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Cuestiones clave para reducir las pérdidas y el desperdicio de alimentos
Revisar periódicamente los alimentos de la despensa, frigorífico y congelador. Seguir el sistema FIFO para los perecederos (“Primero en entrar, primero en salir”) y el sistema LIFO para los no perecederos (“Último en entrar, primero en salir”).

Planificar el menú semanal.
Llevar la lista de la compra a la tienda.
Acudir a la tienda con mayor frecuencia y disminuir el volumen de compra.

En la tienda, no descartar productos en buenas condiciones por ser más “imperfectos” (color, calibre, tamaño, envase defectuoso…). Además, ser conscientes de que pedir que las estanterías estén siempre llenas puede dar lugar a que se tengan que tirar más alimentos, especialmente los frescos y perecederos.
Apostar por los productos de proximidad y de temporada y por los canales cortos de comercialización (compra directa al productor o con menor número de intermediarios).

Los canales cortos de comercialización reducen el número de intermediarios entre la producción y el consumidor (la Estrategia considera un máximo de un intermediario). Al acortarse la cadena de distribución, se contribuye a reducir las pérdidas y el desperdicio de alimentos al ser necesaria una menor manipulación de los alimentos, por disminuir el tiempo que deben mantenerse en condiciones controladas y por conservarse durante más tiempo una vez llegan a los hogares. Se trata de un modelo de comercialización en alza que debe adaptarse a las necesidades y exigencias cambiantes de nuestra sociedad, contribuyendo a un consumo responsable y respetuoso con el medio ambiente.

Conservar adecuadamente los alimentos.
Leer la información de las etiquetas y aprender a interpretarlas si es necesario.
Recordar: la fecha de caducidad indica la fecha a partir de la cual no se puede consumir un alimento, mientras que a partir de la fecha de consumo preferente puede disminuir su calidad pero sigue siendo comestible.
Ajustar las raciones a la hora de cocinar y servir.
Aprovechar las sobras con recetas de cocina imaginativas.
En el restaurante, pedir un recipiente para llevar las sobras.

Aprovechar las nuevas tecnologías: existen muchas apps para dispositivos móviles que ayudan a controlar las existencias, hacer la lista de la compra o preparar recetas con los ingredientes disponibles.
Reciclar los alimentos que no se pueden aprovechar: generación de compost.
Trucos y consejos de conservación de los alimentos.

Aprender a usar bien los distintos envases y sistemas para almacenar los alimentos te ayudará a conservarlos mejor, manteniendo por más tiempo su frescura y reduciendo el riesgo de intoxicaciones alimentarias.

¡Qué no se te olvide fijarte en la información de los envases originales!

Tuppers y botes de cristal con tapa herméticos: ideales para el almacenamiento de alimentos en la despensa, así como para guardar en la nevera líquidos sobrantes o alimentos semisólidos.

Envases de frutas y verduras: están diseñados para mantener la frescura del producto durante más tiempo, por lo que no es recomendable abrirlos hasta que vayan a ser consumidos.

Envasado al vacío: la extracción de aire de los envases favorece que los alimentos se mantengan durante más tiempo sin alterar sus características. Puedes probar con carnes, hortalizas, embutidos…

Bolsas de plástico: muy útiles para conservar los alimentos, aprovechando al máximo el espacio. También son muy adecuadas para mantener frescas las frutas y verduras, como zanahorias, pimientos y manzanas, siendo especialmente cómodas si disponen de sistema de apertura y cierre.

Film transparente: protege de la humedad y los olores. Es apto para la congelación y algunos son también aptos para el microondas.

Papel de aluminio: se recomienda que sea resistente a la congelación, y que es menos probable que se desgarre. ¡Recuerda que no se debe introducir en el microondas!

Otros consejos de interés.
Cuando llegues a casa, coloca el pescado ya limpio, lavado y sin vísceras encima de un plato o fuente con un trapo ligeramente humedecido. De esta manera evitarás su posible alteración por contacto con el oxígeno, y su contaminación bacteriana con otros alimentos.

