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El pH y los cultivos

Las plantas extraen nutrientes, absorbiendo la fracción de éstos que está disuelta en la solución del suelo. Esta fracción de nutrientes disueltos se encuentra en equilibrio con su fracción sólida, que corresponde a cristales precipitados. Los procesos de disolución y precipitación de los nutrientes son mediados por diversos factores, entre los cuales está el pH.

Es por esto que el pH del suelo afecta en la disponibilidad de nutrientes. Como norma general, si el pH de la solución se encuentra entre 6.0 y 7.5 habrá un buen equilibrio de nutrientes disueltos y precipitados y estos no limitarán el crecimiento de las plantas. Por otra parte, un pH más ácido (menor a 6.0) dificultará la absorción de macronutrientes y un pH más alcalino (mayor a 7.5) dificultará la absorción de micronutrientes.

Rangos de pH para la Región Metropolitana

El Laboratorio de Suelos y Nutrición Vegetal de INIA La Platina realiza muestreos de suelo a nivel regional para determinar varios parámetros de fertilidad. El pH es uno de estos parámetros. Los muestreos han permitido determinar valores esperados de pH para algunas comunas de la Región.

En el Cuadro 1 presentamos los rangos de pH agregados por comuna de las muestras que se midieron durante la temporada 2021-2022. Las Figuras 1 y 2 presentan la distribución de datos de pH con muestras tomadas en 2016.

El Cuadro 1 muestra que los valores de pH se encuentran frecuentemente sobre 7.5, por lo tanto, para lograr una disponibilidad balanceada de nutrientes en la solución del suelo, es importante incluir manejos que acidifiquen el suelo, al menos el entorno de las raíces.

Una alternativa es acidificar el entorno de las raíces mediante el uso y localización de fertilizantes.

Cuadro 1. Valores de pH medidos en seis comunas de la Región Metropolitana durante la temporada 2021-2022.

rangos de pH

El pH y los fertilizantes

 

Los fertilizantes reaccionan en el suelo y generan una reacción ácida, alcalina o neutra. El efecto es local y ocurre cerca del gránulo de fertilizante. Sin embargo, si fertilizamos con el mismo tipo de fertilizante durante varias temporadas se genera un efecto visible en el pH que reportan los análisis de suelo. Es decir, a largo plazo, el efecto acidificante del pH se manifiesta generalizadamente en el predio.

En la Región Metropolitana, este efecto a largo plazo no será muy notorio. Los suelos de la Región, especialmente en la sección regada por el Maipo, tienen contenidos libres de carbonatos que actuarán como una reserva alcalina evitando el efecto acidificante de los fertilizantes.

A pesar de ello, utilizar fuentes fertilizantes de reacción ácida ayudará a mantener un pH más bajo en el entorno de la raíz; sobre todo si ubicamos el fertilizante en bandas o hileras cerca del cultivo.

Fertilizantes de reacción ácida

Los fertilizantes indicados a continuación son de reacción ácida y su uso apoyará de mejor forma el desarrollo de los cultivos de la Región Metropolitana.

– a) Nitrato de amonio

– b) Sulfato de amonio

– c) Fosfato monoamónico

– d) Fosfato diamónico

– e) Azufre elemental

– f) Tiosulfato de amonio

Figura 1. Muestreo histórico (año 2016) que da cuenta de la distribución de pH a nivel regional.rangos de pH

Figura 2. Krigin ordinario de los puntos marcados en la Figura 1, delimitando zonas de pH homogéneo.

Sobre el Laboratorio de Suelos

 

Desde el año 1964 INIA La Platina ha puesto a disposición de los agricultores un laboratorio de suelos para diagnóstico nutricional. En él se realizan análisis foliares y de suelos para determinar nutrientes y fertilidad.

El laboratorio presta servicios en convenios públicos y privados y además realiza transferencia y extensión a grupos de agricultores que buscan orientar planes de manejo de fertilizantes o nutrición.

