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Con la introducción de cultivos modificados genéticamente, pesticidas más potentes y de uso más frecuente, y un clima que cambia rápidamente, las colonias de abejas están desapareciendo rápidamente en muchas partes del mundo.

Las abejas son uno de los polinizadores más valiosos, responsables de la polinización del 80% de las plantas del mundo. Eso significa que 1 de cada 4 bocados de comida que comemos se debe al duro trabajo de las abejas. Sin ellas, nuestro suministro de alimentos disminuiría drásticamente, y la vida tal y como la conocemos, se vería gravemente alterada.

Además, la demanda de miel ha hecho que muchas marcas comerciales de miel racionalicen la producción alimentando a las abejas con una dieta de jarabe de maíz, en lugar de flores silvestres, lo que hace que las abejas enfermen.

¿Por qué salvar a las abejas?
Desde las manzanas hasta las almendras, pasando por la calabaza, tenemos que dar las gracias a las abejas.

Ahora, una enfermedad conocida como Colony Collapse Disorder está provocando la caída en picado de las poblaciones de abejas, lo que significa que estos alimentos también están en peligro. Sólo en Estados Unidos, más del 25% de la población de abejas melíferas ha desaparecido desde 1990. Las abejas son uno de los muchos animales, como pájaros, murciélagos, escarabajos y mariposas, llamados polinizadores.

Los polinizadores transfieren el polen y las semillas de una flor a otra, fertilizando la planta para que pueda crecer y producir alimentos. La polinización cruzada ayuda a prosperar al menos al 30% de los cultivos del mundo y al 90% de nuestras plantas silvestres. Sin las abejas para esparcir las semillas, muchas plantas -incluidos los cultivos alimentarios- morirían.

Según un artículo publicado en Newsweek, un estudio realizado el año pasado encontró 35 pesticidas y fungicidas, algunos en dosis letales, en el polen recogido de las abejas que se utilizaban para polinizar los cultivos alimentarios en cinco estados de Estados Unidos. Se descubrió que las abejas que comían polen contaminado con fungicidas tenían tres veces más probabilidades de ser infectadas por un parásito relacionado con el colapso de las colonias.

¿Qué podemos hacer para ayudar a las abejas?
Sencillo y complicado a la vez, tener un jardín beneficioso para las abejas. Hablamos de algunas plantas con mucho polen que facilitarán el trabajo de las abejas y quizá también les ayuden a salvarse.

Plantas autóctonas con flor. Las plantas más beneficiosas y fáciles para tu jardín son siempre las autóctonas. Las plantas autóctonas se encuentran de forma natural en tu región, por lo que están especialmente adaptadas a las condiciones de cultivo, la fauna y el clima locales. Las plantas autóctonas de floración abierta son las mejores para las abejas, y puedes consultar en tu vivero local. Las plantas de una sola flor son más fáciles de acceder para las abejas y suelen proporcionar más néctar y polen que sus versiones híbridas de doble flor. Busca flores orgánicas y tradicionales que tus abuelos o bisabuelos hayan plantado en sus jardines. Las abejas tienen una excelente percepción por el color, así que no temas mezclar tu paleta de colores de floración. Les gustan especialmente los azules, morados, blancos y amarillos.

Hierbas. Las hierbas aromáticas son el mejor aliado. No sólo las adoran las abejas, sino que son comestibles, ayudan a controlar las poblaciones de insectos invasores, huelen bien y tienen un aspecto maravilloso. Muchas hierbas se auto-siembran (especialmente si hay muchas abejas mezclando el polen), así que asegúrate de plantarlas donde vayas a tenerlas. Además, otras hierbas, como la menta y el tomillo, se extienden como un loco, así que cultívalas en macetas o en jardines bien delimitados. La borraja, la hierba gatera, el eneldo, la melisa, la menta, la lavanda, la salvia, el romero, la albahaca, la mejorana y el tomillo son muy populares entre los polinizadores. Deja que algunas de las plantas de hierbas florezcan y plántalas entre las hortalizas de tu jardín para aumentar las cosechas.