Ciertas frutas (manzanas, plátanos, melocotones, fresas…) y verduras, como los tomates, producen etileno, sustancia natural que acelera el proceso de maduración de numerosas verduras (espinacas, coles, brócoli, judías verdes…) y algunas frutas (como kiwi verde o sandía). Por tanto, se deben almacenar separados del resto de productos salvo que se quiera favorecer su maduración.

Congelar purés o compotas de frutas, por ejemplo de manzanas, en lugar de congelarlos en su estado original, te permitirá ahorrar espacio en tu congelador y guardarlos en las porciones adecuadas.

¡Todas las verduras se pueden congelar! En su mayor parte necesitan ser “blanquedas” antes: sumérgelas en agua hirviendo durante varios minutos y después pásalas por agua fría. Sécalas bien con un paño o papel absorbente y para terminar, guárdalas en una bolsa para congelados. ¡Además, no es necesario que las descongeles antes de cocinarlas!

¿Te animas a deshidratar las verduras? Los alimentos no perderán su sabor ni su valor nutricional. Para ello necesitarás un deshidratador o simplemente usar tu horno: seca las verduras muy lentamente entre 30 y 40°C después de haber sido blanqueadas. Esta opción te permitirá disfrutar de verduras de temporada durante todo el año si las guardas en frascos en un lugar seco, fresco y oscuro.

Las hierbas aromáticas y algunas verduras como la albahaca o el apio, se pueden mantener frescas por más tiempo si se cortan las puntas y se ponen en un vaso con un poco de agua en posición vertical.
Sigue una dieta nutritiva y saludable
Conoce y anímate a seguir la Dieta Mediterránea, Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, cuya base son los alimentos de origen vegetal, sin olvidar el consumo de agua y el ejercicio diario.

En la página web de la Fundación Dieta Mediterránea encontrarás una propuesta de menú semanal.

Consumo ocasional: Bollos, refrescos, aperitivos salados o chucherias.
Varias raciones por semana: Huevos, carnes, frutos secos, pescados blancos y azules, legumbres, embutidos.
A diario: Frutas, verduras, hortalizas, pan, y cereales, productos lácteos, aceite de oliva, arroz y pasta.
Bebe entre 1 y 2 litros de agua al día.
Practica algún deporte habitualmente.

Sensibilizar y concienciar a los hijos
Los niños toman como ejemplo a su familia y, por eso, es imprescindible que aprendan a valorar los alimentos que forman parte de su alimentación y las consecuencias que tiene sobre el medio ambiente que esos alimentos acaben en la basura.

Fuente: ecoinventos

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De nada sirve mantener un estándar alto de calidad una vez el producto es transportado a los comercios y grandes superficies, si durante el desarrollo de la planta o fruto, no se controla absolutamente nada los parámetros mínimos de seguridad alimentaria.

Cada año, existen centenares de sanciones relacionadas con la higiene rural en invernaderos y superficies al aire libre. Sin embargo, pocas de ellas prosperan porque mientras se procesa la sanción, el usuario realiza una limpieza a fondo para evitar la apertura de expediente.

Cuando hablamos de manipulador de alimentos, no sólo hay que referirse a aquellas personas que alteran un producto en post-cosecha, sino también a aquellas personas que intervienen en su producción desde la misma germinación de la semilla. Las medidas higiénico-sanitarias de las hortalizas y frutas no sólo hay que tomarlas cuando son transportadas a las cámaras frigoríficas o los grandes establecimientos.

manipulación de alimentos
Aunque tenemos que remitirnos al año 2011, aún sufrimos coletazos de lo que se denominó «crisis del pepino». Una alerta sanitaria europea causada por un brote de E. Coli que finalmente resultó ser falso. Ahora, muchas empresas españolas se están beneficiando de las indemnizaciones por las grandes pérdidas sufridas.

