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En este artículo vamos a tratar de informar acerca de los componentes minerales que deben formar parte de la nutrición de los frutales, y partir de esto, intentar conocer las carencias nutricionales a partir de una inspección visual.

Condiciones esenciales para la nutrición de los frutales. Deficiencias minerales en los frutales

En las plantas podemos encontrar más de 100 elementos, pero sólo se consideran esenciales algunos de ellos. Estos minerales se clasifican de la siguiente manera.

Macroelementos: 99% (C: 40-50 %, O: 42-44%, H:6-7 %)

Primarios: N, P, K.

Macroelementos secundarios: Ca, Mg, S

Microelementos esenciales: Fe, Mn, B, Zn, Cu, Mo, Cl.

Funciones de los elementos nutritivos

Importancia del boro en la nutrición de los frutales

 

Este elemento participa en el desarrollo del tubo polínico y de las flores.

En los frutales la deficiencia es excepcional, y puede deberse al alto contenido de su antagonista, Ca.

Importancia del calcio

El calcio es abundante en las hojas y aumenta con la edad. También está presente en la corteza. Es una carencia que se presenta únicamente en suelos muy ácidos, por lo que la solución correspondiente es reducir esa acidez con encalados (CaO o cal viva, cal apagada, yeso, etc.).

Importancia del magnesio

Es un componente importante de la clorofila y en el abonado de frutales, y se encuentra en órganos en desarrollo como las yemas florales en formación. Contribuye en la formación de proteínas y posee gran movilidad en la planta.

Importancia del zinc

Se le asocia a la síntesis del ácido indolacético (AIA). La carencia de este elemento se soluciona con aplicaciones de sulfato de zinc en riego y en aplicaciones foliares.

Importancia del cobre

Su papel se considera semejante al del elemento anterior ZINC.

Importancia del azufre nutrición de los frutales

La carencia de azufre suele ser muy rara, ya que al realizar el abonado de frutales, ya se realiza enmiendas indirectas de este mineral. Es un compuesto clave en la regulación de vías metabólicas y en la activación de ácidos orgánicos.

nutrición de los frutales

Importancia del fósforo

Su carencia produce retrasos en el crecimiento, fecundación defectuosa, movimientos anormales de reservas, retrasos en la maduración, etc.

Importancia del potasio

Es el elemento que presenta mayor movilidad y solubilidad en los tejidos. Regula la absorción  de agua, transpiración, síntesis de hidratos de carbono, etc. Su carencia  restringe el desarrollo de brotes y retrasa la caída de la hoja en otoño.

Descubriendo las carencias en la nutrición de los frutales

En ocasiones, las carencias se pueden observar a simple vista, en otras hacen falta estudios de laboratorio y análisis foliares. Aquí vamos a comentar las principales carencias que puede aparecer en los cultivos.

Deficiencia de nitrógeno

Los cambios aparecen en las hojas viejas. Se ven hojas más claras de color verde pálido, que va tornándose amarillo, incluyendo las nerviaciones. El amarilleamiento de las hojas, aunque comienza por las hojas viejas, llega a toda la planta. Una forma de distinguir la carencia de hierro o clorosis férrica es observar que en este caso, la clorosis empieza por las hojas más jóvenes, al contrario de la carencia de nitrógeno.

Solución: aplicación de fertilizantes nitrogenados (nitrato amónico, nitrato cálcico, nitrato potásico, etc.)

Deficiencia de molibdeno

Interviene en el intercambio de N de los tejidos de las plantas. La presencia de esta carencia es poco frecuente, y en general presenta una clorosis que se inicia en las hojas adultas. Esta clorosis puede aparecer únicamente en los nervios de las hojas o aparecer necrosis en los bordes (con deformaciones en forma de enrollado)

Solución: en general, aumentar el pH (añadir basicidad al suelo) para que desbloquear el molibdeno.

Carencia de potasio

Los primeros indicios de carencia de potasio se observan en hojas viejas. Éstas presentan las puntas y los bordes de las hojas amarilleando para con el tiempo, secarse. En algunos casos se observa enrojecimiento de  las hojas jóvenes. A partir de aquí se afecta el crecimiento del cultivo, la fructificación y la floración.