Puedes empezar por estas plantas:

Lavanda
Romero
Salvia
Melisa
Girasol
Mejorana
Hierba gatera
Tomillo
Menta
Albahaca
Arándano
Manzanilla
Azafrán
Orégano
Milenrama

Abeja en flor. Imagen: Kletr Shutterstock

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En Chile la productividad de la mayoría de las explotaciones comerciales de palto cultivar Hass es baja comparada con su rendimiento potencial y con el promedio de producción obtenido en países de características agronómicas similares. Las hipótesis que intentan explicar esta baja productividad son numerosas e incluyen factores ambientales, como el clima, suelo y manejo de variables agronómicas (riego, fertilización y poda, entre otras). Sin embargo, también existen factores biológicos que inciden fuertemente en la productividad, entre los que destaca el proceso de polinización. El correcto manejo de las colmenas y de las abejas es de gran importancia en la polinización del palto Hass, y po consiguiente, en su rendimiento.

polinización del palto HassAbejas y polinización

Los estudios en Chile y el extranjero han demostrado que, dadas las características de las flores y la compleja floración del palto, es imprescindible la participación de insectos que transporten el polen entre las flores. La abeja de miel es el insecto más importante que cumple este rol en las principales zonas productoras de Chile (cuadro 1).

La polinización es el proceso por el cual el polen se traslada desde las partes masculinas de la flor (antera del estambre) a las partes femeninas (estigma del pistilo) de la misma o de otra flor de la misma especie.

En el caso del palto la flor es hermafrodita (posee pistilo y estambres), pero la maduración de sus órganos sexuales se produce generalmente desfasada, por lo que la autopolinización es casi nula. En el cultivar Hass la flor abre solo dos veces en su existencia.

La primera, durante algunas horas de la mañana el estigma de su pistilo (órgano femenino) es receptivo y los estambres que generan el polen están inmaduros. Luego se cierra y solo vuelve a abrirse durante la tarde del día siguiente, cuando el estigma ya no está receptivo, y el polen sobre los estambres está apto, en un régimen de floración denominado tipo “A”.

Floración y otros factores

Existen otras variedades que tienen un régimen tipo “B”, en que la primera apertura de la flor es en la tarde y sólo con el estigma receptivo, cerrándose para volver a abrirse durante la mañana del día siguiente, con el polen disponible y el estigma no receptivo. Estas variedades tipo “B” son las que se utilizan como polinizantes y su manejo adecuado permite lograr una polinización cruzada.

Todo lo anterior implica que se requiere algún mecanismo efectivo que transporte el polen entre flores diferentes. Dado que los granos de polen del palto tienden a pegarse unos a otros, la contribución del viento (o polinización anemófila) es poco probable.

Abejas y polinización del palto Hass

Polinización

Ello explica que este frutal sea una de las especies de reconocida dependencia de las abejas (u otros insectos), lo que se denomina polinización entomófila. Para una polinización efectiva, varios granos de polen deben ser depositados sobre la superficie del estigma en su momento receptivo.

Sobre el estigma el polen germina, crece y desarrolla el tubo polínico por el que viaja el núcleo espermático para llegar al óvulo, donde se produce la fertilización y, posteriormente, la formación de la semilla.

Los procesos fisiológicos vinculados a la apertura floral, desarrollo del tubo polínico y viabilidad del óvulo están asociados a una temperatura ambiente superior a 13ºC. Los insectos también dependen de la temperatura para desarrollar sus actividades. Por ejemplo, las abejas comienzan a ser activas y a recolectar polen y néctar sobre la misma temperatura indicada.

Insectos asociados a las flores del palto

El palto florece en racimos compuestos o panículas de hasta un centenar de pequeñas flores localizadas en los extremos de los brotes o en las axilas de las hojas de los brotes. Una planta adulta sana produce normalmente una gran cantidad de flores, que pueden alcanzar a millares, aunque solamente una fracción muy pequeña de ellas se convierte en frutos maduros.