Sin embargo, hay tener mucha seriedad con la manipulación de los alimentos, ya que realmente sí se detectó algunos focos E. Coli en pepinos pero no la cepa tan virulenta que causó las muertes, algo normal ya que el mayor porcentaje de cepas de esta bacteria no son dañinas para el hombre.

El origen se encontraba en unos brotes germinados en la propia Alemania (Baja Sajonia).

A partir de aquí, muchos coinciden que la imagen de la agricultura española y, concretamente, la intensiva de Almería, salió reforzada. A día de hoy, son muchos los análisis de trazabilidad que reciben estos alimentos antes de salir a su destino final y muchos de los agricultores están plenamente formados en materia de manipulación de alimentos.

Guía de higiene y trazabilidad en la agricultura
La producción agraria debe ser sometida continuamente a los estándares de calidad más alto. Es por eso que se invierte anualmente grandes cantidades de dinero en formación y en la publicación de guías de higiene y buenas prácticas.

Como hemos dicho, la manipulación de los alimentos empiezan desde la semilla (y si no que se lo digan a los germinados de Alemania con E. Coli). En este aspecto, existen cursos para obtener el carnet de manipulador de alimentos gratis, muchos de ellos subvencionados y promocionados.

Existe normativa de obligado cumplimiento, como el Reglamento (CE) Nº 852/2004 del Parlamento Europeo y del Consejo de 29 de abril de 2004, relativo a la higiene de los productos alimenticios, pero como se quiere facilitar la tarea, hay guías donde se puede consultar y realizar un check list de comprobación de la legislación.

Uno de los principales factores a evitar en la agricultura primaria y la manipulación de alimentos es la de evitar la propagación e inoculación de microorganismos potenciales para el ser humano y otros animales.

Por ello, los esfuerzos en la higiene y trazabilidad se centran en los siguientes aspectos:

Uso del agua agrícola
Condiciones higiénico-sanitarias de los trabajadores y manipuladores de frutas y verduras
Las condiciones sanitarias en las operaciones de carga, descarga, transporte y almacenamiento de estos productos.

Uso del agua agrícola
El agua es el principal foco de propagación de bacterias y microorganismos potencialmente dañinos. Sin agua no hay vida, por lo que la seguridad alimentaria debe centrarse en este aspecto.

¿Cuáles la procedencia del agua? ¿Qué tipo de riego empleo? ¿Cuáles son las características físicas del cultivo?

De obligatorio cumplimiento:

Conocer la procedencia del agua de riego y realizar análisis periódicos de su calidad así como de los sistemas de almacenamiento (balsas de riego) y distribución.

El agua de riego depurada implica el cumplimiento de normativas actualmente vigentes, así como conocer las restricciones de uso y los análisis pertinentes. Todo esto queda recogido en el Real Decreto 1620/2007, sobre la reutilización de aguas depuradas.
Recomendaciones:

Mantener los almacenamientos de agua o pozos tapados en la medida de lo posible, ya que la probabilidad de ser contaminados se reduce enormemente.

Analizar el agua mínimo cada 6 meses para detectar posibles microorganismos dañinos en ella.
Eliminar el agua por escorrentía si no se ha tratado previamente, ya que puede arrastrar todo tipo de bacterias potencialmente dañinas.
Evitar el contacto entre el estiércol u otro tipo de materia orgánica almacenado y el agua de riego.
agua de riego de depuración
Uso de productos fitosanitarios
Podemos pensar que el uso de productos fitosanitarios va de la mano con la buena gestión de los alimentos, al evitar la propagación de enfermedades de los cultivos. Sin embargo, el uso indiscriminado de estos productos aumenta la resistencia de muchos organismos y provoca una ruptura del circulo seguro de manipulación de alimentos.

La legislación vigente contempla una cantidad máxima de materias activas autorizadas y un número de LMR o residuos fijados en los frutos. En cada producción y cada campaña, es imprescindible conocer estas informaciones.

