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Vamos a explicar la diferencia entre un concepto y otro que debemos tener muy en cuenta a la hora de elaborar el plan de abonado, así conseguiremos una fertilización eficiente y una nutrición óptima para la planta.

La FERTILIZACIÓN consiste en proporcionar a la planta los fertilizantes (sólidos o líquidos) que se han seleccionado y preparado previamente.

La NUTRICIÓN es el proceso para obtener los nutrientes que hay en los fertilizantes una vez que han sido aplicados al medio donde se desarrolla las plantas, para que una vez absorbidos, puedan crecer y producir adecuadamente.

fertilización

Fertilización y Nutrición vegetal son dos conceptos muy relacionados pero distintos:

Una planta puede estar sobradamente fertilizada si se ha aportado suficiente cantidad de fertilizante, pero puede estar mal nutrida si con esos fertilizantes no puede tomar los nutrientes que necesita para poder desarrollarse y producir correctamente.

Por tanto, a la hora de planificar el abonado no debemos pensar en qué producto vamos a aplicar al suelo, sino en los nutrientes que queremos aportar a nuestros cultivos. Si las plantas reciben los nutrientes necesarios mediante el aporte de fertilizantes, estarán sanas y en condiciones de producir.

Utilizaremos una analogía entre el cuerpo humano y las plantas. La alimentación (al igual que fertilización) sería el acto de comer (alimentarse). A pesar de estar muy bien comidos o alimentados, en caso de utilizar alimentos de mala calidad o no ingerirlos en el momento adecuado, podríamos estar mal nutridos. En el caso de la fertilización de los cultivos, podemos fertilizar mucho (en exceso) pero si estos fertilizantes no se aportan en el momento oportuno, o el tipo de suelo interfiere con los fertilizantes aportados de forma inapropiada o interactúan otros factores exógenos, la planta puede tener una mala nutrición.

nutrición vegetal

La fertilización es una práctica que conlleva el aporte de fertilizantes para una correcta nutrición del cultivo, es decir, una herramienta de la nutrición vegetal. Un cultivo puede fertilizarse con altas cantidades de fertilizantes y sin embargo no estar bien nutrido (de hecho, es lo que sucede en muchos casos). La fertilización es la acción de aplicar fertilizantes, en cambio la nutrición es un concepto más amplio, que abarca al anterior, pero que tiene en cuenta todos los factores que influyen sobre el balance de nutrientes minerales que realmente necesita la planta para su crecimiento, desarrollo y producción de granos. Por lo tanto, se usa a la fertilización, entre otras prácticas, para nutrir a los cultivos.

Una correcta fertilización es el aporte correcto de fertilizantes en el momento oportuno, que tiene como consecuencia una buena nutrición de los cultivos. Para realizar una correcta fertilización y en consecuencia una buena nutrición, es necesario conocer la demanda de nutrientes de los cultivos, el momento de aportar los fertilizantes y conocer los parámetros exógenos, es decir, aquellos que influyen en la correcta asimilación de los fertilizantes (tipo de suelo, sistema de riego, características del agua de riego, etc).

Si quieres fertilizar correctamente y que tus cultivos tengan una nutrición óptima te recomendamos que utilices ORCELIS FITOCONTROL, donde podrás conocer las necesidades nutritivas de tus cultivos y cómo planificar una fertilización adecuada de una manera rápida y sencilla.

Por:

Marco A. Oltra Cámara, Doctor Ingeniero Agrónomo, profesor en la Universidad de Alicante y experto en fertirrigación.

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Hoy vamos a conocer las necesidades exactas que tiene un suelo independientemente de la planta que cultivemos (eso ya dependerá del abonado de mantenimiento). Imagina que tenemos un suelo al que nunca hemos abonado.

¿Cómo lo preparamos? Vamos a conocerlo.

Básicamente, de lo que nosotros estamos hablando es del abonado de fondo o la forma en la que previamente preparamos el suelo, pero también sirve para mejorar las condiciones de nuestro jardín. Imagínate que tienes que preparar un bancal profundo. Estamos echando la misma cantidad de abono orgánico (compost o estiércol) en un suelo pobre que en un suelo rico, y en principio no debería ser así. Bueno, puestos a no ser quisquillosos, total, para un huerto pequeño tampoco hay que andar tonteando, ¿no?

¿Pero y si lo hacemos a gran escala o tenemos un huerto grande? Aquí ya, cada kilogramo de abono cuenta y podemos optimizarlo enormemente con unas simples fórmulas. ¿Probamos?