Las flores son de un verde amarillento, poco vistosas, pequeñas y de escasa fragancia, lo que puede parecer poco atractivo para los insectos. Sin embargo, producen néctar y polen que atraen a una alta diversidad de insectos (cuadro 2).

Entre los diferentes órdenes de insectos que se pueden observar, los himenópteros son los más diversos, encontrándose incluso algunas abejas nativas.

En zonas de clima mediterráneo como Chile, se ha determinado que la abeja de miel ( Apis mellifera L.) contribuye en más de un 80% al proceso de polinización del palto. Para las abejas el néctar del palto puede constituirse en una fuente nutritiva muy importante, lo que no sucede con el polen.

Estudios realizados en la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso señalan que el polen del palto constituye un porcentaje inferior al 3,5% del total colectado por las abejas.

El polen y la polinización del palto Hass

El polen de la flor del palto no sería preferido por la abeja de miel, como fuente proteica y vitamínica, debiendo buscar otras flores para obtenerla. Entre las abejas recolectoras de la colmena, un grupo colecta néctar, otro néctar y polen, y una fracción menor sólo polen.

Estas últimas visitan únicamente flores masculinas y no contribuyen en forma directa con la polinización, mientras que aquellas que van por néctar o néctar y polen, visitan flores en estado femenino y masculino.

Esto es muy importante, porque implica que la flor del palto es polinizada por los granos de polen transportados a la flor femenina sobre diversas partes del cuerpo de las abejas que recolectan néctar, indistintamente de flores masculinas y femeninas.

La experiencia muestra que la producción de néctar es variable entre temporadas, aun habiendo una floración similar. Hay años en que se cosecha miel de palto y en otros no. La situación probablemente se relaciona con algún efecto del ambiente sobre la fisiología del palto.

Una oferta diversificada de fuentes de néctar en el huerto o sus alrededores es un factor que afecta la polinización.

Abejas y polinización del palto Hass

El néctar de las flores en la polinización del palto Hass

El néctar de las flores de los cítricos es más atractivo, por lo tanto su presencia floreciendo al mismo tiempo tendrá un efecto negativo sobre la tasa de polinización del palto. Asimismo, existen especies vegetales nativas o malezas que “compiten” con la flor del palto por la atracción de polinizadores.

La acción de las abejas también es afectada por el tamaño de los huertos. Por ejemplo en los de menos de 5 hectáreas, las abejas pueden preferir otras especies, a diferencia de huertos grandes, donde la oferta de otras plantas es menor. En estos casos debe manejarse la cantidad de abejas en cada huerto.

Polinizantes y su distribución

Particularmente en la variedad Hass, desde la etapa de diseño del huerto debe considerarse la incorporación intercalada de variedades polinizantes tipo “B”. Se cree que el ciclo floral antes descrito favorece la polinización cruzada que contribuye a dar una mayor resistencia al fruto ante situaciones de estrés del árbol.

Los estudios demuestran que las variedades a utilizar para obtener una polinización efectiva dependen de la zona. Por ejemplo, el cultivar Ettinger es efectivo en Israel, Edranol en Chile y Zutano, Fuerte y Bacon en California.

Abejas y polinización del palto Hass

Los aspectos más importantes en la selección de un cultivar polinizante son la compatibilidad del ciclo floral con el del cultivar Hass, y la cantidad suficiente de polinizantes distribuidos de modo de maximizar la posibilidad de que el polen llegue en la cantidad y oportunidad necesarias.

El mejor efecto se obtiene cuando están próximos a los árboles Hass, ya que las abejas tienden a visitar en un mismo vuelo un área que no sobrepasa de 3 árboles. Existe una combinación que implica incluir un 11% de plantas polinizantes para obtener un diseño que siempre deja un árbol polinizante rodeado de Hass.

