad de muestreo no sea mayor de 20 hectáreas para asegurar una adecuada representatividad.

Las pautas para interpretar las categorías de disponibilidad de los nutrientes esenciales (Cuadro 4) en el análisis de suelo, según el laboratorio de suelos de INIA; son las siguientes: categoría deficiente (rojo) significa que existe alta respuesta a la fertilización o enmienda de corrección; categoría media (amarillo) indica que existe respuesta probable a la fertilización o enmienda de corrección y categoría alta (verde) indica que no existe respuesta a la fertilización o enmienda de corrección.

Su correcta interpretación, ayuda tanto a productores como asesores técnicos a identificar con precisión los problemas nutricionales del suelo (deficiencia; antagonismo o toxicidad de nutrientes para cultivos y praderas) antes de que ocasionen problemas y a generar recomendaciones para la corrección/ mantenimiento de nutrientes a través de una estrategia de fertilización balanceada; según los requerimientos del ciclo vegetativo.

Acidez del suelo

Para ello, es importante considerar la neutralización de la acidez del suelo (aplicación de enmiendas calcáreas), aplicación de: fertilización de corrección; fertilización de producción y fertilización de mantención.

Finalmente, se debe tener presente que el uso eficiente y responsable de los fertilizantes reduce los costos de producción y los riesgos de pérdidas de nutrientes al aire (volatilización del amoniaco); al perfil del suelo (lixiviación o percolación de N) y/o cursos de agua superficial (escorrentía de N y P).

El contenido de este artículo fue elaborado por : Erika Vistoso Gacitúa y Josué Martínez-Lagos / INIA Remehue, para www.inia.cl.

Fuente: www.inia.cl

 

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