Solución: uso de fertilizantes con contenido en potasio (ClK, sulfato de potasio, nitrato de potasio, fosfato monopotásico) en riegos y aplicación foliar de sulfato de potasio al 2%.

Carencia de fósforo en la nutrición de los frutales

La  carencia de este mineral se presenta en sus inicios en las hojas inferiores, que corresponde a las más viejas. La coloración de las hojas se inicia con una tonalidad verde oscura que se torna rojiza hasta secarse.

Con el tiempo, disminuye el tamaño de las hojas y se produce un adelgazamiento de brotes y tallos.

Solución:  abonado de fertilizante de base fosfórica en el interior del suelo (a partir de 10 cm) para facilitar el acceso a raíces, ya que este elemento presenta poca movilidad.

Carencia de hierro

La carencia de hierro (clorosis férrica) es una de las más conocidas. La primera manifestación se inicia en las hojas jóvenes, con una coloración amarillenta de la hoja exceptuando los nervios. El progreso de esta carencia termina por amarillear la hoja por completo y se extiende a las hojas adultas. Se puede distinguir de otras clorosis debido a que el cultivo presenta esta anomalía de forma no uniforme.

Solución: el origen de esta carencia puede deberse en gran medida a un pH alto del suelo. Una solución temporal para mejorar el cultivo es la aplicación de fertilizantes de quelato de hierro, pero si el suelo es básico el problema surgirá de nuevo, por lo que es conveniente acidificar el suelo (turba ácida, ácido cítrico, quelatos de hierro, etc.).

Deficiencia de manganeso

La carencia de manganeso se manifiesta en las hojas y el síntoma más notable es una clorosis ya que este elemento juega un papel fundamental en la fotosíntesis. Se inicia en las hojas jóvenes.  Cuando la carencia es grave, las hojas nuevas emergen con pecas y estrías en toda su extensión. Si bien el estriado se presenta entre las nervaduras, difiere del provocado por la carencia de Fe por su irregularidad y por la aparición de pecas.

Solución: La aparición de esta deficiencia se debe sobre todo a suelos calizos (pH alto) ya que se disminuye la solubilidad y absorción de este mineral. También puede aparecer en suelos con textura gruesa, como los arenosos Se suele aplicar quelatos de manganeso sobre el riego o pulverizado sobre las hojas, además de otros fertilizantes comerciales como sulfato de manganeso, cloruro de manganeso, nitrato de manganeso.

Carencia de Zinc en la nutrición de los frutales

La carencia de zinc se manifiesta en las hojas jóvenes, produciéndose un moteado clorótico. En cítricos aparecen bandas irregulares a lo largo de los nervios principales, sobre el fondo de la hoja que se torna amarillo blanquecino.

El crecimiento de los brotes se detiene y la planta adquiere un aspecto en forma de roseta. En el estado final de la enfermedad las ramas se necrosan y mueren desde las puntas. Las plantas con afectación grave dejan de producir frutos, o bien estos son pequeños y muy amargos al sabor.

Solución: La aparición de esta deficiencia está condicionada por el cultivo en suelos calizos, deficientes en materia orgánica o muy erosionados, suelos muy cultivados. Cuando se denote el inicio de esta carencia se actúa con quelatos de Zinc o sulfato de Zinc.

Carencia de azufre

La deficiencia de azufre, aunque son casos muy raros presenta las siguientes características. La planta sufre clorosis generalizada que incluye los haces vasculares. Suele darse en hojas jóvenes en sus inicios, ya que el azufre presenta poca movilidad.

En general presentan un crecimiento reducido, debilitándose los tallos y haciéndose más quebradizos. Pueden presentarse defoliaciones en algunos cultivos. A medida que evoluciona la carencia de este mineral las hojas se tienden a arrugarse.

Solución:  cualquier compuesto sulfatado de los que se mencionan anteriormente.

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¿Existe el mejor fertilizante para todo?

La fertilización de las plantas siempre resulta algo complejo si nunca se ha hecho. Existen muchas formulaciones y cada cultivo requiere de un fertilizante o fertilizantes específicos si se quieren hacer bien las cosas. Además, en cada estado fenológico del cultivo, los aportes de nutrientes van a ser diferentes.