Roles del agricultor y apicultor

El proceso de polinización considera una participación activa del agricultor y del apicultor que arrienda sus colmenas. Ambos tienen responsabilidades para obtener el mejor resultado. El agricultor debe tener su plantación en condiciones adecuadas en cuanto a polinizantes, poda, fertilización, riegos, libre de plagas, enfermedades y malezas que puedan interferir.

La responsabilidad del apicultor es aportar las colmenas en buenas condiciones. Esto significa que las colmenas tengan una buena población tanto de abejas recolectoras como crías, ya que estas últimas estimulan a las abejas a recolectar polen y néctar para su alimentación.

El apicultor, además, debe cumplir con la fecha que le han indicado como la más efectiva para llegar con las colmenas.

En caso de muerte de colmenas o detección de colmenas que no cumplen con las condiciones mínimas, deben ser repuestas. En caso de hacer manejos específicos durante la floración para optimizar la polinización, el apicultor debe participar activamente, vigilando el estado de las colmenas o alimentándolas si fuese necesario.

El éxito del proceso es clave para que el agricultor mantenga su actividad, y así vuelva a solicitar los servicios del apicultor durante las temporadas siguientes.

La colmena estándar en la polinización del palto Hass

Aunque no existe una definición clara acerca de qué es “una buena colmena para polinizar”; hay aproximaciones que deben ser compartidas por el agricultor y el apicultor. Frecuentemente se considera el peso de las colmenas o la presencia de alzas en ellas como una referencia de calidad.

Estos parámetros no siempre reflejan una buena colmena, ya que el peso puede indicar mucha miel, pero no necesariamente una adecuada población de abejas recolectoras. Tampoco la presencia de una o más alzas es suficiente, ya que pueden estar vacías o la colmena puede no tener reina o crías.

Manjeo de la colmena

La condición más relevante es la presencia de una reina joven y en postura; y una población abundante de abejas: 7 a 8 marcos con abejas, de los cuales 4 a 5 deben tener crías. Otro factor importante es que la colmena esté libre de parásitos o enfermedades como varroasis, nosemosis, acariosis, loque y otras plagas que disminuyan su actividad.

Una de las mejores formas de reconocer la calidad polinizadora de una colmena, es observar el flujo de abejas por la piquera. Se estima que la entrada de 60 abejas por minuto, contabilizadas a mediodía, con temperatura ambiente sobre 20°C, indica una adecuada población de recolectoras.

Así, el agricultor chequea de una manera fácil y rápida si las colmenas se encuentran en condiciones de cumplir su objetivo. Es importante que esta prueba sea realizada por ambos interesados, quienes acordarán las acciones a tomar si alguna de las colmenas no cumple la “norma”.

Abejas y polinización del palto Hass

Manejo de colmenas durante la polinización del palto Hass

Para lograr una polinización más eficiente, se recomienda: Inicio de la polinización: es conveniente que las colmenas lleguen al huerto una vez iniciada la floración; para evitar que las abejas busquen otras fuentes de alimento atractivas.

Es aconsejable ingresar las colmenas en dos parcialidades; la mitad cuando exista al menos un 10% de floración y la otra mitad cuando el huerto está en plena floración. Una alternativa práctica es incorporar las colmenas en forma escalonada, llegando al total durante plena floración. Es muy importante que las abejas estén presentes en los huertos durante todo el periodo de floración.

Algunos apicultores dejan definitivamente durante todo el año las colmenas en el huerto; lo que disminuye los costos, estrés y pérdidas de abejas que implica el transporte masivo del material biológico en un periodo reducido.

Distribución y orientación de las colmenas

En huertos de paltos en plena floración, las abejas recolectoras trabajan en un radio que no sobrepasa los 250 m de la colmena. Por lo tanto se recomienda distribuir homogéneamente los grupos de colmenas a una distancia menor a 200 m; abarcando todas las plantas con la actividad de las abejas, para que no queden “lagunas” sin polinizar.