Lo primero de todo, conocer cómo es nuestro suelo
Para hacerlo bien necesitamos conocer una serie de parámetros. Uno de ellos es saber qué textura tiene nuestro suelo. Lo podemos hacer a través de un análisis de suelo o bien de forma casera como ya comentamos.

A partir de esto ya podemos disponer de gran información en nuestro suelo, y conoceremos el drenaje, la forma en la que tenemos que regar y, también muy importante, la calidad del agua (siempre que podamos escoger).

abonado de fondo
La importancia del abonado de fondo
El abonado de fondo es una enmienda que realizamos 1 mes o 2 antes de plantar cualquier cultivo. Lo que buscamos es aumentar las propiedades de nuestro suelo, mejorar la textura, el drenaje, y en definitiva, hacer una cama mucho más agradable para nuestras plantas. Saber cuánto hay que añadir es sencillo.

Imagínate que sabemos (a través de un análisis de suelo) que nuestra parcela donde queremos cultivar tiene un 1,6 % de materia orgánica. Es un porcentaje bastante bajo donde periódicamente tendremos que abonar en profundidad nuestras plantas.

Algunos autores prestigiosos establecen entre un 2 y un 3% de materia orgánica como óptimo para un suelo. Hay quién pide más, pero nosotros, que tenemos una mentalidad ahorradora, consideramos que un 2 % es más que suficiente para mantener nuestro jardín. Si tienes pretensiones económicas, quizá puedas subir un poco más. 😉

Bien… empecemos con los cálculos…

DATOS PREVIOS:

Densidad del suelo: 1,74 gr/cm3
Porcentaje de materia orgánica de nuestro suelo: 1,6
Profundidad de mejora del suelo: 0,3 m
¿Qué cantidad de materia orgánica tiene actualmente nuestro suelo?
Cantidad de M.O. [2%]: 10.000 (m2) · 0,3 (m) · 1,74 (gr/cm3)· (2/100) = 104.400 [kg/ha] = 104,4 [t M.O./ha]

Pero nosotros tenemos 500 metros cuadrados de jardín, por lo que tendría que ser 5.220 kg.

Es mucha cantidad de materia orgánica, ¡y es lo que queremos! Ahora vamos a ver cuanta tiene actualmente nuestro suelo…

Cantidad de M.O. [1,6%]: 10.000 (m2) · 0,3 (m) · 1,74 (gr/cm3)· (1,6/100) = 83.520 [kg/ha] = 83,52 [t M.O./ha]

Y para la superficie de nuestro jardín: 4.176 kg

Ahora simplemente tendremos que restar la cantidad ideal con la nuestra:

Cantidad de M.O. que necesitamos: 5.220 – 4.176 = 1.044 kg

Fíjate, para mejorar enórmemente nuestro suelo tan sólo necesitamos 1.044 kg (poco más de una tonelada) de materia orgánica.

pila de estiércol
Vale… ¿Y cuánto cuesta eso?
Como siempre, tenemos que ver si es factible económicamente aportar dicha cantidad de materia orgánica. Para ello nos vamos a las bases de precios de jardinería y vemos lo que cuesta 1 metro cúbico (luego lo convertiremos a kg) de estiércol tratado.

1 metro cúbico de estiércol tratado = 27,29 €

Parece barato ¿no? Bueno, a fin de cuentas son desechos de animal… 😉

¿Cuántos kg tiene un metro cúbico?
Para saber esto necesitamos conocer la densidad del estiércol. Hay dos autores (Boussignault, Keyser) que coinciden en que la media de densidad del estiércol es de 400-500 kg/metro cúbico. Nosotros, que buscamos el término medio, lo vamos a dejar en 450 kg. Ahora ya sabemos que 450 kg de estiércol tratado vale 27,29 €.

Como nosotros necesitábamos 1.044 kg, dicha cantidad de estiércol tratado nos costará 63 €.

¡Tan sólo 63 € te separan de una gran mejora de tu suelo!

Esto ha sido un ejemplo claro que fácilmente puedes adaptar a tus condiciones de trabajo. Lo único difícil de conseguir es conocer el porcentaje actual de materia orgánica de tu suelo. Sabiéndolo el resto es fácil. Sólo la superficie de suelo, la profundidad a la que querrías mejorarlo y la densidad, y ¡listo!

Si quieres, puedes ir empezando a generar dicha cantidad de forma totalmente casera.

Fuente: aromatica.es

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