¿Hay un mejor fertilizante para todo? Lo cierto es que no. La especificidad de cada cultivo, sustrato y situación, exige diferentes tipos de fertilizantes que luego veremos pero sí es cierto que los hay muy específicos en sus formulaciones para según que cultivos y usos.

Pero antes, sentemos unas bases sobre la nutrición vegetal a grandes rasgos por si eres nuevo en esto de alimentar a la flora.

Los macronutrientes esenciales para casi cualquier planta

Son 3 y los conocerás de sobra si ya te has paseado más veces por este blog. El famoso NPK. Nitrato, fósforo y potasio.

¿Y no te preguntas por qué el carbono no está incluido? Al fin y al cabo, los seres vivos de este planeta estamos basados en la química del carbono.

Lo obtienen principalmente del CO2 que metabolizan con la fotosíntesis. Este carbono es el pilar fundamental de la glucosa y de muchas otras moléculas que las plantas metabolizan.

Los 3 macronutrientes NPK no se encuentran en el aire en las cantidades suficientes como para que una planta pueda abastecerse. Es cierto que el aire tiene nitrógeno en un 79% aproximadamente pero se considera inerte por ser nitrógeno gas N2. Esta molécula contiene un triple enlace que la hace tremendamente estable y es complicado que reaccione con la planta de forma directa. Hay algunas plantas que pueden nutrirse de N2 atmosférico, contadas excepciones. Lo más habitual es que el nitrógeno atmosférico sufra un ciclo, en el que se va fijando al suelo convirtiéndose a medio y largo plazo en nitrógeno mineral, la forma que tiene planta de absorberlo para sus procesos metabólicos.

Cualquier cultivo necesita de estos 3 elementos para crecer correctamente

Estos tres macronutrientes pueden venir de diferentes orígenes, orgánico o mineral que luego veremos. Ahora vamos a centrarnos en cuál es la función de cada uno de ellos. Tiene muchas funciones pero las más destacables son:

Nitrógeno: Importantísimo en las primeras fases del cultivo y en el crecimiento de la parte vegetativa de planta. Se suele decir que el nitrógeno es importante para las «partes verdes» de la planta.

Fósforo: Importante para la implantación del cultivo en su fase vegetativa (estimula el desarrollo radicular). Además, debemos tener un buen contenido en fósforo para asegurar una buena floración y cuajado.

Potasio: Importante en la formación de frutos y maduración. Es un elemento muy importante en frutales por ejemplo para conseguir frutos grandes y de calidad.

Las proporciones de cada uno de ellos en una formulación, depende del cultivo, del momento en el que se encuentre el propio cultivo (primeras fases, floración, cuajado…) y de la calidad nutricional del suelo que tengamos que suplir. Algunos ejemplos de formulaciones comunes son:

– NPK 13-40-13

– NPK 15-15-15

– NPK 15-5-30

– NPK 14-40-5

– NPK 23-5-5

– NPK 15-10-15

– NPK 17-6-18

– NPK 20-20-20

– NPK 20-5-20

– NPK 7-12-38

Hay muchas, muchas más.

Y si hay macro, es porque también hay micronutrientes

Prácticamente el 99% de los minerales que la planta necesita son estos tres. Y aunque los micronutrientes en cantidad no supongan nada en comparación con NPK, su importancia en pequeñas dosis es vital para muchas funciones metabólicas de las plantas.

Son principalmente el hierro, el manganeso, zinc, cobre, boro y molibdeno.

El déficit de alguno de estos nutrientes también acarrea serios perjuicios para el crecimiento de las plantas que muchas veces son confundidos con enfermedades producidas por virosis, bacterias hongos o nematodos. La clorosis férrica es un ejemplo típico de carencia de hierro.

Los planes de abonado deben incluir en sus fórmulas también ciertas dosis muy controladas de estos micronutrientes. Normalmente, una buena fertilización orgánica en forma de humus, compost, estiércol madurado, abonos verdes etc. suele suplir estos micronutrientes esenciales y otros que no hemos mencionado.

Los mejores fertilizantes se dan en cultivos muy tecnificados

Ya está demostrado que un exceso de fertilización es muy perjudicial para el medio. Una fertilización mal ejecutada por exceso puede afectar a la planta negativamente, puede alterar el equilibrio del suelo, tanto a nivel fisicoquímico como biológico. También puede contaminar acuíferos, haciendo totalmente inservible el agua para consumo humano.