Con los agricultores, además, el laboratorio realiza un trabajo en conjunto para la toma de muestras y presenta resultados en charlas de extensión para traducir los resultados obtenidos en laboratorio a prácticas sostenibles de campo.

Fuente: Fabio Corradini S., Paulo Godoy C. | INIA La Platina, para www.inia.cl

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La humedad del suelo es un concepto esencial ya sea en cultivos intensivos, extensivos, huertos ecológicos, las plantas de una casa y todo aquello que tenga que ver con desarrollo vegetal. Todos nos imaginamos qué es, aunque hoy vamos a profundizar algo más. Nos metemos en el suelo para ver cómo se comporta el agua en su interior.

Sabemos que en el suelo hay agua pero, ¿cómo se comporta?
Partimos de la ley fundamental de toda vida en el planeta cuya necesidad de agua es incondicional. Estamos ligados a ella de una forma u otra y las plantas no son una excepción. Podríamos pensar en los cactus pero necesitan agua como cualquier otra (en menos cantidad) sólo que estos la almacenan y apenas transpiran para que no escape. En el artículo publicado hace tiempo por Eduardo, nos contaba al detalle cómo influye el agua en el crecimiento de las plantas y cómo se debe regar.

Una vez comentada la importancia, el medio habitual de absorción de agua por parte del reino vegetal, es el suelo. El agua contenida en él. Esto nos lleva al término humedad del suelo. ¿Qué humedad del suelo debo tener para las plantas? Esta es una pregunta demasiado amplia y la respuesta como siempre es: depende. Depende de la especie, las condiciones, el tipo de suelo, su estructura, su composición, pero sobre todo de lo primero: de la especie. La planta es la que nos determina su tolerancia a mayor o menor cantidad de agua en el sustrato. Sus raíces son las que se pudren o no, dependiendo de qué planta hablemos.

Mencionando dos extremos: la raíz del cactus es muy poco tolerante a un exceso de humedad y se pudre enseguida. A más de uno le habrá pasado que ha regado un cactus más de la cuenta y finalmente ha muerto. Y por otro tenemos el nenúfar o plantas afines de pantano, que viven literalmente en el agua sin inmutarse. Su estructura vegetal está diseñada para no «ahogarse». Por tanto, el término humedad del suelo adecuada, es muy variable en el mundo vegetal.

¿Cómo definimos la humedad del suelo?
Es sencillo pensar que la humedad del suelo va a ser simplemente el agua que contenga el suelo, sin más. Tal afirmación es cierta, pero algo sesgada desde la visión agronómica. Hemos de definir en qué momento se mide la humedad del suelo. En un suelo muy arenoso, justo después de una lluvia, la humedad será alta, pero ¿cuánto dura eso? El agua se drenará igual de rápido que ha caído y dejará de ser disponible para las plantas en cuestión de horas o incluso minutos. Lo interesante es ver qué capacidad tiene es suelo para retener ese agua y que sea disponible para las plantas y además, que éstas últimas toleren el agua retenida. Esto lleva a pensar, cómo se queda el agua atrapada en el suelo, qué fenómenos tienen lugar.

¿Cómo se encuentra el agua en el suelo?
En primer lugar y lo más sencillo:

El agua libre: Es la fracción de agua que se encuentra alojada en los poros de mayor tamaño del suelo sin ninguna fuerza molecular que le impida moverse libremente (de ahí lo de libre). La fuerza de la gravedad es la que hace desplazarse este agua hacia capas más profundas del suelo relativamente rápido. El ejemplo más extremo es pensar en la arena de playa. Los huecos entre partículas arenosas, son muy grandes. El agua percolará rápidamente por efecto de la gravedad. Este agua se pierde rápidamente por el drenaje del suelo. La deducción directa es que este agua no estará disponible para las plantas.