Dado que muchos de los huertos no consideran espacios para las colmenas; a menudo no hay posibilidad de escoger y se debe usar lo que exista disponible.

Las colmenas deben ser ubicadas de preferencia en lugares asoleados; con la piquera mirando al norte u oriente y sobre banquillos que las aíslen de la excesiva humedad natural o la generada por los equipos de riego. Esta orientación permite que la radiación solar directa seque la humedad antes de que se acumule en el área de la piquera. En las plantaciones en laderas; la distribución y orientación óptima es más difícil comparada a los terrenos planos.

Volcamiento de colmenas

Lo mismo ocurre con la estabilidad del material; es común que se produzcan volcamientos de las colmenas, en especial luego de una lluvia de intensidad media a alta. Cantidad de colmenas: actualmente en Chile se utilizan 10 colmenas por hectárea (ha) y no se considera otros factores que influyen en el proceso de polinización; por ejemplo; la cantidad de flores de otras plantas –sean de malezas u otros cultivos, como cítricos– que compiten con las del palto, y la superficie que debe ser polinizada.

Experiencias en el extranjero

En el extranjero los especialistas recomiendan 8 colmenas/ha en “años normales”; 4 o menos en años secos y 10 o más en años con precipitaciones abundantes que originan floraciones en otras plantas que atraen también a las abejas.

Cuando el cultivo a polinizar presenta dificultades, por ejemplo una época muy temprana de floración, incompatibilidad de los polinizantes; distribución o mala calidad de las variedades polinizantes, o cualquier otro factor que influya negativamente, conviene aumentar la cantidad de colmenas/ha; ya que es la manera más segura de incrementar la cantidad de abejas en las flores y, por lo tanto, tener una mayor polinización.

Si el huerto es suficientemente grande y las abejas no disponen de flores alternativas, probablemente menos de 10 colmenas/ha serán suficientes para una polinización efectiva.

Control de hormigas y malezas

La hormiga argentina Linepithema humile (Mayr) es uno de los peores enemigos de las colmenas. Ingresa a ellas para extraer la miel y transportarla a sus nidos; ocasionando en poco tiempo que la colonia abandone la cámara de cría y alzas. Las colmenas deben colocarse sobre banquillos que permitan monitorear y controlar permanentemente las hormigas.

La presencia de malezas que obstruyan la piquera o permitan el ascenso de hormigas es otro factor que debe ser monitoreado y manejado siempre. Otras consideraciones: durante los días calurosos y secos las abejas necesitan agua para diluir los azúcares cristalizados del néctar.

Se sugiere disponer recipientes con agua sobre una plataforma flotante para evitar que las abejas vuelen grandes distancias buscando una fuente de agua.

Actualmente el palto es el cultivo frutal que más abejas demanda en Chile por concepto de arriendo para polinización.

El contenido de este artículo fue preparado por: Sergio de la Cuadra, Ingeniero Agrónomo y Fernando Rodríguez, Biólogo M.Sc., para www.inia.cl.

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Un 40% de las abejas mueren cada año como resultado de enfermedades, pesticidas y el cambio climático, en parte porque los apicultores comerciales no ven las señales de advertencia. Ahí es donde entra Beewise, una colmena inteligente impulsada por la inteligencia artificial. Usando robótica de precisión, visión por ordenador e inteligencia artificial, una casa de abejas, que cuesta 15 dólares al mes y podría albergar 2 millones de abejas, vigila los insectos 24 horas al día, 7 días a la semana.

Cuando una colmena se expone a, digamos, parásitos o experimenta temperaturas irregulares, su sistema responde inmediatamente aplicando alguna solución programada.

El uso de esta tecnología inteligente puede duplicar la capacidad de polinización y la producción de miel, a la vez que disminuye la tasa de mortalidad de las colonias.

«No sólo las abejas no mueren«, dice Saar Safra, director general de Beewise. «Ellas prosperan«.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

El zumbido de las abejas ahoga el retumbe del brazo robótico, que trabaja con una eficacia que ningún apicultor humano podría igualar.