Por eso, cada vez más se optimizan al máximo las dosis y se hacen mejores y mejores fertilizantes, cada vez más específicos y tecnificados.

Aquellos cultivos de altas inversiones como los invernaderos con o sin suelo (hidropónicos) la dosificación de macro y micronutrientes es de una precisión asombrosa. El retorno de inversión también es algo que condiciona la elección de los fertilizantes y nos podemos permitir ese nivel de tecnificación. Cultivos de invernadero por ejemplo (tomate, pimiento, fresa…) son cultivos típicamente tecnificados.

Y si nos vamos a hidropónicos donde la fertilización líquida hace su acto de presencia, entonces ya los niveles de tecnificación en la fertilización se nos disparan.

Fertilizantes según su formulación:

Abonos simples: Aquellos que aportan un solo nutriente a la planta. Son cada vez menos utilizados, en favor de los abonos complejos. De todas formas, para correcciones puntuales o necesidades muy especiales se siguen usando.

Abonos Compuestos: Tiene dos o tres de los macronutrientes esenciales. Se llaman binarios (2 de los 3 nutrientes) o ternarios (los 3 nutrientes) según su formulación . Pueden ser complejos (reaccionados químicamente NPK en un mismo gránulo) o mezclas (gránulos de cada nutriente por separado y mezclados).

Fertilizantes según su estado:

Sólidos: Suelen presentarse en forma granulada. Son muy habituales en monocultivos de gran extensión (secano y regadío) como cereal, leguminosas etc. Procedentes de la industria de fertilizantes. Son sintetizados de forma que se asegura que cada gránulo tenga la misma composición y equilibrio de cada nutriente. Este tipo son los mayoritarios en la agricultura convencional.

Líquidos: Son los mejores fertilizantes en cultivos de alta tecnificación donde el abonado va junto con el agua de riego. En cultivos de alto rendimiento como la marihuana se suelen dar este tipo de productos tan específicos. Y además son abonos totalmente de composición orgánica con su proporción concreta de NPK y contenidos variables y equilibrados de los antes llamados micronutrientes. Productos como Fertilizantes Biological Activated Cocktail BAC o Fertilizantes Advanced Nutrients son un ejemplo de la amplia variedad de fórmulas, mezclas y formas de aplicación.

Fertilizantes según su modo de aplicación

Otra clasificación habitual se produce en el modo de aplicación aunque esta clasificación es más abierta.

Abonos de fondo: Son aquellos que se aplican al suelo antes de la implantación del cultivo o en el momento de sembrar y suelen ser de liberación controlada.

Abonos de cobertera: Abono que se aplica durante el alguna fase concreta del cultivo para apoyar nutricionalmente en algún estado fenológico crucial para el cultivo como la floración o el cuajado.

Fertilizantes de aplicación foliares: Aquellos que se aplican pulverizados sobre las hojas como fertilización de apoyo

Fertilizantes para fertirrigación: Son aquellos que se mezclan con el agua de riego. Utilizados en cultivos de regadío tecnificados donde se controla al milímetro la dosis de riego (invernaderos, hidroponía).

Ninguna de estas clasificaciones son excluyentes. Es decir, cuanta más información tengamos o podamos dar de un fertilizante, más seguros estaremos de cómo usarlo. Un ejemplo puede ser un Abono compuesto ternario líquido para aplicación foliar 10-20-10. Con esto estamos dando una gran cantidad de cómo es ese fertilizante.

Fuente: agromatica.es

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Introducción a la fertilidad del suelo

Fertilidad del suelo: El suelo es un recurso natural vivo no renovable. De su calidad depende la capacidad de sustentar la producción primaria, que es la base de los sistemas productivos ganaderos en el sur de Chile. Además, las características del mismo permiten su sostenibilidad en el tiempo, al influir, mantener y/o mejorar la calidad de otros recursos naturales como el agua, biodiversidad y aire.

Las principales funciones del suelo son: aportar agua a las plantas según capacidad de retención de humedad; proveer a las plantas de nutrientes esenciales provenientes de la fertilidad natural del suelo o de prácticas de manejo con enmiendas y/o fertilización; contribuir con oxígeno a las raíces y eliminar el dióxido de carbono (CO2 ) producido; transportar y distribuir calor, proporcionando la temperatura adecuada para la germinación de semillas y desarrollo del sistema radical de las plantas, siendo también su soporte físico de anclaje.