humedad del suelo 1
Fuente: groasis.com
Fenómenos de capilaridad. Más de una vez hemos oído hablar de la tensión superficial del agua. Cuando vemos un Gerris lacustris (comúnmente llamado zapatero) caminar sobre el agua, estamos ante un fenómeno de tensión superficial. Es decir, la fuerza que ejerce el insecto sobre el agua, no supera a las fuerzas de unión de su tensión superficial. Esta misma tensión superficial existe en el agua del suelo y provoca movimientos por capilaridad en el suelo. Para esto, la estructura del suelo debe ser muy distinta a la de un suelo arenoso. Los poros o espacios entre partículas deben ser mucho más pequeños (microporos) que en un suelo arenoso (macroporos) y esto permite que las fuerzas de tensión superficial retengan ese agua. Desde el punto de vista nutricional, esta es la fracción de agua del suelo que nos interesa. La mayor parte del agua capilar es la que las plantas pueden absorber sin dificultad. Estas fuerzas de unión no son muy intensas y las raíces pueden vencerlas para absorber dicho agua.

humedad del suelo gerris lacustris
Zapatero. Guerris lacustris
Fuente: wikipedia.org
Por otro lado tenemos el agua que forma parte de la materia orgánica alojada en el suelo. Los compuestos orgánicos tienen agua en su constitución molecular, salvo que esta tampoco está disponible. Lo mismo ocurre con el agua adherida a las partículas del suelo. Su unión es tan fuerte que tampoco estará disponible. Estas dos fracciones de agua del suelo no tienen prácticamente importancia. Primero porque son fracciones muy pequeñas, y segundo, porque no están disponibles para la planta. Pero existen y hay que mencionarlas.

De aquí podemos deducir que de todas las formas de agua presentes en el suelo la que nos interesa es la capilar:

Contenido en humedad del suelo = Agua libre + agua capilar + agua molecular y adherida (higroscópica)

Teniendo en cuenta que las dos últimas fracciones son poco significativas y que el agua libre se drena relativamente rápido, podemos establecer que la capacidad de retención de agua de un suelo, corresponde en su mayor parte al agua capilar. Y de esta, una buena parte estará disponible para las plantas. Ya tenemos nuestra definición de humedad del suelo, desde el punto de vista de interés agronómico. Y de aquí, se deducen dos términos muy utilizados en el mundo agronómico que nos indican el intervalo para el cual la planta se encuentra con niveles adecuados de humedad o agua disponible. Este intervalo es el que nos determinará en gran medida, los intervalos y las frecuencias de riego.

Capacidad de campo: Es la cantidad máxima de agua que un suelo puede retener después del drenaje del agua libre. Si tenemos en cuenta lo descrito anteriormente, la fracción de agua correspondiente a la capacidad de campo será prácticamente equivalente al agua capilar.
Punto de marchitez: Es el momento en que no existe agua disponible para las plantas y éstas comienzan —como bien indica el término a definir— a marchitarse.
¿Y cómo medimos la humedad del suelo?
Este es un punto difícil. La cantidad varía mucho en el suelo. Como bien sabemos la homogeneidad de un suelo brilla por su ausencia casi siempre. Los métodos más exactos suelen ser métodos de laboratorio, cámaras de presión, gravimetría etc. que determinan los puntos de marchitez, capacidad de campo etc, de una muestra de suelo homogeneizada. Estos métodos nos dan los valores más exactos y de referencia, pero muchas veces necesitamos saber los valores aproximados casi en tiempo real, con el fin de actuar en consecuencia con nuestros cultivos.

humedad del suelo medidor
La medición «in situ» se realiza principalmente por tensiómetros o actualmente por métodos eléctricos. Los medidores de humedad actuales son capaces de determinar en segundos, los valores de capacidad de campo (Field capacity en inglés) y Punto de marchitez (Wilting point). Los ponemos en inglés porque la instrumentación suele venir en este idioma.

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