Una tras otra, la máquina escanea pilas de panales que, en conjunto, podían albergar hasta dos millones de abejas.

El brazo las inspecciona en busca de enfermedades, controlando la presencia de pesticidas e informando en tiempo real de cualquier peligro que amenazara a la colonia.

Colmena inteligente: La tecnología para salvar a las abejas

La colmena de nueva generación fue desarrollada por la empresa israelí Beewise, que afirma que este tipo de atención permanente es lo que se necesita para minimizar el riesgo de colapso de las colonias.

El número de abejas ha disminuido drásticamente en todo el mundo, debido a la agricultura intensiva, uso de pesticidas, plagas y el cambio climático.

Las empresas han buscado diferentes tecnologías para intentar frenar el colapso masivo de las colonias.

La colocación de sensores en las colmenas tradicionales de madera o métodos para hacer frente a la pérdida de abejas, como la polinización artificial.

¿Cómo funciona Beewise?

La colmena de Beewise, del tamaño aproximado de un remolque de carga, alberga 24 colonias.

En su interior, está equipada con un brazo robótico que se desliza entre los panales, visión por ordenador y cámaras. Las aberturas con códigos de colores en los laterales permiten a las abejas entrar y salir.

«Todo lo que haría un apicultor, el mecanismo robótico puede imitarlo y hacerlo más eficazmente sin cansarse; sin irse de vacaciones y sin quejarse»; dice el director general Saar Safra.

Esto incluye la recolección de miel, la aplicación de medicamentos y la combinación o división de colmenas.

Beewise consiguió 40 millones de dólares de financiación de inversores privados; y más de 100 de sus sistemas están en uso en Israel y Estados Unidos.

 

Puedes ver este video sobre la colmena digital

Fuente: ecoinventos

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Por: Natalie Devenin. Diseñadora Industrial y Master en Nuevos Hábitos Alimentarios

¿Puede haber algo más onírico y placentero que un manto multicolor de flores frescas y aromáticas, cual desierto florido? ¿Pues qué tal un delicado pétalo, de la más delicada flor, dejándose caer sobre su boca? Y si a esto ¿le agregamos una copa de espumante?

Pues sí, esta experiencia sensorial poco común para la mayoría, es algo que podemos experimentar en distintos contextos. Lentamente, las flores comestibles han ganado un espacio dentro del mercado chileno, y al parecer, llegaron para quedarse y marcar una huella visual, tan llamativa como esa escena de “American Beauty”.

Desde antaño, las plantas y flores han cumplido distintos roles, en diversas culturas. Desde una función meramente ornamental, a ser utilizadas como medicina natural, e incluso como veneno, según sea su dosis y preparación. La mayoría de nosotros está acostumbrado al consumo de hierbas medicinales, plantas silvestres que podemos encontrar en el campo, e incluso en nuestros jardines, pero comer flores, es otra cosa. El preparar e ingerir infusiones en base a diversas hierbas es algo que forma parte de la cultura, con una connotación de sanación y cuidado natural. Podemos encontrar hierbas envasadas y diversos productos fitoterapéuticos en farmacias. Pero, ¿y las flores?

Las flores tienen una connotación diferente, más asociada al lujo, placer y cosmética. Su principal uso es en un contexto de alta gastronomía, apelando a una experiencia sutil y única, sin dejar de lado sus funciones benéficas.

En el año 2009, el Ministerio de Salud de Chile lanzó un catastro de plantas medicinales, llamado “Medicamentos Herbarios Tradicionales, 103 especies vegetales” (éste puede encontrarse fácilmente en internet, y descargarse como pdf), el que busca difundir información y “revalorizar el acervo cultural autóctono” sobre el consumo de plantas con propiedades para la salud. En éste  se pueden encontrar sus características descriptivas, su uso doméstico medicinal e información sobre sus orígenes y una ficha técnica.