Condiciones higiénico-sanitarias de los trabajadores
Todos los trabajadores deben tener conocimientos mínimos de higiene y manipulación de alimentos, de ahí la importancia de la realización de cursillos y ponencias relacionadas con la temática. Igualmente, un manipulador de alimentos no podrá trabajar si no se garantiza un estado de salud mínimo.

Una enfermedad infecciosa puede suponer un riesgo para las personas futuras que se alimenten de los productos que ha manipulado.

El personal deberá lavarse las manos continuamente si la manipulación de los alimentos es alta, así como usar equipos de protección (guantes, botas, ropa adecuada) en las distintas tareas agrícolas.

Los guantes, bien usados, son una medida de protección y una buena táctica higiénico-sanitaria. Sin embargo, si no se cambian temporalmente o se limpian, pueden ser un foco de propagación de enfermedades.

Sanidad alimentaria en las operaciones de carga, descarga y manipulación de los alimentos
conservación y manipulación de alimentos.

La operación de carga y descarga de los productos ya recolectados, considerado esto como una actividad post-cosecha, es una operación de alto riesgo. En estas operaciones hay una clara manipulación de alimentos, y por tanto deben tomarse medidas cautelares para asegurar la máxima higiene posible.

Los vehículos, camiones, furgonetas y camionetas pueden ser una fuente de propagación de enfermedades, entre ellas E. Coli, ya que muchas veces permanece en la base charcos con líquidos de productos aplastados o mal conservados.

Estos residuos orgánicos deberán limpiarse al menos en cada transporte con agua y jabón a presión.

Rechazar frutas y hortalizas con podredumbres
Eliminar suciedad de tierra, barro o polvo de los frutos en la medida de lo posible
Utilizar cajas de campo o bandejas previamente limpias e higienizadas
Asegurar la cadena de frío una vez se conservan para su transporte.

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Los productos del mar son una rica fuente de nutrientes, pero en algunas ocasiones su consumo puede acarrearnos problemas. Te contamos cuándo no deberías comerlos.

El pescado es uno de los alimentos más saludables del planeta, según Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO). Su consumo proporciona una cantidad importante de proteínas de alta calidad, una amplia dosis de vitaminas (A y D) y minerales como fósforo, magnesio y selenio, entre otros. Es, además, una rica fuente de grasas omega 3, que contribuyen a evitar problemas cardiovasculares. Pero en algunas ocasiones su ingesta no es recomendable porque provoca alergias o problemas de salud. ¿Cuándo no se debe comer pescado? Estos son cuatro casos en los que tienes que evitarlo.

1. Alergia al pescado

Las alergias alimentarias son reacciones adversas a los alimentos que tienen en su origen un mecanismo inmunitario, de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS). El organismo internacional ha identificado más de 70 alimentos que las provocan. El pescado es uno de los de mayor incidencia.

🔺 Cómo se producen

Estas pueden producirse tanto por el consumo de pescados blancos (como el bacalao fresco, el cazón, la dorada o la merluza, entre otros) y azules (como la aguja, la anchoa, el boquerón, el atún o el bonito).

🔺 Síntomas

Los síntomas de la alergia al pescado suelen aparecer inmediatamente o durante la primera hora después de haber ingerido el alimento, explican los expertos de la Asociación Española de Personas con Alergia a Alimentos y Látex (Aepnaa):

Lo más frecuente es el picor de boca o faringe con o sin enrojecimiento o habones (urticaria), detallan los especialistas.

Pueden aparecer habones en la cara y en el cuerpo, hinchazón de labios, párpados u orejas (angioedema).
También puede manifestarse con vómitos o diarrea durante la primera hora después de la ingesta.
“La afectación respiratoria, como la rinitis o el asma, son menos frecuentes, pero son síntomas de alarma”, destacan los expertos de la Aepnaa. Los pacientes asmáticos tienen más riesgo de tener reacciones serias. La aparición de dificultad respiratoria, respiración entrecortada, tos repetitiva o seca, hinchazón de la lengua, garganta cerrada, ronquera, desvanecimiento, palidez, labios o piel azulados, pulso débil o agotamiento son síntomas que pueden conducir a anafilaxia.