Un suelo fértil proporciona variados servicios ecosistémicos (retención de carbono, regulación del clima, ciclo de nutrientes, purificación del agua, reducción de la contaminación, etc.) que permiten la vida en nuestro planeta e impactan los sistemas productivos agropecuarios directamente.

Nivel de productividad

Para conservar la capacidad del suelo de mantener un adecuado nivel de productividad, a través del tiempo, es necesario proteger y conservar su fertilidad, incentivando su estabilidad ante procesos que provocan su degradación (física, química y/o biológica).

Las malas prácticas de manejo (Ej. monocultivos, sobre fertilización, quema de residuos agrícolas, aplicación de agroquímicos en exceso, etc.), inciden en la fertilidad del suelo y producción (cultivos, praderas), generando sistemas productivos poco sostenibles en el tiempo.

¿Qué es la fertilidad del suelo?

La fertilidad del suelo es la capacidad de suministrar los nutrientes esenciales (generados a través de continuos ciclos biogeoquímicos y de reciclaje) y, las condiciones necesarias para sustentar un adecuado desarrollo de las plantas y producción de cultivos y praderas. Actualmente, se reconocen 17 nutrientes esenciales (sin los cuales no se puede completar el ciclo de vida) para las plantas.

La fertilidad del suelo depende de factores como el medio ambiente (Ej. propiedades físicas, químicas y biológicas del suelo y, también del clima) y de la influencia de las prácticas de manejo que realizan habitualmente los agricultores en los predios (Ej. laboreo, aplicación de enmiendas y/o fertilizantes, incorporación de residuos vegetales, riego, etc.).

Existen tres tipos de fertilidad de suelo (Figura 1a):

i) Fertilidad física, relacionada con la capacidad de aportar edafológicamente las condiciones necesarias para el desarrollo radicular de las plantas, la cual se relaciona con las características físicas como densidad, textura, estructura, porosidad, retención de humedad, etc., que permiten además dar el soporte a las plantas;

ii) Fertilidad química, es la capacidad del suelo de suministrar nutrientes esenciales para el crecimiento y desarrollo de las plantas (ej. macronutrientes como N, P, K, Ca, Mg y micronutrientes como Mo, Zn, Mn, B, Cl y Cu);

iii) Fertilidad biológica, se refiere a la presencia y actividad de microorganismos y lombrices que realizan procesos biológicos en el suelo (que involucran procesos físicos y reacciones químicas) que son imprescindibles para mantener la funcionalidad del suelo. Sin duda, con un buen nivel de fertilidad, el suelo contribuye a mejorar la producción agropecuaria a través de una nutrición balanceada y sostenible (Figura 1b).

fertilidad del suelo

¿Cuál es el nivel de fertilidad de los suelos volcánicos en las Regiones de Los Ríos y Los Lagos en Chile?

La actividad agropecuaria en las Regiones de Los Ríos y Los Lagos, se desarrolla sobre suelos volcánicos (Andisoles o Trumaos, Ultisoles o Rojos Arcillosos y Ñadis) bajo condiciones de variada acidez natural.

Estudios realizados a partir de muestras del laboratorio de suelos de INIA (n=98; Vistoso, 2019), indican que en suelos Trumaos, Ñadis y Rojos Arcillosos, en relación a los requerimientos óptimos para la mantención de praderas, un 58%, 100% y 95% presentan pH agua moderado a fuertemente ácido; un 76%, 88% y 29% presentan bajo contenido de suma de bases intercambiables; un 64%, 86% y 56% tiene una alta saturación de aluminio (condición acentuada en la Provincia de Chiloé con valores de hasta 76%, 95% y 78% con deficiencias de fósforo; y 76%, 92% y 76% con deficiencias de azufre, respectivamente (Cuadro 1).

Limitaciones

Estas limitaciones, implican que el nivel de fertilidad de estos suelos es, en general, bajo y, por ende, con una eficiencia reducida al aplicar fertilizantes solubles en agua (especialmente los fertilizantes fosforados).