Este catastro cuenta con 103 plantas validadas por el MinSal, entregando indicaciones de uso, las cuales incluyen ocasionalmente la incorporación de sus flores para preparar infusiones, compresas y en algunos casos, su uso gastronómico, como es el caso de la Borraja (Borago Officinalis), una flor muy atractiva tanto en su forma y color, cuyo origen proviene de la zona mediterránea europea y Asia menor. Esta flor, que puede ser utilizada en ensaladas, tortillas u otras preparaciones, tiene propiedades diuréticas, sudoríficas, depurativas y anti-inflamatorias. Esta flor puede ser conseguida en formato fresco, a través de “Toronjil Cuyano”, un proyecto apoyado por INDAP, en la zona de Limache, V Región de Chile.

Otro ejemplo de emprendimiento chileno relacionado a flores comestibles, es un proyecto apoyado por la Fundación para la Innovación Agraria, bastante destacado y novedoso, fácil de encontrar en ferias gastronómicas y mercados gourmet. Este es el caso de Alupra, una Pyme de la zona de La Araucanía, cuyo equipo emprendedor decidió revalorizar la exótica flor nacional, el copihue. Sin embargo, Alupra ofrece una propuesta de consumo diferente, pues su oferta consiste en pétalos de copihue en formato de conserva, con una versión salada, a modo de carpaccio, para acompañar y decorar platos, y otra versión dulce, para innovar en postres y cócteles.

Otro ejemplo que podemos encontrar en el mercado nacional es el caso de un producto australiano, Wild Hibiscus, también una flor en conserva utilizada principalmente para cócteles, con una impresionante presentación, un Hibiscus sumergido en una copa de espumante, añadiendo un toque de color audaz y vibrante. Aparte de estos ejemplos poco convencionales, se pueden encontrar también otros productos un poco más tradicionales, como la mermelada de pétalos de rosa, de producción artesanal.

En base a esto, podemos ver que poco a poco, las flores se van ganando un nuevo espacio en nuestros paladares curiosos. Ahora las flores son un bien multisensorial por descubrir, que entretienen nuestra vista, olfato, gusto y tacto.

¿Podrían las flores cultivadas convertirse en un ítem gastronómico deseado como experiencia de consumo para los chilenos? Aún hay mucho por explorar y mucha materia prima para experimentar… Bienvenidos sean los valientes innovadores que nos provean de nuevas experiencias con las flores comestibles.

Fotografía: Inao

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Introducción

 

Durante los últimos años ha aumentado la superficie de producción hortícola bajo plástico en Magallanes y de la Antártica Chilena en desmedro de la cultivada al aire libre. Ello, en conjunto con la disminución en las áreas verdes o jardines aledaños, ha provocado una reducción en la biodiversidad de la entomofauna asociada a la huerta. La incorporación de herramientas como el establecimiento de bandas florales promueven un mayor equilibrio biológico y favorecen la permanencia de fauna autóctona y auxiliar tan necesaria para el control de plagas y enfermedades en los cultivos hortícolas.

bandas florales¿Qué son las bandas florales?

 

Las bandas florales son un conjunto de flores que además de ser muy decorativas otorgan fuentes de alimentación (néctar y polen) para los polinizadores (Figura 1), los cuales ayudan a incrementar la calidad y rendimiento de los cultivos.

bandas florales

Figura 1. Polinizador Bombus terrestris, alimentándose en flor de Rubdeckia (marzo, 2021).

El néctar y polen que otorgan las flores constituyen una fuente de alimento esencial para los predadores y parásitos de insectos perjudiciales para los cultivos. Por ello, las bandas florales al atraer a los controladores naturales ayudan indirectamente a tener una mejor sanidad de los cultivos y con ello disminuir los costos de tratamientos fitosanitarios.

Las estructuras de las plantas actúan como un refugio para albergar insectos y artrópodos del suelo (carábidos y arañas, por ejemplo) quienes también cumplen un rol de biocontroladores.