🔺 Qué hacer

En estos casos, la solución radica en eliminar de la dieta los pescados, sus derivados y aquellos productos que puedan contener como ingrediente algún componente del mismo.

2. Intoxicación por histamina

La intoxicación por histamina es una forma de envenenamiento alimentario que a menudo se confunde con una alergia a estos alimentos porque produce síntomas parecidos (enrojecimiento de la cara y del cuerpo, náuseas, ardor en la boca o dolor de cabeza, entre otros), dicen los especialistas de la Academia Americana de Alergia, Asma e Inmunología (AAAAI).

👉 Síntomas
Por lo general, los síntomas de la toxicidad comienzan entre cinco y 30 minutos después de la ingesta, pero hay casos en los que los síntomas se demoran en aparecer hasta dos horas, explican los mismos expertos.

👉 Pescados tóxicos
La contaminación por histamina puede venir también de los vinos o embutidos, pero el pescado es el alimento que la provoca con mayor frecuencia. Y algunos tipos de pescado son más propensos a causar toxicidad de histamina: el atún, la caballa, la anchoa, el arenque, el pez azul, el pez limón y el pez aguja.

👉 Causas
Esta contaminación aparece como consecuencia de su conservación a temperaturas inadecuadas o por una manipulación poco higiénica. Por tanto, la presencia de grandes cantidades de histamina es un indicador de falta de frescura.

3. La anisakiasis o anisakidosis
La anisakiasis es una enfermedad causada por el parásito anisakis: un gusano de aproximadamente dos centímetros de largo, cuyas larvas viven en el músculo y en la cavidad abdominal de especies como la merluza, el bacalao, el atún, los cefalópodos (calamar, sepia y pulpo) y los crustáceos (cangrejos, langostas), entre otros. En España, hasta el 36 % del pescado tiene anisakis, en especial el que viene del Cantábrico (50 %) y siendo más raro en el Mediterráneo (tan solo un 6 %), según un análisis de la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) publicado en 2017.

🔺 Síntomas
Si el anisakis acaba llegando a tu estómago, es probable que, como síntomas, sufras gastroenteritis, dolor de estómago, vómitos, náuseas, diarrea o estreñimiento. En casos graves ocasiona obstrucción intestinal. No suele dar fiebre. También puede causar una alergia que empieza minutos o como mucho horas después de comer el pescado.

🔺 Cómo eliminarlo
La manera de eliminar el parásito y sus larvas es a través de la congelación (cuando se vaya a comer crudo o semicocinado) o mediante un cocinado profundo. Entre un 20 % y un 30 % de la población tiene anticuerpos del anisakis por haber estado en contacto con el parásito varias veces en la vida. Pero esto no significa ser alérgico.

Para ser alérgico hay que presentar sintomatología gastroalérgica, que aparece entre 24 y 48 horas después de comer pescado y produce urticaria y, a veces, hinchazón de labios o párpados.

4. Ácido úrico, cuidado con el pescado azul
La hiperuricemia o gota se produce cuando se acumula ácido úrico en la sangre. En ocasiones, el cuerpo produce demasiado, no se elimina de forma adecuada o se ingieren demasiados alimentos ricos en purinas. Las personas con este padecimiento deben limitar o evitar el consumo de alimentos como las carnes grasas, las vísceras, los mariscos y los pescados azules, dicen los especialistas de la Fundación Mapfre.

Mientras que para la mayoría de la población se aconseja una ingesta de pescado azul igual o superior a dos veces por semana, en caso de las personas que padezcan hiperuricemia se debe limitar su consumo, tomándolo como máximo una o dos veces por semana, explica la Fundación. En caso de ataque agudo de gota o niveles elevados de ácidos úrico se recomienda cambiar el pescado azul por el blanco, que tiene menos grasa y purinas.