Bajo estas condiciones, el suministro de nutrientes (ej. P, K, S, Ca, Mg, Na) puede ser deficiente y desbalanceado en estos suelos, incidiendo de forma negativa en el potencial productivo de cultivos y praderas, independiente del área geográfica. Por ello, es tan importante incluir dentro de la planificación predial, una fertilización balanceada, que incluya fertilizantes orgánicos e inorgánicos y enmiendas para corregir las deficiencias de nutrientes esenciales del suelo.

¿Por qué se genera la pérdida de fertilidad del suelo?

La disminución del nivel de fertilidad del suelo se debe a:

i) deficiencias y/o desbalances de nutrientes esenciales generados por la extracción de cultivos y praderas,

ii) disminución de la eficiencia en el uso de los nutrientes esenciales influida en parte por la fijación y retrogradación irreversible por algunos minerales del suelo y,

iii) pérdidas de nutrientes esenciales que ocurren en forma natural o inducida en los suelos.

Por lo tanto, es clave que el productor y su asesor técnico, diagnostiquen el suministro de nutrientes esenciales del suelo con el fin de establecer las mejores estrategias para alcanzar concentraciones adecuadas y balanceadas, logrando las condiciones óptimas para el crecimiento y mejoramiento de rendimientos de cultivos y/o praderas.

El diagnóstico de la fertilidad del suelo es un proceso en el cual se evalúa la cantidad de nutrientes esenciales disponibles para la nutrición de cultivos y praderas; permitiendo estimar la cantidad de fertilizante inorgánico u orgánico necesario aplicar para una adecuada nutrición y producción de cultivos y praderas.

El diagnóstico

Por ello, el diagnóstico de la fertilidad del suelo es una herramienta que contribuye a: determinar las necesidades de específicas de fertilizantes o enmiendas; generar recomendaciones adecuadas y económicas en cuanto a tipos y cantidades necesarias a aplicar; controlar la sobre fertilización (exceso de nutrientes) y minimizar las pérdidas al medio ambiente, al disminuir la contaminación de los recursos naturales (suelo, agua, aire y biodiversidad).

Cuadro 1. Parámetros químicos en suelos de las Regiones de Los Ríos y Los Lagos, Chile (0-20 cm).

fertilidad del suelo

Métodos de diagnóstico de la fertilidad del suelo

Las herramientas que ayudan a los productores y asesores a diagnosticar la fertilidad del suelo son: síntomas visuales de déficit de nutrientes esenciales; análisis foliar y análisis de suelo.

1) Síntomas visuales de deficiencia de nutrientes esenciales:

Los síntomas visuales de deficiencia de nutrientes esenciales (Figura 2) son una herramienta de diagnóstico del estado nutricional de las especies de cultivo y/o praderas y; ayudan a determinar las necesidades de aporte de nutriente esenciales.

Sin embargo, se debe considerar que un síntoma visual individual no es suficiente para realizar un diagnóstico definitivo del estado nutricional de una especie vegetal; debido a que muchos de los síntomas de deficiencia (como clorosis, quemaduras y necrosis) también pueden asociarse con más de una deficiencia nutricional y/o con otros estados de estrés.

Información útil y rápida

Aun así, su detección es útil en el marco general de un diagnóstico del estado de los nutrientes. Las principales ventajas de los síntomas de diagnóstico visual es que se obtiene información útil en forma fácil y rápida proporcionando una indicación inmediata del posible estado de los nutrientes.

En cambio, la principal desventaja de ellos; es que los síntomas visuales no se desarrollan (deficiencia oculta) hasta que generan importantes efectos detrimentales en el crecimiento; desarrollo y producción de las especies de cultivo y/o praderas.

Un productor o asesor experimentado puede aprender a usar este método visual en forma rápida; sin embargo, deberá conocer otras deficiencias de nutrientes que se describen en la Figura 2; así como tener conocimiento práctico para reconocer los síntomas de estrés vegetal en condiciones de campo.

Además; cuando aparece una deficiencia o anomalía nutricional detectada visualmente; el problema ya es importante y ha comprometido el rendimiento potencial del cultivo.

2) Análisis foliar:

El análisis de tejidos vegetales determina, bajo condiciones de laboratorio, la concentración de nutrientes totales de la especie vegetal durante la temporada de crecimiento. Se utiliza para diagnosticar deficiencias invisibles (monitoreo del estado nutricional del cultivo o pradera); confirmar síntomas visuales de déficit y detectar niveles tóxicos de nutrientes.