Sitio de establecimiento y manejo de las bandas florales

 

Para favorecer la oportuna intervención de la entomofauna autóctona y auxiliar, las bandas florales deben establecerse en un lugar cercano a los cultivos (Figura 2); tales como los bordes perimetrales del huerto, en las cabeceras de las camas o en la entrada de los invernaderos; es decir en todos los espacios donde no se cultive y en donde no afecten negativamente el desarrollo del cultivo.

Las bandas florales no necesitan un mantenimiento muy intensivo, salvo el correspondiente abonado y riego. Es importante monitorear la fauna auxiliar que eventualmente podría verse atraída por las flores. Las flores espontáneas que pudiesen emerger en el huerto constituyen un buen complemento de las bandas florales . Se estima que una banda floral debe ocupar un 2% del huerto (INTA Argentina).

bandas florales

Figura 2. Bandas florales en evaluación INIA Kampenaike (marzo 2021).

Selección de especies

 

Para optimizar el espacio y los beneficios de las bandas florales, es muy importante seleccionar adecuadamente sus especies componentes. En primera instancia se deben priorizar especies autóctonas; de lo contrario privilegiar aquellas con una floración lo más prolongada posible, de manera que cubran varios meses.

Por ejemplo, una especie de floración más temprana que el inicio de la temporada hortícola, atraerá oportunamente la entomofauna benéfica. Las especies seleccionadas para la banda deben ser fáciles de sembrar, resistentes a las condiciones climáticas de la región y además deben presentar una coloración vistosa y variada; y en lo posibles con distintas formas de estructura floral (ej. tipo campanulada Figuras 3 y 4).

bandas florales

Figura 3. Flor de Phacelia, estructura tipo campanulada (enero 2021). Figura 4. Flor de Amapola mix, estructura tipo campanulada (enero 2021).

Mientras más variada sea la banda, más diversa serán las comunidades de polinizadores e insectos benéficos que visiten la huerta; ya que contarán con mayor cantidad de alimento y un hábitat en donde podrán reproducirse y así mantenerse cerca de los cultivos realizando su labor de controladores biológicos desde el inicio y hasta el término de la temporada productiva.

Especies más aptas para bandas florales

 

Algunas de las flores que pueden ser de utilidad en la región para formar bandas florales son las de tipo compuestas (asteráceas); tales como: caléndula, zinnia, margarita, crisantemo, cosmos, rubdeckia, ajenjo, manzanilla, cardo, achicoria; y las de tipo umbelíferas (apiáceas) como el cilantro, perejil, zanahoria, eneldo, aliso, anís y apio. Otras especies de leguminosas como vicia, trébol y alfalfa también son beneficiosas.

Estas especies atraen y refuerzan las poblaciones de sírfidos (como la mosca tigre, ver Figuras 5 y 7) y otros dípteros depredadores (Figura 6). Si se dispone de otras especies de hierbas aromáticas u ornamentales; se pueden incluir en la banda floral, siempre y cuando éstas no compitan con los cultivos, producto de su hábito de crecimiento.

bandas florales

Figura 5. Mosca tigre (sírfido) en flor Gipsophila. Figura 6. Díptero en flor de Aliso (Puerto Natales, marzo 2021). Figura 7. Mosca tigre en hojas de calafate (febrero 2021).

Cuadro 1. Calendario fenológico especies florales, evaluadas en INIA Kampenaike.

bandas florales

Evaluación de bandas florales

 

Con el objetivo de evaluar la adaptación a las condiciones climáticas de la región de diferentes especies que pudiesen aportar una fuente de alimento para los polinizadores; durante la temporada 2020-2021 se estableció una banda floral de 82 m2 en INIA Kampenaike.

El estudio además monitoreó la fenología de las especies de la banda (Cuadro 1). El listado de las especies evaluadas es el siguiente: Cosmos sulfureus, Zinnia gigante, Cosmos bipinnatus, Rubdeckia, Gipsophila, Amapola mix, Amapola roja, Caléndula y Phacelia.

Fuente: inia.cl

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