‼ No excederse en el consumo de carne roja y pescado
En 2004, la revista The New England Journal of Medicine indicaba en un artículo que cada ración diaria adicional de carne roja podría incrementar un 21 % las posibilidades de padecer gota en varones. El estudio, recogido por el dietista-nutricionista Julio Basulto, también afirma que cada ración semanal de pescado podría incrementar el riesgo de gota en un 7 %.

Consumo de pescado

El mundo come más pescado que nunca. El consumo aumentó a una tasa anual promedio del 3,1 % entre 1961 y 2017, una tasa casi el doble del crecimiento anual de la población mundial (1,6 %) durante el mismo periodo, y más alta que la de todos los demás alimentos de proteína animal (carne, lácteos, leche), según el último análisis hecho por la FAO.

En términos per cápita, la ingesta de pescado ha pasado de los nueve kilogramos en 1961 a los 20,5 kilogramos en 2018. El mayor exportador es China (con una cuota de un 14 % del mercado), seguido de Noruega (con un 7 %) y Vietnam (con un 5 %). Alrededor del 88 % de los 179 millones de toneladas que se producen anualmente (captura y acuicultura) son destinadas al consumo humano. Se espera que en el futuro su ingesta siga en aumento. La FAO prevé que en 2030, la producción pesquera supere los 204 millones de toneladas.

En España, el consumo per cápita anual de pescado es de 23,07 kilogramos, según el último Informe del Consumo de Alimentación en España, publicado por el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación. Galicia, el País Vasco y Asturias son las comunidades autónomas que más lo comen. Galicia lidera el ránking con 29,63 kilos por persona y año, seguida del País Vasco (28,52 kilos) y Asturias (27,65 kilos).

Fuente: consumereroski.com

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Por:Laura Caorsi

En la lista de alimentos potencialmente peligrosos en estado natural hay algunos más famosos que otros. Del pescado ya se sabe que eliminar el anisakis requiere ciertas técnicas de cocción o de congelación. Del huevo también se conoce que hay que ser cuidadosos con su manipulación y conservación para minimizar los riesgos de sufrir una intoxicación alimentaria cuando no se han cocido. Así y todo, tanto el pescado como el huevo se pueden tomar crudos (mayonesa, sushi, ceviche o poké). Sin embargo, hay otros alimentos de consumo habitual que no se deben comer sin cocinar. A continuación se cuentan cuáles son y por qué hay que tener cuidado con ellos.

1. El pollo
El pollo es un alimento económico, saludable y muy fácil de preparar. Basta poner un par de filetes a la plancha o colocar un pollo entero en el horno para resolver una parte de la comida o de la cena. Sin embargo, cuando la carne está cruda puede causarnos problemas. El pollo crudo suele estar contaminado con Campylobacter, una de las tres bacterias que provocan más infecciones alimentarias.

Por este motivo, desde el Centro Nacional de Enfermedades Infecciosas Emergentes y Zoonóticas de Estados Unidos (NCEZID) aconsejan tomar algunas precauciones, como utilizar una tabla de cortar diferente para el pollo crudo, lavar bien los utensilios que se emplean para cortarlo o guardarlo y no colocar nunca otros alimentos en superficies donde haya habido antes pollo crudo.

¿Es seguro lavar el pollo?
alimentos que no se deben comer crudos
Imagen: Depositphotos

2. Los anacardos
Los acanardos, también llamados nueces de la India o castañas de cajú, son uno de frutos secos más apreciados: tienen un sabor exquisito y están entre los menos calóricos que hay en el mercado. Pero, a diferencia de otros frutos secos que se toman con frecuencia, como las avellanas, los pistachos o las nueces, nunca se comercializan crudos; tampoco con cáscara. La razón se halla en dos sustancias: el ácido anacárdico, que se encuentra en la cáscara y es muy irritante, y el urushiol, un aceite presente en el fruto crudo que provoca reacciones alérgicas.