En general, es también una herramienta de diagnóstico para corregir futuros problemas de déficit de nutrientes. Por ejemplo, si se realiza el análisis foliar en plantas jóvenes; permitirá corregir deficiencias de nutrientes a través de la aplicación de fertilizantes en la misma temporada.

El método de muestreo es fundamental para obtener correctos resultados de análisis; base para la formulación de recomendaciones de fertilización o enmiendas. La planta debe estar en una etapa específica de crecimiento y se debe seleccionar un tejido específico (Cuadro 2).

Valor crítico

Posteriormente, con los resultados del análisis foliar se procede a comparar las concentraciones mínimas conocidas (valor crítico) para ese cultivo o pradera o rangos de suficiencia (Cuadro 3) y se determinan las deficiencias o excesos de nutrientes.

El valor inferior del rango de suficiencia indica el nivel crítico por debajo del cual se deben aplicar dosis adecuadas de fertilizantes o enmiendas; en cambio, el valor superior indica el nivel por sobre el cual se establece la toxicidad.

Sin embargo; los resultados del análisis foliar no se pueden utilizar como único determinante para generar para generar recomendaciones de aporte de nutrientes; ya que siempre se debe considerar la principal fuente de nutrientes que es el suelo.

El análisis de suelo complementa el análisis foliar; ya que cumple un rol fundamental para determinar las necesidades de nutrientes esenciales de cultivos y praderas.

3) Análisis de suelo:

Los análisis de suelo son herramientas para determinar el rango de disponibilidad de cada nutriente esencial previo a la siembra o inicio de la temporada de crecimiento para la absorción de nutrientes esenciales en cultivos y praderas.

Sin embargo, los resultados de un análisis de suelo están altamente determinados por la representatividad de la muestra de suelo colectada. Por ello; es extremadamente importante proporcionar, al laboratorio una muestra de suelo representativa permitiéndoles realizar un análisis confiable.

El INIA, sugiere colectar por cada unidad de muestreo (potrero) una muestra compuesta (20-30 submuestras por unidad de muestreo) en un patrón en zigzag a la profundidad estándar según cultivo o pradera, mezclar bien y enviar una submuestra al mismo u otro laboratorio acreditado con el fin de garantizar la coherencia de los métodos de análisis de suelos.

Variabilidad espacial

Debido a que los suelos de las Regiones de Los Ríos y Los Lagos presentan una marcada variabilidad espacial; topográfica y fisiográfica se recomienda que cada unidad de muestreo no sea mayor de 20 hectáreas para asegurar una adecuada representatividad.

Las pautas para interpretar las categorías de disponibilidad de los nutrientes esenciales (Cuadro 4) en el análisis de suelo, según el laboratorio de suelos de INIA; son las siguientes: categoría deficiente (rojo) significa que existe alta respuesta a la fertilización o enmienda de corrección; categoría media (amarillo) indica que existe respuesta probable a la fertilización o enmienda de corrección y categoría alta (verde) indica que no existe respuesta a la fertilización o enmienda de corrección.

Su correcta interpretación, ayuda tanto a productores como asesores técnicos a identificar con precisión los problemas nutricionales del suelo (deficiencia; antagonismo o toxicidad de nutrientes para cultivos y praderas) antes de que ocasionen problemas y a generar recomendaciones para la corrección/ mantenimiento de nutrientes a través de una estrategia de fertilización balanceada; según los requerimientos del ciclo vegetativo.

Acidez del suelo

Para ello, es importante considerar la neutralización de la acidez del suelo (aplicación de enmiendas calcáreas), aplicación de: fertilización de corrección; fertilización de producción y fertilización de mantención.

Finalmente, se debe tener presente que el uso eficiente y responsable de los fertilizantes reduce los costos de producción y los riesgos de pérdidas de nutrientes al aire (volatilización del amoniaco); al perfil del suelo (lixiviación o percolación de N) y/o cursos de agua superficial (escorrentía de N y P).

El contenido de este artículo fue elaborado por : Erika Vistoso Gacitúa y Josué Martínez-Lagos / INIA Remehue, para www.inia.cl.

Fuente: www.inia.cl

 

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