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Imagen: Migle Seikyte

3. Las alubias rojas
Las legumbres son un alimento sano, completo, saciante y con un estupendo perfil nutricional. Con ellas se pueden preparar desde los guisos más tradicionales hasta otros más ligeros; también ensaladas y distintos tipos de patés. El humus, que se ha puesto tan de moda en estos años, es un buen ejemplo de esta versatilidad. Pero, por mucho que nos gusten las legumbres, hay que tener precaución, sobre todo con las alubias rojas. Esta variedad de legumbre -también llamada habichuela roja y frijol rojo- es muy rica en una lectina llamada fitohemaglutinina.

La fitohemaglutinina es una sustancia extremadamente tóxica para las personas; provoca náuseas extremas, vómitos, dolor abdominal y diarrea. Los expertos en seguridad alimentaria de la Universidad de Wageningen (Países Bajos) y la Fundación Food-Info señalan que estas alubias, cuando están crudas, contienen entre 20.000 y 70.000 unidades de hemaglutinación (hau), mientras que, cuando están por completo cocinadas, la cantidad de esta lectina desciende a menos de 400 hau. Por eso cocinar las alubias -y hacerlo bien- es tan importante. ¿Cómo resistirse a un buen plato de alubias? Sencillo: sabiendo que están crudas o poco cocinadas.

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4. Las patatas
La patata es uno de los alimentos con mayor presencia en las cocinas de nuestro país. Fritas, en tortilla, al horno, hervidas e incluso al microondas, constituyen un ingrediente muy versátil y apreciado por los comensales; también por el bolsillo de los cocineros. Las patatas siempre están buenas… a menos que estén crudas. ¿Por qué? Además de la textura o el sabor, las patatas crudas contienen un alcaloide, la solanina, que irrita las mucosas, genera problemas gastrointestinales y afecta al sistema nervioso. La patata cruda, así como las partes verdes no comestibles de los tomates y las berenjenas (que son de la misma familia), pueden provocar alucinaciones.

Alimentos cotidianos que matan, ¿cuánto hay de cierto?
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Imagen: Shaiith79

5. Las almendras (amargas) y otras semillas conocidas
Las almendras que hay en el mercado son dulces. Se obtienen de un árbol llamado Prunus Dulcis y se comercializan de maneras distintas: fritas, horneadas, crudas al natural, molidas, en láminas… Son el ingrediente estrella de muchos platos tradicionales ya que aporta muchos beneficios.

Pero existe otra variedad: las almendras amargas, que proceden del Prunus Amara. Las almendras amargas, en crudo, contienen amigdalina, una sustancia que, en contacto con el agua (o con la saliva), produce ácido cianhídrico, que podría provocar una letal intoxicación cianhídrica.

Pero estas almendras no son las únicas semillas que no se deben ingerir. Como advierten desde Agencia para Sustancias Tóxicas y el Registro de Enfermedades de Estados Unidos (ATSDR), el hueso y las semillas de los albaricoques, las manzanas y los melocotones pueden contener cantidades sustanciales de compuestos que liberan cianuro. La recomendación es evidente: «Las personas deben evitar comer el hueso y semillas de estas frutas para así evitar envenenamientos accidentales por cianuro».

La nuez moscada: ¡cuidado con la cantidad!
La nuez moscada es un ingrediente que se utiliza a menudo para realzar el sabor de algunos platos. Su gusto es muy característico y tiene mucha presencia. Por eso se emplea rallada y en pizcas. Por eso… y porque la nuez moscada, en altas dosis, es tóxica.

A diferencia de los otros alimentos de la lista, la nuez moscada se puede comer cruda. Sin embargo, esta baya es un buen ejemplo de lo que decía Paracelso: el veneno está en la dosis. La nuez moscada contiene sustancias alucinógenas. Por ello, la Federación Española de Nutrición (FEN) advierte que “se puede considerar potencialmente tóxico su consumo en grandes cantidades”. Con más de 10 gramos se pueden sufrir alucinaciones, taquicardia y la llamada “psicosis de la nuez moscada”.

Fuente: consumereroski.com

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